Le has dado. Lo que tú me quieras contar, pero has clicado aquí porque ponía fotos de tetas, y punto. Y además que es que sois todos: los chicos, las chicas, los gays, los heteros, los invertebrados y los seres del espacio. ¡Le habéis dado todos, coño! ¡Todos! Es que es la hostia, ya. Un respeto, leñe.
Efectivamente, esto es una regañina porque estáis un poco salidos, majos. Yo el primero. Y por supuesto que un día me toparé con el titular fotos de tetas bonitas en Google y no veré que es mi artículo y clicaré. Fijo. Pero eso no viene al caso. Hoy os estoy regañando yo y a callar todo el mundo.
Joe, es que no es enfadarme por enfadarme, de verdad, que os tengo aprecio. Y por supuesto que esto no es ningún secreto y que no le pilla de nuevas a nadie lo de que la gente sea de botón izquierdo fácil cuando se topan con el ‘morboseo’, pero alguien tiene que dar el puñetazo en la mesa, comprendedlo. Y conste que soy un tío liberado, tolerante y tan sucio como cualquiera, lo juro. Pero es que uno se frustra. Que aquí los periodistas, los blogueros, los publicistas y demás frikis del montón nos pasamos el día currando y tratando de desenterrar novedades para ‘el Respetable’, que sois vosotros, y es que vemos cómo nuestros trabajos -uno detrás de otro- se pierden en el agujero negro de internet sin pena ni gloria alguna. ¡Ahora!, pon una cochinada… ¡Hala! ‘Bestseller’ en Twitter.
La cosa es así: te montas un reportaje interesante, lo trabajas, investigas, te mueves, subes, bajas, corres, visitas, escribes, re-visitas, borras, reescribes, rellamas, te arrepientes de haber empezado, lo terminas, lo rompes, vuelves a empezar, las fotos no valen, comprueba este dato, ese párrafo arriba, un día monto un bar y me dejo de esta mierda, mete los links, una errata, ¿con subtítulo?, el puto WordPress ya me está quitando las negritas y las cursivas, relees, estas 78 líneas fuera, cambias, mierda las cursivas otra vez joder, sobra esa coma, tacha, sustituye, a ver ahora, y por supuesto la llamada del editor que dice que si le puedes “dar una vuelta”, que no lo acaba de ver. “Yes, sir”, total, prefiero hacer eso a comer o dormir o interactuar con otros entes vivos. Resultado: 5 visitas (cuatro son propias) y un comentario bajo la noticia de alguien que firma Anónimo y pone: “Hijo, tu padre y yo te hemos leído, y David el marido de tu hermana nos ha hecho el Facebook como nos mandaste pero no sabemos bien hacer lo que nos escribías que hiciéramos, ¿qué es like? Ya nos dirás. Un beso fuerte, corazón”.
Si es que nos obligáis. Nos estáis obligando. Que ya parece que si uno quiere que la gente pinche en un artículo que no lleve en el titular ni Messis ni Ronaldos tiene que poner el culo por delante. Y lo digo literalmente. Pongamos un ejemplo ficticio: si mañana un compañero de oficio, o yo mismo, hiciésemos un reportaje de… yo que sé, un genio loco e inédito que para estudiar al detalle la sembrada arquitectura de las culturas clásicas pasadas se ha tirado a diario los últimos 30 años de su vida sentándose por dentro de las fuentes históricas de todas las ciudades del mundo y las ha observado durante horas y días para crear después magistrales tesis impartidas en las mejores facultades de arte. ‘Asín’. Pues bien, visto lo visto, digamos que la diferencia entre que este virtuoso sea conocido o no sea conocido por la gran masa radica en que el artículo se titule: «El genio del arte que se bañaba en la Fontana de Trevi» (en cuyo caso acabaría siendo célebre entre una decena de despistados, tres o cuatro eruditos ociosos y veintena y media de hipsters de raza); o que por el contrario el autor prefiriese titular con algo así: «El culo más mojado del mundo» (decisión que supondría el colapso de las redes y el Efecto 2000).
La semana pasada este mismo medio, es más, este mismo periodista, habló con un montón de gente para tratar de sacar adelante el tema diario que se ha comprometido a escribir para el nuevo Yorokobu América (pínchanos en Facebook y Twitter, anda, haz algo útil). El caso, que todos y cada uno de esos textos me llevaron su trabajo excepto uno que se me hizo más fácil, pura documentación ‘internaútica’ y antiguas experiencias personales, sin entrevistas ni trasiegos de por medio. Esfuerzo relativo. Lo titulé: Hola: del apretón de manos al beso en la boca pasando por un meneo del pene ajeno. ¡Toma ya! ¡Pene!, ¡y encima ajeno! 24.481 visitas al canto en el momento de escribir estas líneas, mañana serán más. Esta misma casa, entre sus cuatro artículos más vistos de todos los tiempos –y son miles los publicados- tiene dos textos (cuya genialidad no discuto) que casualmente se titulan Sex in Japan: niñas lamiendo pomos de puertas y Los diez subgéneros más disparatados del porno en Internet. ¡Uy, qué sorpresa!… Que no engañáis a nadie, hombre. Que os gusta.
Es que no discernís, hijos, no discernís. Todo pulsáis en cuanto os suena a guarrerías. Que os da igual que os haya puesto de título fotos de tetas bonitas o que os hubiese puesto fotos de tetas feas como las que aparecen en esta página: Las tetas más horribles del planeta.
(Hale, venga. Vamos a esperar a que vengan todos los que han pinchado en el link de las tetas horrorosas que te envía directo de nuevo a este artículo. ¡Ah! Que estoy solo. Vale, os espero a todos entonces. ¿Ya, guapos? ¿Hemos vuelto a la lectura? Hay que joderse…)
Decía que no me extrañaría nada que un día todos los medios escritos digitales, necesitados de conseguir lectores voluntarios, acabasen dando la información más dura con encabezados al servicio de la tendencia. Que nos presentasen, por ejemplo, las comparativas de listas del paro en los países europeos diciendo: Rajoy la tiene más larga; o que supiéramos de un encontronazo diplomático entre Angela Merkel y Hillary Clinton bajo el rotulado de Choque de pechos pechados; ¿o, por qué no, que nos actualicen el conflicto en Oriente Medio con algo así como Obama a-polla el proceso de Paz? Todo sea por un clic.
Y con esto paro. Perdón por el desahogo pero es que había que decirlo. En mi nombre y en el de todos esos profesionales que se pasan la vida buscando temas para que luego no nos hagáis ni puto caso. Que hay que poneros tetas, culos, huevos, penes, polvos o pezones para que os haga gracia. Que paréis. Que paréis de la tontería de pinchar en las cochinadas y los que no os habéis leído ni una letra de esto, que paréis ya de subir y bajar con el scroll, leches, que no hay tetas bonitas ni hay nada, que era un truco. Así que eso, que espero que os haya quedado claro. Y por si me he pasado seré bueno con los que por lo menos me habéis aguantado este rato: aquí va un buen link para ver tetas perfectas.
No me lo puedo creer, le habéis dado otra vez. Depravados.