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En el ojo ajeno: Cómo saber si estás un pelín desfasado

Hoy toca reflexionar sobre el rollo generacional, pero no con los tópicos del Colacao o el Betamax. Esta es una reflexión más actual y sutil. Va de los que en realidad sí están al día, pero les delatan algunas cosillas… porque ya es una cuestión de decimales, no de números enteros.

Hazte a ti mismo esta especie de cuestionario. Se trata de saber si con todos tus esfuerzos por mantenerte al día teniendo twitter y eligiendo ropa, estás a la última o a la penúltima.

No reconoces a la mitad de los invitados de Pablo Motos en El Hormiguero.

No distingues las canciones de Lady Gaga y Rihana. Crees que los Black Eyed Pees están de moda.

¿El Primavera Sound, el Sonar y Benicassim no son lo mismo?

Te hacen gracia los anuncios de Renault.

No has visto Aguila Roja, ni Hispania.

Eres de los que dicen “No veo la televisión”  (el aparato) cuando en realidad se dice “no veo televisión” (el concepto).

Te coges el dobladillo de los pantalones.

No usas un agregador de contenidos.

Tienes Dropbox, pero no lo usas.

Veraneas 15 días.

Te gusta Mad Men y su ritmo lento.

Usas colonia.

Google + ya te pilla cansado.

Aún no eres de Pinterest, pero estás pensándolo.

Entras al trapo en el debate de las marcas blancas.

Hablas del fenómeno de las redes sociales.

Bebes Nestea.

Vas a la peluquería.

Lees los nombramientos en los periódicos.

La batería de tu móvil dura la jornada completa.

Lo de Punset y Mario Puig te tiene como hipnotizado cuando lo escuchas.

Tienes un blog abandonado.

Hace poco que sabes quienes son Chica de la Tele y Enrique Dans.

Después de lo de Megaupload no has encontrado nuevas referencias.

Ves el telediario.

Tienes iPad, pero el 1; y un ebook con 3 o 4 libros dentro.

Tienes unas New Balance o unas Le Coq Sportif.

Sigues con Spotify y te molesta estar preso en iTunes.

Sabes lo que es una Thermomix.

Prefieres la Mahou.

Diagnóstico:

Si, más o menos, te ves en esta foto, mi diagnostico como Dr. en costumbrismo casero es que estás un pelín lento. Empiezas a tener síntomas de acomodatitis y vas perdiendo ritmo. Pero apruebas de sobra. Tranquilo. No eres nativo, vas a rebufo, pero eso está muy bien. Sobrevives a tu ritmo, porque sabes diferenciar lo que te gusta de lo que te apetece. Tienes tendencia a pensar que ya que has aprendido a usar una cosa no vas a empezar otra. También eres tendente a marcas que vuelven solo porque las conociste en su momento, aunque entonces no las usaras.

No es un tema de edad, sino de adaptación al cambio. Vas bien, pero ten los oídos bien abiertos como hasta ahora. Cada vez cuesta más vivir en el cambio por el cambio. Y, sobre todo, no creas en verdades absolutas. La ultimísima-mísima-mísima  generación no sabe relativizar; todo le parece definitivo y temporal a la vez. Por eso se lo han gastado en la tele 3D.  Así que aprovecha eso. Algo bueno tiene el retardo y es que puedes escucharte a ti mismo.

Por Enrique Tellechea

Puedes seguir a Enrique Tellechea en @etellechea

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