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¿Somos más fetichistas en verano?

Dicen que el verano es la mejor época para tener sexo; sin embargo, no todos piensan que también puede ser el mejor momento para dejar salir al fetichista que se lleva dentro.

Se entiende por fetichismo la excitación sexual que se produce por un objeto, escena o parte del cuerpo que no tiene una connotación sexual en sí misma. Desde un zapato de tacón a la obsesión por las manos de alguien.

En palabras de la sexóloga experta en fetichismo Arola Poch, «el fetichismo hacia partes del cuerpo no genitales o parcialismo es muy agradecido en verano, cuando esas partes del cuerpo, a las que generalmente no les damos una connotación demasiado sexual, salen a la luz». Por ejemplo, los pies, los hombros o el vientre, «que con las altas temperaturas se dejan más al aire y que hacen las delicias de algunos».

No se trata de que el fetiche salga a relucir durante estas fechas ya que, según la experta, «quien siente atracción por determinada parte del cuerpo la siente siempre», sino más bien de que «se pueda hacerse más patente en el momento en que se está más fácilmente en contacto, aunque solo sea visual, con el objeto de deseo».

La foto de tus pies en Instagram

Si hay una foto que casi todo el mundo cuelga en sus redes en verano es la de sus pies en la playa. Una imagen que para la mayoría solo es motivo de envidia o hastío, pero que para otros puede llegar a ser toda una delicia.

Venus O’Hara es modelo fetish, además de sexblogger experta en fetichismo a nivel internacional. Una de sus especialidades son los pies, que suele trabajar durante todo el año. «Una modelo de pies tiene tendencia a cuidarlos más, hacerse una pedicura semanal y hacerse fotos con poses más específicas que una persona que cuelga en sus redes una foto de sus pies, sin más».

Sin embargo, la clave está precisamente en la variedad. Porque las personas vírgenes en el tema aportan un material mucho más diverso para los fetichistas. «A lo mejor fotos con los dedos abiertos, la planta del pie arrugada por el agua o detalles como que se marquen las venas», que pueden ser especialmente llamativas para círculos concretos.

De hecho, O’Hara recuerda como anécdota la fotografía de una mujer en Instagram bajo el hashtag #veinsfeet, «que, sin pretenderlo, acabo teniendo un montón de comentarios de fetichistas en su foto».

#feetveins #veinsfeet #veins

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Asimismo, Arola Poch puntualiza que el objeto de deseo no solo está en los propios pies, ya que «las sandalias y las chanclas y otros calzados muy veraniegos son muy apreciados por los amantes de esta parte del cuerpo».

El cuerpo al descubierto

Venus O’Hara cree que el momento más erótico del año para un fetichista es la llegada del calor, «no tanto en agosto, sino más bien entre la primavera y el verano, cuando vuelven a aparecer los escotes y se muestra aquella piel que llevaba meses tapada», a la vista de miradas indiscretas.

Sin embargo, es más en la playa cuando, gracias a la ropa de baño, pueden lucirse fetiches más típicos del verano, como tatuajes que no pueden verse con la ropa puesta. «Igualmente son muy top las joyas corporales, que hacen de la ropa de baño algo mucho más erótico y por eso cada vez están más de moda».

Algo así como el equivalente al látex y al cuero en invierno, que en estas fechas queda reservado solo para aquellos que encuentran sexy un exceso de sudoración.

No olvida reseñar los vaqueros especialmente cortos «que dejan parte de las nalgas al descubierto, y que también son un objeto muy apreciado por los fetichistas», algo que, para su disgusto, no sucede con la ropa masculina.

Arola Poch, por su parte, resume otras ideas como «el fetichismo de ombligo y del vientre, lo que se conoce como bellyfetish, ya que es una parte del cuerpo a la que generalmente no le damos importancia en nuestra relación sexual y que para algunos es muy excitante».

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Destaca también el llamado wetlook basado en el fetiche de la ropa mojada pegada al cuerpo, «que obviamente es más fácil de llevar a cabo en verano».

También cabría reseñar, aunque no sea muy habitual, el fetiche por las cicatrices y lunares. En este sentido, Venus O’Hara explica que «hay gente que en verano se siente muy acomplejada por mostrar sus cicatrices, cuando hay personas que las encuentran especialmente atractivas, ya que al fin y al cabo son marcas que cuentan historias».

Por Silvia C. Carpallo

Soy periodista, sexóloga y escritora. Es decir, que hago casi de todo, menos el pino puente. Las letras son una pasión y la sexología, casi una obsesión. Llevo más de diez años colaborando en medios, en temas relacionados con la salud, el sexo y el bienestar. Pero en esta manía de escribir, también me dio por hacerme escritora de relatos, novelas y ensayos. Algunos de mis libros son El orgasmo de mi vida (Lectio), Decirte adiós con un te quiero (Versátil), Perdernos para encontrarnos (Novela ganadora del VI Premio Kiwi- RA) y Sexo para ser feliz (Libros Cúpula / Planeta). Aunque parecen dispares, algo les une: buscar la felicidad a través del buen sexo.

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