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Fat of the Land, la conciencia a través de la sátira


Desde que Aristófanes pasara las soleadas tardes de Atenas desarrollando la sátira como método de expresión, han ocurrido unas cuantas guerras y unos cuantos deshielos. El género, cuando está perfilado con estilo, es una delicia para los rápidos de ideas y un martirio para los mediocres. La ONG Practical Action ha creado una campaña en la que abordan un tema crítico de una manera aún más crítica utilizando precisamente la ´satira como vehículo literario.
La caridad puede ser un recurso de emergencia, momentáneo, salvador en ocasiones puntuales y muy específicas. Pero no es algo que cambie nada más que las conciencias de aquellos que se cobijan en sus brazos para dormir tranquilos bajo el techo de sus hogares. Por eso, la ONG británica concibe sus planes de acción de manera integral, práctica y sostenible, proporcionando a las comunidades que lo necesiten infraestructuras, herramientas, y educación para que escriban su propio destino.

Para dar visibilidad a su labor encargaron a la agencia Quiet Storm, Fat of the Land, una campaña que reflejara que algunas donaciones pueden resultar inútiles si están mal planeadas y mal distribuidas. La buena voluntad es un motor para que el mundo dé la vuelta, pero no es requisito único y suficiente. El resultado es un spot tremendamente ácido que, a la vez,  recuerda la cantidad de recursos de que se dispone en la sociedad occidental. Practical Action explica el concepto de la campaña así: «Donar tu grasa es una idea interesante, pero no podría funcionar nunca. Las personas quieren ser independiente y capaces de ayudarse a sí mismas antes que apoyarse en los demás».
Por su parte, Neil Colyer, director creativo de la agencia que ha ideado el vídeo, explica su visión del asunto de una manera muy peculiar.

Por David García

David García es periodista y dedica su tiempo a escribir cosas, contar cosas y pensar en cosas para todos los proyectos de Brands and Roses (empresa de contenidos que edita Yorokobu y mil proyectos más).

Es redactor jefe en la revista de interiorismo C-Top que Brands and Roses hace para Cosentino, escribe en Yorokobu, Ling, trabajó en un videoclub en los 90, que es una cosa que curte mucho, y suele echar de menos el mar en las tardes de invierno.

También contó cosas en Antes de que Sea Tarde (Cadena SER); enseñó a las familias la única fe verdadera que existe (la del rock) en su cosa llamada Top of the Class y otro tipo de cosas que, podríamos decir, le convierten en cosista.

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