Durante mucho tiempo la consigna ha sido: “La rutina es enemiga de la creatividad”. Muchas compañías, incluso, fomentan los cambios de equipos e incluso de espacio donde trabajan sus empleados para que su creatividad no quede encerrada entre los hábitos, los lugares, las personas y los horarios de siempre.
Un ejemplo de esta filosofía se encuentra en El Cuartel. Esta agencia de publicidad ubicada en Málaga cambia a sus empleados de sitio cada seis meses para que sus referencias visuales no sean siempre las mismas y la persona que tienen al lado tampoco se perpetúe hasta el fin de los tiempos.
Este ha sido el consejo de muchos coach y educadores. Sin embargo, puede que no todas las formas de rutina acaben convirtiéndose en un hacha para la creatividad. Las rutinas personales, incluso las manías de muchos individuos y, especialmente muchos artistas, facilitan su trabajo creativo.
El coach especializado en emprendedores, creativos y artistas Mark McGuinness defiende esta teoría en un artículo titulado ‘Cómo las rutinas mundanas producen magia creativa’.
“Esto suena así como que en tu rutina mañanera, te sientes en buena compañía”, dice el coach. En su artículo, asegura que, durante años trabajando como coach, ha escuchado la misma historia de cientos de creativos.
Una historia que se ha convertido en una de las grandes paradojas de la creatividad. Los trabajos de imaginación más extraordinarios son creados, a menudo, por gente trabajando en su predecible rutina diaria. McGuinness cita, incluso, un blog dedicado a los rituales de escritores, artistas y creativos.
“Repitiendo la misma rutina cada día, todos estos creadores están hipnotizándose, alterando deliberadamente su estado de consciencia con el fin de acceder a un estado mental más profundo que los permite trabajar su magia creativa. Los distintos elementos de su rutina se acaban asociando con su estado mental creativo, de forma que pueden volver a entrar en él simplemente repitiendo los mismos pasos de la rutina”, explica el coach.
El acceso a ese estado mental creativo se alcanza fácilmente siguiendo estos pasos, según McGuinness:
– Hacer algo único (o una serie de cosas) que solo asocias a tu trabajo creativo. No debes asociarlo con ninguna actividad distinta.
– Imprimiéndole intensidad emocional (el tipo de experiencia que experimentas cuando estás realmente inmerso en el trabajo creativo).
– Repetirla. Cuantas más veces sientas este desencadenante, más fuerte será la asociación entre esos rituales y el estado mental creativo.
Esto incluye asociaciones como el té o café que tomas cada mañana, la música que escuchas, el lugar donde trabajas, la ropa que usas, las libretas que empleas (McGuinness aconseja no mezclar una lista de tareas con un cuaderno para hacer borradores)…
“Y la próxima vez que estés en la cola esperando tu café de la mañana, junto a otras personas con actitud de encarar otro día rutinario, siéntete afortunado de que tu rutina diaria es un trampolín a la inspiración”, concluye McGuinness.
¿Cuáles son tus rutinas?
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Foto de Kodomut reproducida bajo lic CC
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