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Erasmus: ¿más resaca que créditos?

Erasmus

¿Sigue siendo el Erasmus un programa académico o se ha convertido en un rito de paso juvenil europeo, más asociado a la fiesta, la independencia y el descubrimiento personal que al desarrollo académico? Cada año, más de 1,3 millones de estudiantes universitarios europeos hacen las maletas y se marchan de Erasmus. Oficialmente, lo hacen para estudiar. Extraoficialmente, lo hacen para vivir. Porque por mucho que el programa Erasmus naciera (en 1987) como un proyecto académico, hoy parece funcionar más como un rito de paso generacional. Algo así como un viaje iniciático que mezcla independencia, fiestas, amores efímeros, vuelos de bajo coste y alguna que otra clase universitaria.

En ese mapa europeo de la movilidad estudiantil, hay destinos que se repiten una y otra vez. Y las razones de su popularidad rara vez están relacionadas con el prestigio académico. Según el último informe del Servicio Español para la Internacionalización de la Educación (SEPIE), los países más elegidos por estudiantes universitarios españoles fueron Italia, Polonia, Francia, Alemania y Portugal.

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