Vale, las marcas tipo Cuéntame están a tope. Con esa cosa venial y entrañable que nos toca el pasado y nos ponen en modo “¿te acuerdas?”.
Pero como estamos en el siglo XXI y tenemos la memoria histórica a flor de piel, esta mañana (medio en serio medio en broma) estaba yo rumiando algunas cuestiones sobre aquellas entrañables marcas. Y que me perdonen los clásicos…
Yo lo siento por los nuevos dueños, pero en el subconsciente colectivo los SUGUS serán siempre de Suchard.
No nos engañemos, el mercado nunca asimiló que EXIN hiciera castillos y proyectores de cine a la vez.
Nadie jugaba a todos los juegos reunidos GEYPER y los trucos magia BORRAS eran un poco bluf.
La marca sí, pero la GRANJA DE SAN FRANCISCO, no existe ¿no?
No todas las flautas son HORNER y lo de limpiar las babas era un poco asqueroso.
El bote de MOUSSEL no es cómodo, resbala.
La NOCILLA tiene bastantes más cosas que leche, cacao, avellanas y azúcar, pero el ‘jingle’ no lo soportaría.
Todo el que oye la palabra GIOR repite enfermizamente la frasecita… sí esa.
La VESPINO era de chica.
En México no había tomate ORLANDO, y no se dice ‘guate’, sino ‘cuate’.
Nunca estuvo bien resuelto lo de los carriles de los TCR, los coches se quedaban en medio.
La gomina PATRICO era como llevar un casco.
Y de momento no rumio más…
7 respuestas a «En el ojo ajeno: Y que me perdonen los clásicos…»
la historia de nuestras vidas está escrita en código de marcas. Son tan importantes en nuestros recuerdos como las fotos impresas en 10×15 que guardamos en nuestros albums, y en ocasiones son capaces de evocar muchos mas recuerdos que las propias fotos. Las tardes de mi infancia están llenas de Chicles Boomer y pipas churruca, estrambóticos proyectos arquitectónicos con fichas de TENTE habitados por clips de famobil, un joystick enchufado a un spectrum 128k y el chirrido de los videojuegos en cassette mientras se cargaban durante media hora… cualquier tiempo pasado fue mejor, si hay una marca que le de sentido.
No te lo vas a creer, pero mi hermano y yo salimos en un anuncio de televisión de chicles Boomer!!!
Si, y el pago a nuestro debut den televisión fué una caja de chicles… me rio yo de «macuclicuclin»!
… y el toro dijo al morir -«no quiero dejar este mundo sin probar PIPAS FACUNDO»-
¿quién supera eso?
Tengo un problema. Tengo una edad, no sé si la memoria de los que me rodean es frágil o sencillamente he vivido en una alucinación.
¿El helado Shangai existió? (de fresa con galleta por fuera)
¿La Viuda de Solano sigue haciendo caramelos de toffee?¿Alguien alguna vez probó el Calisay?
¿Alguien recuerda los Bucaneros de Bimbo? (no, no son los circulo rojo!)
Lo siento, la barbie siempre será super star, las muñecas de Famosa (sobre todo las barriguitas) y si no son micromachines no son los auténticos.
P.D. Enrique, se intuía tu infancia de juguete roto mascador de goma.
ya, pero… por qué perder «esa memoria histórica»? si éramos felices, si nos lo creíamos todos a pies juntillas y nos íbamos a la cama que hay que descansar con unglobodosglobostresglobos y comíamos chicle bang y nos creíamos lo mas?? Es parte del recuerdo, y yo prefiero no desmontarlo racionalizándolo, y qué si Nocilla te llenaba de caries??
Antes estábamos más expuestos, lo que salía en la tele era » la Verdad». Mi madre obedecía lo de «desayunar un rico Cola-cao cada mañana», darnos mucho chocolate por que tenía «un gran vaso de leche en cada tableta» y la leche no la tomábamos ni a tiros, ponerle » tulipán» a los bocadillos de chorizo de pamplona para que alimentaran …más!!. Sugiero hacer una plataforma : A.S.P.C.T.A.T ( Adultos con sobrepeso provocado por comernos todo lo que anunciaban en la tele).