Creatividad

Gabriele Münter, la amazona azul sin la que no hubiera existido el expresionismo

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«Para los ojos de muchos, yo solo fui un innecesario complemento a Kandinsky. Se olvida con demasiada facilidad que una mujer puede ser una artista creativa por sí misma con un talento real y original».

Gabriele Münter (1877-1962) siempre fue consciente de que su talento no se calibraba de la misma manera que el de sus colegas varones. Lo supo desde pequeña y lo corroboró después, cuando fue rechazada en la Academia de Artes de Berlín por el hecho de ser mujer. Y más adelante, cuando, pese a su trayectoria y su innegable aportación al mundo del arte, muchos la seguían considerando simplemente como una mujer que pintaba, pero no como una verdadera artista. 

Posiblemente para su sorpresa, hoy existe un acuerdo unánime a la hora de considerar que las vanguardias de comienzos del XX no pueden entenderse sin su influencia, sobre todo en lo que concierne al expresionismo alemán. Eso a pesar de la larga sombra del que fuera primero su maestro y más tarde su pareja, Wassily Kandinsky.

En la exposición Gabriele Münter, la gran pintora expresionista, que el Museo Nacional  Thyssen-Bornemisza mantendrá abierta hasta el próximo 9 febrero*, la figura del artista ruso es una de las más presentes en la vida y obra de Münter a partir del momento en el que la alemana comienza con su formación artística. Aunque la muestra abarca también etapas anteriores.

El recorrido arranca con una selección de autorretratos y fotografías de la pintora. Los retratos que se dedicó a sí misma corresponden fundamentalmente al periodo entre 1908 y 1914, años en los que se va consolidando como una de las figuras más destacadas del incipiente expresionismo alemán.

Gabriele Münter. ‘Autorretrato’, hacia 1909-1910. Óleo sobre cartón. 49 x 33,7 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid © Gabriele Münter, VEGAP, Madrid, 2024

También en esta primera sección se recogen varias de sus fotografías más sobresalientes. En algunas aparece su sombra, uno de sus recursos favoritos con los que proyectar su imagen en la escena y que Münter emplearía más adelante también en algunas de sus obra pictóricas.

Gabriele Münter. ‘Niña en una calle’, San Luis, Misuri, 1900. The Gabriele Münter and Johannes Eichner Foundation, Múnich © Gabriele Münter, VEGAP, Madrid, 2024

A estas primeras imágenes les sigue el grueso de las fotografías realizadas durante el viaje realizado con su familia a Estados Unidos, entre 1898 y 1900. La joven Gabriele comienza a experimentar con esta disciplina, después de que le regalasen una Kodak Bull’s Eye. Münter abraza la fotografía hasta el punto de sustituir su, hasta entonces,  inseparable cuaderno de notas por la cámara portátil. 

Gabriele Münter. ‘Tres mujeres vestidas de domingo’, Marshall, Texas, 19 de junio de 1900. The Gabriele Münter and Johannes Eichner Foundation, Múnich. © Gabriele Münter, VEGAP, Madrid, 2024

Pese a que siempre se autoconsideró como una fotógrafa amateur, hoy las instantáneas de Münter son valoradas tanto por el dominio de la técnica como por su estructura y encuadres precisos.

Münter escribiría más tarde que en aquella etapa «pasaba la mayor parte del tiempo en el campo en condiciones primitivas», lo que explicaría que, junto a las escenas cotidianas de la sociedad americana del momento, la naturaleza fuese el tema predominante de sus fotografías. Aunque en algunas de las instantáneas expuestas es Münter la protagonista, demostrando, ya sea montando en bicicleta o posando en pantalón, su espíritu libre, bastante alejado de lo que se esperaba de una joven de buena familia en aquellos tiempos.

Ha nacido una artista 

Es a su regreso a Alemania en 1901 cuando Gabriele decide iniciar su formación artística de manera oficial. La Academia de Múnich no admitía mujeres por aquel entonces, por lo que la alemana inicia sus estudios en una asociación femenina de pintura de la ciudad. Al año siguiente, Gabriele se inscribe en la escuela Phalanx, donde será pupila de su fundador: Kandinsky.

Pronto se convierte en una de sus alumnas predilectas, y poco después en su pareja, a pesar de que el ruso estaba casado. Por si existía alguna duda a esas alturas, Münter dejaba así claro que los convencionalismos no iban con ella. 

