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Imprentas que donan material a escuelas sin recursos

Quien ha sido niño se acuerda del valor que podía llegar a cobrar un trozo de cartulina. Podía suponer una tarde entera de diversión. Unos cuantos utensilios de papelería mutaban en disfraces, dibujos, juegos. Los juguetes más caros y elaborados no han conseguido acabar con esa capacidad de los niños para convertir en oro el objeto más simple.

Las imprentas desechan kilos de material de papelería. Pliegos sobrantes, recortes, pruebas de impresión, cartones… Un excedente que, si se recicla, aporta un retorno económico mínimo a estas imprentas. Pero que se convierte en un verdadero tesoro cuando se pone en manos de los niños.

Escola Impremta es un proyecto que conecta imprentas con escuelas para coordinar la cesión de material de las primeras a las segundas. Las escuelas, que a menudo pasan dificultades debido a los recortes, agradecen sobremanera este material gratuito. Las imprentas reciclan al tiempo que colaboran en el desarrollo de las capacidades creativas de los niños.

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A pesar de que a priori parece un proyecto de RSC (Responsabilidad Social Corporativa) lleno de ventajas, su creador, Josep Amat, de la imprenta Vanguard Gràfic, encuentra grandes dificultades para que las imprentas se sumen a la iniciativa. «Llevo tres años intentando que me hagan caso», se lamenta. En su cruzada, también se dirige a las administraciones públicas para intentar que las imprentas que trabajen para ellas tengan la obligación de donar su material sobrante a escuelas.

De momento, su imprenta es la única que abastece de material para artes plásticas a más de 80 escuelas cercanas a Barcelona. No dan abasto, y a veces tienen que desplazarse una hora y media para hacérselo llegar. «Estamos colapsados. Lo bonito sería que fuera un proyecto de proximidad. Que hubiera sinergias entre imprentas y las escuelas que tienen cerca», expresa, recodando que cualquier imprenta tira a diario «auténticas barbaridades» de material.

Si las imprentas no se deciden a dar el paso es en gran parte por la incomodidad de tener que atender un asunto diferente de su actividad profesional, según Amat. «No quieren tener una persona que tenga que gestionar eso. Lo ven como un engorro. No ven realmente la dimensión social, y creo que esto es un problema muy instaurado: deberían tener ese tercer sentido de saberse incluidos dentro de una sociedad, un barrio, una comunidad», explica.

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El otro lado, el de los colegios, lo tiene bastante más claro. «Me he reunido con Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (AMPA), con directores de escuelas… Y todos coinciden en que ese material es muy necesario pero si tienen que recortar en algo, va a ser en eso. Es lo primero que desaparece». Los colegios intentan proteger otras partidas mucho más básicas como las dietas de comedor. Ante esa escasez, él comprende que el desarrollo de las habilidades creativas pase a un segundo plano. «Pero si nosotros podemos rellenar ese hueco con material, igual las escuelas pueden pagar parte de esas dietas comedor, por ejemplo».

Además de la cesión de material, Escola Impremta realiza talleres en los centros educativos para concienciar a los niños de la importancia de dar un segundo uso a los materiales.

Su tercera vía de acción consiste en proponer a las empresas que encargan grandes volúmenes a su imprenta que paguen un suplemento de 9,50€ para costear, en la misma tirada, la impresión de material para escuelas (por ejemplo, hojas de ejercicios o pentagramas de música). Las empresas se quedan realmente sorprendidas cuando comprenden que por un gasto tan pequeño, insignificante para ellos, pueden cubrir las necesidades de imprenta de una escuela durante todo un año. «Cuando se le explica así al cliente, es difícil que diga que no. Ahí sí estamos viendo un impacto real».

Escola Impremta es uno de esos proyectos tan necesarios y en apariencia sencillos que hacen que uno se sorprenda de que a nadie se le haya ocurrido antes. Optó al Premio Europeo de Prevención de Residuos. Exceptuando estos reparos de las imprentas, las personas que lo conocen suelen «subirse al carro» sin pensárselo demasiado. Así, las personas que han colaborado en la elaboración del vídeo promocional, de la web o del plan de marketing de Escola Impremta son profesionales de distintos sectores que se han unido al proyecto desinteresadamente.

