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Los muebles del futuro no parecen «futuristas»

Sancal ha lanzado su colección Futura haciendo más apología de las cosas que permanecen que de las que cambian.

Para diseñarla, la marca ha mirado al pasado. La colección se nutre, sobre todo, de referencias estéticas de los años 60, de lo que entonces se consideraba futurista, tan ligado a la cultura pop.

«La puesta en escena se inspira en la moda; en el trinomio Rabanne, Le Courege y Cardin; en el cine, en películas como 2001, una odisea en el espacio y en arquitectura de Niemeyer», explica Elena Castaño-López. «Pero en realidad se trata de productos todos ellos bastante innovadores, tanto por las técnicas de construcción como por los materiales empleados». Los 60 fueron el momento de explorar nuevos horizontes interplanetarios. Esos años tuvo lugar la oleada de optimismo de la Era Espacial y en ellos se democratizó el acceso a nuevos materiales y productos.

Los muebles de Futura Collection no parecen venir del futuro. No, al menos, del futuro que aparece en las películas actuales: brillos, superficies lisas y lacadas…, sino del futuro que imaginábamos en el pasado y de un futuro realista en el que todos somos más inteligentes, en el que hemos comprado demasiadas cosas por capricho y sabemos ya lo que realmente nos gusta, lo que es cómodo y lo que usamos.

Los muebles del futuro podrían llevar en casa desde el pasado y seguirían estando igual de integrados. Más que futuristas, son atemporales. Es el caso del sofá OBI de Rafa García, con una apariencia procedente que encaja casi en cualquier época y lugar. «Los objetos atemporales son los que te acompañan y que se pueden fusionar con otros objetos. Pensamos que nuestro estilo es atemporal precisamente por ser mestizo. ¡Lo que se pasa de moda es la uniformidad!», dice Castaño-López.

Los muebles del futuro serán objetos de deseo con los que sueñes de camino a casa tras una jornada de trabajo. Objetos con los que mimetizarte al llegar a casa, como el sillón rotatorio TORTUGA de Nadadora, que hace las veces de un cómodo caparazón; o los asientos regordetes y acogedores de la línea TONELLA de Note, que piden a gritos que te sumerjas en ellos.

Los muebles del futuro tendrán un diseño sin alardes. El diseño eficaz es aquel que está al servicio de la utilidad y no solo de la apariencia. Buen ejemplo de ello es el dúo de mesillas DUPLEX de Mut. Es mirarlas e imaginar un sinfín de utilidades: «aquí apoyaría los panchitos y la cerveza para ver los partidos, aquí pondría revistas…»

Los muebles del futuro harán, a veces, guiños juguetones. Estamos en una época en la que casi todo es posible técnicamente, así que se puede presentar una mesa con apariencia de canto rodado pero regulable a cuatro alturas, como VESPER de Sebastian Herkner.

Los muebles del futuro serán una oda a los materiales. La tecnología, a menudo, no se ve tanto en el resultado final como en el proceso de fabricación de piezas robustas y duraderas. Un ejemplo es la rotunda SILLA40 de Nadadora.

Los muebles del futuro, sólo a veces, tienen apariencia y nombres de muebles de futuro. Como los cojines C1 y C4 de Elena Castaño-López, con sus estampados geométricos y sus telas metalizadas; o los objetos Futura, diseñados por los artistas del estudio Numero26 para decorar la escenografía de la nueva colección y que Sancal comercializará como serie limitada de 26 unidades.

Futura Collection también es, según la marca, «una oda a lo inacabado que deja en manos del público el desarrollo final de la obra».

Elena Castaño-López insiste en que el ADN de Sancal es mestizo. «Esa heterogeneidad también se expresa en el color. Nuestra paleta es muy extensa y nos caracterizamos por hacer combinaciones a priori imposibles. Sin embargo, con esta colección el punto de partida es el blanco, como expresión de libertad a la hora de que cada cual cree su propia paleta».

Y sí, eso que se ve en la imagen de concepto de la campaña que encabeza el artículo es una loncha de jamón ibérico. Y tiene varias explicaciones. «Es una broma que viene de lejos. Desde hace años, cada vez que nos reunimos para decidir el diseño del dossier de prensa, Juan Ibáñez, nuestro diseñador gráfico, para desatascar el debate propone que incorporemos una loncha de jamón». Hay que aclarar que, mientras estudiaba diseño, Ibáñez trabaja de carnicero los fines de semana. «Este año lo tuvimos claro. Es un guiño a la comida espacial, pero también es un sabroso presente para la prensa internacional, además de que los ibéricos nos ubican en el mapa, pues en Milán a veces nos confunden con escandinavos o italianos; y por último tiene un punto sorprendente y cómico».

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