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El libro del Ratón Pérez y otros juguetes que la familia real dejó al estallar la II República

Cuando los miembros de la familia real se vieron obligadas a hacer las maletas tras la proclamación de la II República, tuvieron que ser selectivos con su equipaje. Entre los enseres que dejaron no faltaban juguetes, entre ellos los que habían pertenecido al propio rey Alfonso XIII. Algunos de ellos fueron entregados al Ayuntamiento para que los donase a las familias más desfavorecidas. Pero otros permanecieron en palacio.

El Consejo de Administración del Patrimonio de la República se hizo cargo de esos juguetes y los incluyó en un inventario que se conserva a día de hoy en el Archivo General de Palacio. Más de ochenta años después, la Galería de las Colecciones Reales expone varios de ellos en Juguetes Reales, la pequeña exposición que puede visitarse en Madrid hasta el 5 de abril.

La muestra reúne 50 juguetes de los 375 que forman la colección. Objetos vinculados al ocio y al aprendizaje de los infantes entre mediados del siglo XIX y el primer tercio del XX, y que han sobrevivido al paso del tiempo, los cambios políticos y a varias generaciones que decidieron conservarlas y que permiten asomarse a la vida cotidiana de la monarquía desde un ángulo poco habitual. Como apunta la comisaria, Esther Lázaro, se trata de piezas cercanas que facilitan una lectura distinta del pasado, menos solemne y más doméstica.

Junto a las maquetas de aviones, casas de muñecas, autómatas o carruajes infantiles, la exposición recoge fotografías en las que se puede ver a los niños interactuar con algunos de estos juguetes. Las salas en las que lo hacían aún se conservan en la actualidad y se encuentran situadas en la entreplanta del Ala de San Gil del Palacio Real, comunicadas directamente con las habitaciones de los reyes, que ocupaban la planta principal.

Además de entretenimiento, muchos de estos objetos desempeñaban una labor educativa. A través de ellos, los niños de palacio aprendían geografía, ciencia y tecnología, pero también normas sociales, jerarquías e incluso las expectativas que se tenían depositadas en ellos. José Roca y Ruscalleda, autor de diversas publicaciones didácticas de finales del siglo XIX, diseñó algunos de estos juegos como el denominado Leer jugando. Al propio Roca y Ruscalleda se le atribuye, de hecho, una de las frases que recoge la muestra a modo de pregunta retórica: «¿No es el juego el estímulo que con más eficacia puede atraer a nuestros discipulitos?».

También forman parte de esta colección algunos libros tan célebres como Ratón Pérez: cuento infantil, que el padre Luis Coloma dedicó a Alfonso XIII.

De juegos de mesa también se conservan diversos ejemplos en esta colección. Es el caso del ajedrez, las damas, el mahjong o las diversas barajas, algunas verdaderas joyas artísticas como el Nouveau jeu artistique des ches d’ouevres de peinture, y varios juegos de azar, como el de la lotería, adaptado a una versión infantil.

Entre los ideados para utilizar en solitario, o «juegos de paciencia», estaban también los puzles, destacando especialmente el de madera de Napoleón y Josefina.

Juguetes Reales se podrá visitar del 16 de diciembre al 5 de abril de 2026 en la planta -3 de la Galería de las Colecciones Reales, junto a la exposición dedicada a Victoria Eugenia.

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