Diego Rodríguez, alias “Arketipo”, es una de estas personas que se han sumado a Escola Impremta. Ha llevado la idea al País Vasco, y este no es el único proyecto de diseño social en el que anda metido.

Desde su asociación cultural «El TxokoGráfico» investiga la faceta más social de las artes gráficas. Busca «romper el halo elitista del diseño y hacer partícipes a niños, mayores y toda aquella gente a la que le es ajeno».

Varios detalles diferencian al TxokoGráfico de los tradicionales «txokos» vizcaínos (llamados simplemente «sociedades» en Guipúzcoa), donde la gente se reúne para disfrutar de gastronomía y conversación. En primer lugar, los txokos suelen ser exclusivos para socios y muchas veces tienen restringida la entrada a mujeres, algo que no tiene nada que ver con en TxokoGráfico. «No tenemos una visión elitista sino que buscamos devolver a la sociedad parte de lo recibido».

La asociación ni siquiera está dirigida sólo a diseñadores. «También nos interesan artesanos, desarrolladores y, sobre todo, gente con ganas de hacer cosas y cierta conciencia social».

Además de enamorarse de ideas como la de Escola Impremta, el TxokoGráfico, cuyas cabezas visibles son Diego y su compañero Javier González, tiene en marcha otros proyectos sociales relacionados con el diseño como «Restaurando Recuerdos», que consiste en juntar a un diseñador gráfico o retocador con una persona anciana para recuperar una fotografía deteriorada. «La verdad es que fue muy emotivo, lo hemos repetido un par de veces e intentaré que otra gente lo copie en otras provincias. Queríamos poner en contacto a dos generaciones. Que una viese la magia que se puede hacer con Phostoshop y que la otra se emocionase con una historia que se iba a perder». Rodríguez puntualiza que el proyecto es una adaptación de un vídeo de Becci Manson. «Nos gusta mucho romper mitos, y uno de ellos es que no hay que copiar». En la actualidad, se puede hacer algo parecido en muchos comercios, pero Rodríguez defiende que su objetivo era «juntar personas y compartir un recuerdo, que no fuese una acción masiva sino un acto íntimo».

En otra ocasión, participaron en un concurso de carteles de la Aste Nagusia juntando a una quincena de niños con sus padres y abuelos con la idea de que cada uno crease un elemento gráfico que les sugiriese Bilbao. El proceso de cocreación, que tuvo lugar en el espacio abierto Zorrozaurre, fue dirigido por un director de arte profesional y dio como resultado, en palabras de Rodríguez, «un modelo mucho más válido».

También organizan eventos de divulgación como PAPELyPIXEL o Photoshop Rockstars y lanzaron un máster clandestino con un formato innovador: los profesionales asistentes impartían una master class y recibían como pago el acceso a las master classes de los demás compañeros. «El resultado: unas catorce sesiones intensas, divertidas, concienzudas y siempre interesantes sobre psicología, UX, arquitectura, tipografía, percepción visual, fabricación digital o creatividad, entre otras».

Su objetivo final es «alejarse del ordenador, compartir con otras personas, divulgar la importancia del diseño y, sobre todo, mancharnos las manos; ya sea con serigrafía, letterpress, cerámica, offset o cualquier otra técnica que caiga en nuestras manos». Asegura que, si les tocase la lotería, montarían «un taller como el de Erik Spiekerman en vez de irnos al Caribe».

Diego Rodríguez tiene una gran vocación docente. Está implicado en varios proyectos de formación para diseñadores, tales como el foro de frontend y UX Kaixoworld. Y opina que «no hay nada mejor que la sonrisa de un niño o de una persona mayor. Los diseñadores y desarrolladores podemos hacer magia y estamos en la obligación de compartirlo».

Por Isabel Garzo

Isabel Garzo es periodista, escritora y asesora de comunicación. Es autora de las novelas, 'La habitación de Dafne' (Demipage, 2022), 'Los seres infrecuentes' (Editorial Pie de Página, 2016) y 'Las reglas del olvido' (Editorial LoQueNoExiste, 2013) y del libro de relatos 'Cuenta hasta diez' (Incógnita Editores, 2010).
@IsabelGarzo

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