Estela Torres Sanz se ha pateado las mayores convenciones de tatuaje del país cautivada por las posibilidades que ofrecen las agujas y la tinta sobre piel. Ante la falta de medios y un estudio para poder tatuar, la estudiante de Bellas Artes de Cuenca ha encontrado en las manos una válvula de escape temporal para satisfacer sus inquietudes. Su proyecto se llama Hand Skin, y consiste en esculturas pintadas con rotuladores inspirados en la estética tattoo.
«En los encuentros que visité vi a los mejores trabajar sobre muñecos y maniquíes para enseñar su trabajo. Las manos son la parte del cuerpo que más me gustan, así que empecé a trabajar sobre ellas», explica la artista, que expuso su proyecto en el Mulafest.
Torres Sanz aprovecha sus conocimientos de escultura adquiridos en la carrera para realizar las manos. La creadora utiliza el taller de su facultad para fabricar las piezas, que necesitan alrededor de 24 horas para fraguarse. «Hay dos modelos. Uno está modelado sobre mi mano y la otra tiene una estética zombi. Como primer paso realizo la forma madre del molde con silicona que es el negativo de una pieza. De ahí en adelante se rellenan con escayola cerámica que proporciona el tipo de tacto que yo quiero para ellas».
Posteriormente añade los dibujos con lápiz y rotulador. «Busco estética de tatuaje Old School y New Old School», añade.
Torres Sanz espera que algún día pueda llegar a ganarse la vida con el tatuaje. Por el momento se conforma con poder trazar esos sueños sobre piel inerte.
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