Me siento excluido porque no sé diferenciar una ginebra afrutada de una seca. Y cuando el camarero me pregunta si quiero la tónica sin romper la burbuja o a modo de spray… en ocasiones tengo dudas. Sobre todo porque las 6 copas que me tomo al año son de vodka.
Pero a comer hamburguesas, amigo, pocos habrá que sepan más que yo. Presencié la apertura del primer McDonald´s en España. Estudié enfrente del mítico Alfredo´s barbacoa de Lagasca. En vidas pasadas he compartido mesa con el equipo de Ferrán Adriá haciendo ¡una cata de hamburguesas! ¿Cuántas catas de hamburguesas has hecho tú en tu vida? ¿Y cuántas con el equipo del Bullí? Un respeto…
Una vez demostrado que soy prácticamente un gurú burguer y el tonto de la hamburguesa, voy a avanzar en mi reflexión.
Desde hace un tiempo está ocurriendo algo parecido al fenómeno gin tonic con las hamburguesas. Como siempre Adriá con sus restaurantes Fast Good oficializó que se podía cobrar más de 8 euros por una hamburguesa. Y a partir de ahí la cosa ha ido a más. Ya todo el mundo ha oído hablar o probado las Hamburguesa Nostra, unas carnicerías donde venden… ¿30 tipos de hamburguesas? O el despegue de la cadena de restaurantes Peggy Sue de estética 50´s , o la mítica cadena La Creperíe, que ahora tiene las hamburguesas gourmet como reclamo más que sus crepes… y tantos ejemplos.
Es como una invasión silenciosa. Estas cosas llegan despacito y en voz baja. Es como si no las provocara nadie más que el propio mercado de forma espontánea….y es ahí a donde voy.
¿Todavía es posible que un mercado marque sus propias reglas? ¿Acaso hay algo que surge por generación espontánea?
Por pura suspicacia a mi me sale pensar que a lo mejor lo que hay detrás es un gran lobby a nivel mundial que mueve el mercado de las hamburguesas gourmet. Ya veo a un tipo de Dallas con sombrero y las botas sobre la mesa, a un alemán muy serio tomando notas y secretarios de Estado con gafas de sol para ocultarse. Todos sentados en torno a una gran mesa y un mapa mundial en un lujoso hotel de Suiza. Dirigiendo un plan de operaciones y seleccionando a un socio estratégico en cada país que controle desde arriba la distribución de carne de vacuno, diseñando una estrategia de marcas, denominaciones de origen y argumentos para construir artificialmente un mercado…
El peligroso no es el tipo de Dallas, sino el alemán serio, que es el que en realidad dirigió antes lo de los gin tonic con dos gerifaltes de la industria licorera, espirituosa… El JR de Dallas no es más que un hombre de paja… y pronto habrá otros de otras industrias.
Perdón, me estoy yendo… Decía que, o hay un tinglado montado detrás o es que aún hay entornos en los que el mercado se construye a sí mismo ajeno a la globalización y el imperio de las corporaciones. Quizás todavía son posibles movimientos de onda larga que se fraguan lentamente y que los radares de las grandes corporaciones no detectan porque vuelan bajo…
(Tomo prestado lo del Tonto del gin tonic de ABC de Sevilla).