Gabriele Münter. ‘Callejón en Túnez’, 1905. Lienzo. 16,3 x 24,5 cm. The Gabriele Münter and Johannes Eichner Foundation, Múnich © Gabriele Münter, VEGAP, Madrid, 2024

La influencia de Kandinsky sería fundamental en su trayectoria profesional y personal. A principios del siglo XX, Münter realiza sus primeros óleos y participa en las campañas pictóricas que Kandinsky realiza por distintos pueblos de Baviera. Más tarde, juntos recorren otros países de Europa y también del norte de África. 

En los cuadros de esta época es evidente que su estilo permanece aún vinculado al impresionismo tardío. En estos viajes, Münter continúa tomando notas visuales de sus hallazgos, tanto en formato dibujo como en fotografía. La alemana encarnaba así la figura de la ‘Nueva Mujer’ independiente, creativa y viajera, que Kodak promovía en las campañas publicitarias de aquella época. 

Wassily Kandinsky. ‘Gabriele Münter pintando en el caballete al aire libre’, Kochel, 18 de julio de 1902. The Gabriele Münter and Johannes Eichner Foundation, Múnich

A esta etapa también corresponde el año en el que la pareja se instala en París, donde conocen la obra de Gauguin, Van Gogh y los fauvistas, con Matisse a la cabeza. 

Un hogar en Murnau

1908 representa un año fundamental en la obra y la vida de Gabriele Münter, pero también en la de las vanguardias del siglo XX. Es durante aquel verano cuando Gabriele, en compañía de Kandinsky y la pareja formada por Alexej von Jawlensky y Marianne von Werefkin, recala en la localidad alpina de Murnau. 

Durante aquellos meses, los cuatro trabajan en estrecha colaboración en algunas de las obras que actualmente se consideran fundacionales del expresionismo del sur de Alemania. La propia Münter lo reconocía así:

«Fue una época creativa maravillosa, interesante y feliz en la que discutíamos mucho sobre arte».

Las pinturas de Münter comienzan a mostrar entonces un nuevo estilo, caracterizado por la desaparición progresiva de las pinceladas cortas a favor de una mayor fluidez y, sobre todo, un mayor colorido. 

Gabriele Münter. ‘Las escuelas’, Murnau, 1908. Óleo sobre cartón, 40,6 x 32,7 cm. Colección Carmen Thyssen © Gabriele Münter, VEGAP, Madrid, 2024

El verano en Murnau marca a Münter de tal manera que al año siguiente no solo regresa con sus compañeros, sino que decide adquirir una casa a las afueras. Un hogar que, en poco tiempo, se convertiría en epicentro de la vanguardia artística alemana de comienzos del XX.

Personas y objetos 

«Pintar retratos es la tarea más audaz y difícil, la más espiritual, la más extrema para una artista».

Pese al reto que suponía para ella, la representación de personas fue, sin duda, una de las vías con las que Münter mostró mejor sus dotes como pintora. Su predilección siempre fueron las mujeres y los niños de su entorno, aunque su forma de representarlos evolucionó, siendo evidente, a partir de su estancia en Murnau, la presencia de colores más intensos y sus característicos contornos oscuros.

Gabriele Münter. ‘Retrato de Marianne von Werefkin’, 1909. Cartón. 81 x 55 cm. Städtische Galerie im Lenbachhaus und Kunstbau München, Gabriele Münter Stiftung 1957. © Gabriele Münter, VEGAP, Madrid, 2024

También fue en Murnau donde Gabriele comenzó a mostrar gran interés por la representación de los objetos que formaban parte de su vida cotidiana. En aquel pueblo, la pareja adoptó una forma de vida sencilla y conectada con la naturaleza. Tanto en las fotografías como en los cuadros de la época, Kandinsky y ella aparecen ataviados con trajes típicos.

Münter descubre entonces también las pinturas sobre vidrio, una expresión artística tradicional de la zona, con las que no solo decora su hogar, sino que se convierten en protagonistas de sus naturalezas muertas. Münter aprende la técnica, convirtiéndose en la primera del cuarteto de artistas en crear sus propias obras sobre el cristal.

