Las temperaturas, la terrible sequía y los incendios salvajes que hemos sufrido este verano han hecho que muchos se den cuenta de que el cambio climático ya no es algo que «quizá ocurrirá en un futuro» o que «afrontarán nuestros hijos». Se trata de algo real que soportaremos nosotros mismos. Nuestro planeta está enfermo y, según la ciencia, nosotros tenemos gran parte de la culpa.
Nuestras actividades, especialmente a partir de la revolución industrial, han provocado fenómenos actuales como la desertización, la deforestación, el calentamiento global o la subida del nivel del mar. Una serie de calamidades climáticas que, además, para nuestra desgracia, se retroalimentan las unas a las otras.
Somos nosotros los culpables del problema, pero también podemos ser los responsables de la solución. En nuestra mano está abrir los ojos, concienciarnos de lo que está ocurriendo y actuar en consecuencia. «Tenemos que llevar la atmósfera a la UCI para que deje de asfixiarse», afirma Joaquín Araújo, naturalista, escritor y comisario de la exposición de fotografía al aire libre Cambio Climático. Cómo evitar el colapso total, que se acaba de inaugurar en el Puente de Bizkaia, entre las localidades de Getxo y Portugalete.
«La solución pasa porque participen todos los países y todos los sectores», continúa Araújo, «pasa por mejorar nuestros conocimientos apoyándonos en la ciencia. También es necesario eliminar por completo la dependencia de los combustibles fósiles, moderar el consumo, mejorar el aislamiento de nuestros hogares, optar por la seguridad y la soberanía alimentarias, desmitificar la velocidad, viajar menos y convencernos de que el esfuerzo nos dignifica y solidariza con toda la humanidad, la naturaleza y nuestros descendientes».
[pullquote]Existen suficientes evidencias de que nada bueno nos espera si no reaccionamos de forma urgente, generalizada y ambiciosa[/pullquote]
En la exposición se podrán ver 60 impactantes fotografías en gran formato, tomadas por fotógrafos nacionales e internacionales. En ellas se muestran las claves del cambio climático y se abordan la evolución del clima y la fragilidad de los paisajes y de la vida en determinadas zonas del planeta, para concluir con algunas de las medidas que se están tomando para frenar el impacto de estos cambios. Cada una de las instantáneas va acompañada por textos de Araújo en los que reflexiona sobre la responsabilidad que cada uno de nosotros tiene en el cambio climático.
«Esta civilización —afirma el naturalista— lleva demasiado tiempo queriendo esconderse de un desastre que mana de ella misma y culmina en ella misma. Existen suficientes evidencias de que nada bueno nos espera si no reaccionamos de forma urgente, generalizada y ambiciosa. El mejor instrumento para enfrentarnos a la catástrofe es que sabemos perfectamente lo que debe hacerse. Existen incontables ejemplos de modelos de producción, construcción y transporte que se saldan con escasa y hasta nula contaminación del aire y el suelo. Sabemos potenciar los fijadores espontáneos de carbono. Podemos renaturalizar pueblos y, sobre todo, ciudades. Podemos acumular menos y reducir la velocidad».
La exposición, impulsada por la Fundación AXA y realizada por la editorial Lunwerg, podrá verse hasta el próximo 16 de octubre. Estas son algunas de sus imágenes.
La Tierra. Shutterstock
La atmósfera que cubre nuestro planeta es fundamental para nuestra vida pero, a la vez, muy frágil y minúscula desde el punto de vista planetario, ya que tanto el aire respirable como el clima que determina nuestras vidas solo llega a 5 kilómetros de altitud sobre el nivel del mar.
El océano. Javier Sánchez Martínez
Los océanos y sus relaciones con el aire son los responsables de hacer de la Tierra un lugar habitable y crear el clima. Son el origen de la vida y su buena salud determinará la de todos los seres vivos.
Nieve. Javier Sánchez Martínez
El clima se manifiesta todo el tiempo en nuestra vida, ya sea con los cielos despejados, en los que pasa casi totalmente desapercibido, como en grandes cataclismos, como huracanes o inundaciones en los que su presencia es inevitable y letal.
Foca de Weddell en la Antártida. Art Wolfe / Getty Images
Uno de los lugares en los que el cambio climático se ha hecho más visible es en las zonas polares, en las que en el pasado rara vez se sobrepasaban los cero grados, pero en las que hoy en día esto es cada vez más frecuente. Este cambio tendrá en el futuro consecuencias negativas en todo el resto del planeta, algunas que probablemente todavía desconocemos.
Isla en Maldivas. Fotoaerian/ Shutterstock
Si en algún sitio el aumento del nivel del mar influirá de manera decisiva y devastadora será en las islas tropicales. Muchas están en riesgo de desaparecer bajo las aguas, perdiéndose así algunas de las concentraciones de vida salvaje más grandes de todo el planeta.
Pingüinos sobre un iceberg en Argentina. David Merron / Getty Images
Aunque el cambio climático puede deberse a causas naturales como variaciones en la energía que se recibe del sol y erupciones volcánicas, está claro que la influencia del ser humano en este proceso a través de la emisión de CO2 y de la deforestación, ha sido decisiva en los últimos años.
Estamos ante una alteración dramática de las condiciones básicas del clima que ha dado lugar a una acelerada acumulación de efectos negativos para todos los seres vivientes.
El límite de la selva tropical. Richard Whitcombe / Shutterstock
Cada día, en el planeta perdemos de 10 a 20 millones de árboles debido a la tala incontrolada, los incendios o las epidemias vegetales. Las selvas tropicales están siendo especialmente arrasadas para plantar palma y caucho. Los árboles, sin embargo, son fundamentales para fijar el carbono y liberar oxígeno.
Gran duna en el Desierto de Namibia. Javier Sánchez Martínez
Una de las mayores amenazas climáticas a las que nos enfrentamos, especialmente en nuestro país, es a la desertización de grandes zonas del planeta. El aumento de las sequías contribuye todavía más a este problema.
Incendio en Australia. John Crux Photography / Getty Images
En los últimos años hemos asistido a incendios sin precedentes que han acabado con millones de hectáreas de arbolado en muchos países, especialmente en el nuestro. Los árboles son refrigeradores naturales del aire y su eliminación planta la semilla para que se produzcan en el futuro más desastres climáticos.
Una manada de ñúes cruza el río Mara en Tanzania. Ajay Kumar Singh / Shutterstock
Los cambios en las migraciones que los animales llevan haciendo de la misma forma desde hace milenios están vinculados con el calentamiento global y podría provocar que les resulte difícil adaptarse con rapidez a las condiciones a las que estaban acostumbrados.
Fuerteventura, Islas Canarias. Westend61 / Getty Images
Las Reservas de la Biosfera de la Unesco, como Menorca o Fuerteventura, son lugares donde no solo se conserva la flora y la fauna local, sino que sirven de laboratorios para probar modelos de desarrollo sostenibles que posteriormente pueden exportarse a otras zonas del mundo.
Calella de Palafrugell, Girona. Javier Sánchez Martínez
El calentamiento global podría acabar con uno de los climas más agradables del mundo para vivir, el mediterráneo, que podría tender hacia veranos más calurosos y más secos.