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En el Ojo Ajeno: Julio Iglesias y el Barça

No tener mucha idea ni afición me permite construir teorías sobre fútbol con cierta alegría.

La ventaja del Barça es sencilla, ya tiene su marca hecha. De la marca institucional hemos bajado a la marca comercial Barça. En realidad es una casa de marcas, tipo Procter and Gamble o Unilever. Hay un Iniesta de mi vida que es el que lava más blanco, un Piqué con su Mango, un Messi que es la hormiga atómica, o un Pujol que es como una esponja Nanas. Y el caso es que entre todos han montado unos juegos reunidos que asustan.

Una vez asistí a un pequeño encuentro con Sandro Rosell (entonces, Dir de Marketing) y nos contó que, en realidad, el Barça es como un concierto de Julio Iglesias. Su voz no es la de un tenor pero canta bien; los arreglos no son los de Sinatra pero suenan bien; los músicos no son de la filarmónica pero tocan bien; las canciones no son obras maestras pero llegan…. Eso sí, cuando todo eso suena a la vez ¡es el la hostia!

Yo no vi el partido de ayer contra el Chelsea pero me cuentan que fue un autentico asedio. Claro, tienes delante al Barça. Tener delante a esa marca que es sinónimo de buen juego y éxitos hace que psicológicamente estés condicionado. El deporte va de eso porque lo practican personas.

En los primeros minutos se pierde la posesión por una cuestión psicológica. Parece que el balón tiene un imán. Y a partir de ahí se escribe el guión del partido. Recuerdo (vagamente, eso sí) cuando jugábamos partidillos. Si nos llegaba el mensaje de “estos tíos son muy buenos” ya salíamos perdiendo. Porque todo suma (o resta). Y tener delante al novio de Shakira no puede ni debe dejarte indiferente. Salvo que tú seas el novio de Irina, pero eso es otra historia.

En el deporte individual es una situación aun mucho más evidente. Me contaba un autentico gurú del tenis, David Serrahima, la importancia del momento de juego en el que está el tenista, la salud de su marca personal y cómo eso lo marca todo.

Cuando estás en horas altas tienes, al igual que el Barça, una ventaja psicológica sobre tu adversario. A él se le encoge el brazo de pensar que está frente a quien está. Pero precisamente tu fortaleza es tu principal debilidad. En cuanto no tienes eso, eres una presa apetecible. Si flaqueas, si tu marca personal parece vulnerable porque lo dicen los periódicos, porque has perdido tres partidos o porque tu lenguaje corporal no transmite poder, cualquier jovencito arrogante ve en ti la posibilidad de la gloria de ganar a un ídolo.

Cualquier producto va precedido de su influjo de la marca. Es viento a favor. Y ese influjo se construye, se gestiona, se monitoriza y se trabaja. Es algo así como empezar siempre con medio gol de ventaja. Porque si flaqueas estás dando oxigeno a los demás.

Por Enrique Tellechea

Puedes seguir a Enrique Tellechea en @etellechea

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