Gabriele Münter. ‘Retrato de Marianne von Werefkin’, 1909. Cartón. 81 x 55 cm. Städtische Galerie im Lenbachhaus und Kunstbau München, Gabriele Münter Stiftung 1957. © Gabriele Münter, VEGAP, Madrid, 2024

La amazona azul 

En la sección así llamada, la muestra se centra primero en la etapa en la que Münter participó activamente en la Nueva Asociación de Artistas de Múnich. Pero, sobre todo, en la que tiene lugar a partir de la fundación en 1922 de El Jinete Azul, el grupo de artistas expresionistas que cofunda junto a Kandinsky y Franc Marc, y al que también pertenecieron otras pintoras como Marianne von Werefkin, algo nada habitual en aquel momento. 

Una de las máximas del grupo fue definida por el propio Kandinsky como «la necesidad interior», esto es, la búsqueda de un estilo y una forma de expresión propia e individual.

Es a partir de este momento cuando Münter muestra un mayor interés por la cultura popular. Pero también por los dibujos infantiles. La artista observa y recolecta garabatos y esbozos de los niños de su entorno, en especial de sus sobrinos, como una vía para desaprender e, incluso, aproximarse un poco más a la abstracción. 

Gabriele Münter. ‘Niña dormida’ (verde sobre negro), 1934. Cartón. 33 x 40,8 cm. The Gabriele Münter and Johannes Eichner Foundation, Múnich © Gabriele Münter, VEGAP, Madrid, 2024

Regreso al hogar 

Con el estallido de la I Guerra Mundial, Gabriele se traslada a Suecia. Allí se codea con los artistas locales, quienes la reciben como lo que ya era, una relevante artista de la vanguardia internacional. Münter, por su parte, se empapa de muchas de las características del expresionismo decorativo de aquellos pintores, que, influidos por Matisse, recurren con asiduidad a los colores suaves y a las líneas fluidas.

A diferencia de los realizados en Murnau, en los paisajes pintados aquí la pintora recurre a pequeñas figuras para dotar de más movimiento a sus obras. También de esta época son algunos de sus retratos simbólicos más famosos, con los que demuestra un gran interés por la expresión de los estados de ánimo.

Gabriele Münter. ‘La excavadora azul (Obras en la carretera de las Olimpiadas a Garmisch), 1935-1937. Lienzo. 60,5 x 92,5 cm. The Gabriele Münter and Johannes Eichner Foundation, Múnich © Gabriele Münter, VEGAP, Madrid, 2024

El fin de la guerra trae consigo una nueva etapa para Münter, marcada por la marcha del que hasta ahora había sido su compañero de vida. Kandinsky había regresado a Rusia, donde seguidamente inició una nueva relación; mientras Münter, por su parte, comienza a recorrer distintas ciudades de Europa centrada en su faceta de dibujante y retratista de mujeres emancipadas y modernas como ella. 

Gabriele Münter. ‘Futuro (Mujer en Estocolmo)’, 1917 Óleo sobre lienzo. 97,5 x 63,8 cm. The Cleveland Museum of Art, Cleveland. Donación de Mr. and Mrs. Frank E. Taplin, Jr. © Gabriele Münter, VEGAP, Madrid, 2024

Tras instalarse en Berlín, donde acude a la escuela de Arthur Segal, y más tarde en París, en 1931 regresa a Murnau. De nuevo, las calles y los paisajes de los alrededores se convierten en protagonistas de sus obras. 

Durante el Tercer Reich, Münter continuó viviendo en aquella localidad, aunque redujo su exposición pública. Cuando termina la Segunda Guerra Mundial, la artista asiste al redescubrimiento progresivo de su arte y su figura. Son cada vez más exposiciones las que la reclaman y reivindican su obra.

Gabriele Münter. ‘El lago azul’, 1954. Óleo sobre lienzo, 50 x 65 cm. Lentos Kunstmuseum Linz.© Gabriele Münter, VEGAP, Madrid, 2024

Con motivo de su 80 aniversario, en 1957 Gabriele Münter donó a la Lenbachhaus numerosas obras, la mayoría suyas, pero también del resto de integrantes de El Jinete Azul que la artista había escondido durante el periodo nazi. De ahí que el expresionismo alemán sin Münter posiblemente no sería el mismo. O, simplemente, no sería.

 

* La muestra está comisariada por Marta Ruiz del Árbol, Isabelle Jansen y Mattias Mühling, y es fruto de un proyecto de colaboración del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza con The Gabriele Münter and Johannes Eichner Foundation y la Städtische Galerie am Lenbachhaus und Kunstbau de Múnich, además de contar con el apoyo de la Comunidad de Madrid y de la Art Foundation Mentor Lucerne.

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