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Sobre la injusta estigmatización del chorizo

¡La lengua es maravillosa! Y no me refiero al sistema lingüístico, sino al órgano muscular situado en la cavidad de la boca que sirve entre otras cosas para degustar aquello que ingerimos.
¿A qué se debe esta categórica afirmación? A un simple chorizo. Algunos pensarán qué sencillo, otros qué vulgar, pero la verdad es que hace unos días tuve la oportunidad de probar un embutido incomparable. Mis papilas gustativas tuvieron el placer de conocer un sabor único. Doy gracias a un ser superior o a la evolución por tener un órgano capaz de semejantes maravillas. ¡Viva la lengua!
Sin embargo, existe otra lengua –la que hace referencia al sistema de comunicación– que a pesar de ser maravillosa me parece injusta. Por eso quiero aprovechar este artículo para quejarme. ¿Por qué? Porque puedo. Y es que cómo puede ser que distinguidos académicos de la Lengua hayan aceptado y aprobado —en algún momento de la historia reciente— que el término «chorizo» también haga referencia a «ratero, descuidero, ladronzuelo».
Esto es inaceptable. Una vergüenza. Y más en estos tiempos, en los que cada día se destapan nuevos casos de corrupción. La prensa, la televisión, la radio y los medios de comunicación en general hablan de chorizos a diario, pero no del embutido. El chorizo se esta comiendo al chorizo, ya que cada vez con más frecuencia usamos la palabra para referirnos a los ladrones / políticos.

¿Se merece el embutido al que llamamos chorizo semejante estigmatización? NO.
Porque, aunque no esté demostrado científicamente, cabe la posibilidad de que los chorizos tengan sentimientos. Si esto algún día se demostrase descubriríamos que nuestro querido embutido fue sometido a bullying por toda la sociedad. Por todo esto era más que necesario que alguien hiciera algo por el chorizo… ¡Y SE HA HECHO!
Sí, amigos, por fin alguien diferencia entre los chorizos malos y los buenos. Y es que en la última campaña de Mooverang, aplicación móvil de OCU para gestionar la economía personal, se nos presenta a un personaje único: El Chorizo Bueno. Un chorizo honrado, sabio, generoso que además de ser un sabroso embutido, también es un guardián de la economía a nivel nacional.
Una campaña ideada por la agencia BTOB que combate la corrupción, combate el despilfarro, pero sobre todo combate el estigma con el que cargaba el glorioso embutido.
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