Las cámaras de seguridad ya no tienen que estar en un lugar estático. Sus lentes pueden surcar los cielos y vigilar desde ángulos hasta ahora reservados para los pájaros, helicópteros y avionetas. Para hacerlo, lo único que se necesita es un dron plegable de apenas 5 kilos de peso que cabe en una maleta o mochila de tamaño medio.
El uso que se le dé dependerá, como siempre, del ser humano. Siemens ha enumerado numerosas aplicaciones para el Aeryon Scout, un vehículo aéreo no tripulado que la compañía ha modificado para fines de vigilancia y seguridad.
«Se puede utilizar para vigilar fronteras, personal VIP, en operaciones de búsqueda y rescate, supervisión de perímetros de seguridad en infraestructuras críticas, control de tráfico, transporte de medicinas», explicó esta mañana Óscar Cabral Sierra, representante de la compañía en una presentación del producto realizada en la feria Sicur.
El aparato tiene una autonomía de 25 minutos, es capaz de volar hasta 3 kilómetros de distancia y se maneja desde una tableta que puede dirigir un individuo o instalarse en un vehículo. Está diseñado para tolerar vientos de hasta 65 kilómetros por hora y ráfagas de 90 kilómetros por hora. Su precio está entre 60.000 y 150.000 euros, dependiendo del tipo de cámaras que se decida usar (los infrarrojos elevan mucho su coste). Las comunicaciones entre el aparato y la tableta están cifradas para «evitar hackeos», dijo Sierra.
Los malpensados distópicos en la sala no podemos evitar pensar en algunas aplicaciones siniestras que se le pueda dar a medida que la tecnología evoluciona, dignas de un relato de ciencia ficción. Cuando nos apetezca perdernos por la naturaleza, un malvado régimen podría utilizarlos para que nunca estés solo. Maridos celosos podrían operarlos para seguir a sus mujeres o utilizarlos con fines pervertidos. Ejércitos de drones podrían ser desplegados para impartir la ley desde el aire. Las posibilidades son enormes aunque por ahora su precio y su autonomía limiten su masificación.
Pero dejemos las divagaciones a un lado por el momento. La tecnología sigue su curso, los drones están cada vez más presentes en nuestra sociedad. Sea para realizar operaciones asesinas en Afganistán, explotar bromas en mítines políticos, vigilar la deforestación y caza ilegal en reservas naturales, promocionar los productos de Amazon y quizá algún día llevártelos a casa o como un aliado para los agricultores.
La clave estará en la programación. En el código que rija su funcionamiento y el uso que el individuo que lo maneja decida darle. Por el momento, si tienes 60.000 euros, ya puedes llevar un dron de vigilancia en tu mochila o buscar opciones algo más económicas con fines lúdicos como el Parrot AR Drone o los Drones lowcost de 3D Robotics.