Categorías
Digital

FAKings y su factoría de porno tecnológica

Desde el inicio de los tiempos, el ser humano ha dirigido primordiales esfuerzos a que perdure la especie, a reproducirse y a dominar el planeta sobre otros seres coetáneos. Llegó un momento en el que el proceso se mejoró y el hackeo de la reproducción permitió que todos y todas pudiesen quedarse con las explosiones de placer eligiendo si eso conllevaría o no la creación de nuevos vástagos.

Llegaron otras excusas para algo que no tenía un exclusivo fin reproductivo. El sexo ha sido siempre motor de progreso y cuando llegó el porno se convirtió en el mayor vehículo de desarrollo tecnológico de finales del siglo XX. Por eso, los empresarios del porno se definen en ocasiones como emprendedores tecnológicos y no como mercaderes de carne y fluidos en streaming. «Somos empresas de tecnología orientadas al ocio adulto», reivindicó anoche A.C., fundador de FaKings, en #Appletreebytes. «De hecho, competimos por los programadores con las empresas tecnológicas y no es porno lo único que movemos por la red».

Si posicionas bien la palabra ‘porno’ en Google, tienes acceso automático a medio millón de personas

En el porno, como en la vida, se ha producido una huida de lo ficticio a lo real. En las redes sociales, por ejemplo, se ha pasado de los avatares, es decir, de mostrarnos como las personas que no éramos, a enseñar nuestras identidades reales. En el porno hemos pasado de buscar seres ideales estéticamente inalcanzables a encontrar a la persona que cualquiera podría ser. «Ya no buscamos actores y actrices perfectos, operados y tatuados. Buscamos a personas normales. La gente fantasea con la cajera del súper. Eso es lo que no teníamos antes», señaló el fundador de FaKings. Ese, de hecho, es el secreto de su empresa.

La historia de esa web comenzó, sin embargo, de la misma manera que otros centenares de negocios porno en internet: en habitaciones posadolescentes en domicilios familiares. Allí, A. C. se dio cuenta de que distribuir «gigas que contenía mi disco duro», dice, podía ser una salida muy rentable.

Así, en su habitación y con una inversión inicial de cero euros aprovechó lo que el porno por internet facilitaba a los usuarios. «Ya no tenías que ir al videoclub a pedir un DVD en el que salieran mujeres velludas y pasadas de peso». La misión consistía entonces en hacer llegar a esas personas esa clase de material. Se trataba de convertirse en un camello de vídeos X.

El final del siglo pasado y el nuevo milenio han visto cómo algunas tecnologías eran hijas del desarrollo impulsado por la industria de la carne. En el lado oscuro, inventos como los dialers o las suscripciones SMS; en la trinchera correcta, otras con un futuro más prístino como el vídeo en streaming o las plataformas de pago. «Gracias a nosotros, se consiguió la implantación del TPV en modo no seguro, es decir, que pudieras pagar sólo con el número de la tarjeta y mantener el anonimato».

Por lo tanto, si ahora ves un vídeo de Justin Bieber por streaming desde cualquier lugar del mundo o puedes pagar con Paypal una caja de clavos comprada en China es porque, en el pasado, alguien quiso pagar por un vídeo con el que masturbarse. «Bueno, Paypal no porque ahora nos está poniendo todo muy difícil cerrando las cuentas que huelan a porno», aclaró el fundador de FAKings.

El streaming mató a la estrella del porno pagado

La llegada de los tubers en los años 2006 y 2007 cambió todo el tapete de juego. Se pasó de un escenario en el que se pagaba por el contenido (y en el que «chavales de 18 o 19 años podían facturar 200.000 euros al año sin mucho esfuerzo») a un internet en el que los vídeos se veían gratis en plataformas de vídeo en streaming como Pornhub, Redtube, Youporn o XVideos. «Reventaron el mercado. Pasamos de un contenido fácil de encontrar, pero que tenías que buscar y descargar, a acceder a él gratis y sólo tecleando unas palabras», dijo el fundador de Fakings.

En ese momento, A.C. se dio cuenta de que su negocio tenía que virar a un modelo basado en publicidad por clics. Sin embargo, encontró otro problema: el clonado de contenidos. «Existen en la Red clones de Fakings que reproducen todo nuestro contenido. De hecho, hemos contado el delay que hay desde que publicamos un vídeo hasta que nos lo piratean y es de poco más de un minuto».

Esa circunstancia fue la patada en el culo que necesitaba Fakings para convertirse en una productora. A.C. y su equipo vieron que así podrían producir su contenido e introducir publicidad dentro de los mismos clips con marcas, por ejemplo, de preservativos o su propio portal de parejas, Parejas.net. «Así, si colgaban nuestros vídeos en otras webs, darían visibilidad también a esa publicidad. La piratería nos da un canal de distribución gigante y hemos levantado nuestra web de dating gracias a esa visibilidad».

La clonación de contenidos determinará el futuro de su modelo de negocio. A. C. afirma que el futuro viene repleto de contenido gratuito, de chats en directo y de reality shows. De hecho, su empresa ha desarrollado una especie de Gran Hermano X llamado Madlifes en el que han contabilizado picos continuados de 10.000 visitas simultáneas. La razón de esta estrategia es sencilla: «el contenido en directo es más difícil de piratear», indica.

Mobile is for porn

La tecnología móvil es el siguiente salto. A.C. explica que el 70% del tráfico que llega a Fakings es a través de móvil. La razón es fácil de imaginar. Uno puede llevarse la pantalla consigo hasta la rincón más escondido. Además, se ha conquistado una facilidad más a la hora de pagar: se puede hacer a través del mismo operador móvil.

El fundador del portal porno cree que la realidad virtual supondrá otro hito en cuanto al entretenimiento para adultos. «La RV (realidad virtual) proporciona experiencias muy cercanas a la realidad. De hecho, hay masturbadores que se pueden sincronizar con lo que hacen los actores en la película». Otro avance tecnológico que nunca se agradecerá lo suficiente.

A.C. sí ve un problema como consecuencia de la utilización de los dispositivos de realidad virtual. «Proporcionan menos intimidad que los móviles. Si llega tu pareja a casa y te ven enfrascado en la tarea, a ver qué excusa le pones».

Por David García

David García es periodista y dedica su tiempo a escribir cosas, contar cosas y pensar en cosas para todos los proyectos de Brands and Roses (empresa de contenidos que edita Yorokobu y mil proyectos más).

Es redactor jefe en la revista de interiorismo C-Top que Brands and Roses hace para Cosentino, escribe en Yorokobu, Ling, trabajó en un videoclub en los 90, que es una cosa que curte mucho, y suele echar de menos el mar en las tardes de invierno.

También contó cosas en Antes de que Sea Tarde (Cadena SER); enseñó a las familias la única fe verdadera que existe (la del rock) en su cosa llamada Top of the Class y otro tipo de cosas que, podríamos decir, le convierten en cosista.

3 respuestas a «FAKings y su factoría de porno tecnológica»

muy interesante pero yo creo que el porno y la realidad virtual no tendran tanto impacto como se piensa ya que a pesar de que debe de hacer mucha placentera la experiencia como lo dijo el mismo arnaldo la realidad es que carece de privacidad algo que es muy importante a la hora de consumir cualquier material xxx

Los comentarios están cerrados.

Salir de la versión móvil