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Generación perdida será la tuya

Era el año 2012 cuando dos madrileñas salieron a la calle, plantaron una silla en el camino y a quien se animaba a sentarse, le decían: «oye, ¿qué quieres hacer con tu vida?». Y lo que contestó la gente formó un pequeño mapa sociológico. Los niños apabullaban con la claridad con la que percibían su propio futuro: sus respuestas eran de una palabra sola. Militar. Actor. Electricista. Jinete. Pero con la adolescencia llegaban los balbuceos. «No sé», «ni idea», «uf, complicado». Los resoplidos continuaban hasta que la edad superaba la treintena. Por entonces las incertidumbres eran las mismas, pero se miraban con menos gravedad. Todos parecían tomarse la vida con actitud.
A Natalia Pedrajas y Milena Montesinos –las madrileñas curiosas– el experimento les gustó. Y por eso trabajaron hasta convertirlo en proyecto. Lo nombraron ‘¿Qué quieres hacer con tu vida?’ y establecieron un único público al que dirigir la preguntita tormentosa: los jóvenes. Ambas quisieron descubrir con esta iniciativa por qué derroteros circulan los anhelos de nuestra generación.

«¿Por qué lo hicimos?», se preguntan en su web. «Porque estábamos cansadas de que nos dijeran qué se esperaba de nosotros, qué debíamos ser o hacer. Porque hacemos muchas cosas pero nos preguntamos pocas». Y entonces, este 2015, Pedrajas y Montesinos decidieron que una caravana recorrería 30 ciudades españolas en 30 días para indagar. La comitiva estaría formada por siete «jóvenes inquietos» que se encargarían de hurgar en asociaciones, empresas y particulares de todo el país. Tendrían un mes para tomar nota.
Para llevar el plan adelante contaron con el impulso de Global Shapers Madrid («una comunidad de jóvenes conectados por su forma de ver el mundo, la pasión por mejorarlo, y las iniciativas puestas en marcha para generar impacto social») y con la colaboración de las organizaciones Quiero Salvar El Mundo Haciendo Marketing y Two Much.

Y ahora las libretas ya están llenas. El equipo reunió cientos de conversaciones a lo largo de 5.000 kilómetros («una pregunta abierta, una cámara siempre lista para grabar y un micro dispuesto a escuchar»). Volvieron a Madrid la semana pasada y desde entonces ponen orden en los testimonios y preparan un informe final.
En Barcelona nos contaron algunos de los trazos con los que la generación de entre 20 y 30 años dibuja su propio perfil. ¿Qué es lo que quieren? Lo primero, que se les escuche. Y cuando les dejan, expresan esto:
Que –muchos de ellos– buscan la realización en valores tradicionales, como el estudio o un trabajo digno. Que quieren dinero, pero más ligado al reconocimiento que al ser rico en sí. Y que, en el ranking, las relaciones interpersonales son pesos pesados: tener novio o novia es una prioridad a la hora de construir un proyecto de vida.
Viajar es también un denominador común, una predilección para desarrollarse en lo personal y en lo profesional. La juventud suspira por salir y conocer y correr los límites de las propias creencias… para luego volver. Los nacidos en los 80 sienten un gran arraigo hacia su tierra y su cultura. E imaginan un futuro vinculado a su lugar de origen y en el que trazar redes de colaboración.
«Desde los medios de comunicación nos han puesto la etiqueta de Generación Perdida. Pero perdidos desde luego que no estamos. Quizás lo tengamos un poco difícil, pero estamos muy despiertos», dice Sara Sánchez, una de las siete DaVincis de la caravana y al mando de la comunicación.

«Cada vez que pensamos en el paro juvenil buscamos las soluciones fuera. Y nosotros creemos que todo tiene que venir de dentro. Las personas deben responsabilizarse y preguntarse ¿qué estoy haciendo yo para cambiar la situación actual? ¿Cómo me comporto con mi familia, con los estudios, con la profesión, con los amigos? Debemos hacer el ejercicio consciente y saber que muchas pequeñas microrrevoluciones pueden causar una transformación global». Sánchez habla desde un coworking céntrico de Barcelona, donde varios jóvenes se reúnen para poner ideas en común. Para pensarlas pero, sobre todo, para llevarlas a la práctica.
Ella es «periodista por vocación, economista por coyuntura y community manager de profesión». Su último cumpleaños, el número 28, lo pasó hace unos días en la carretera, y también a bordo de la caravana conoció, junto a su equipo, la realidad que afecta a jóvenes emprendedores de toda España, a estudiantes universitarios y a particulares que se acercaron para contarles eso: qué es lo que quieren hacer con sus vidas. Ser escritora, vivir de la música, comercializar productos ecológicos, viajar en bicicleta por Nueva Zelanda, promover la cooperación internacional. Y así cientos de aspiraciones.
Innovandis, de San Sebastián, es uno de los ejemplos que menciona Sánchez. Es un proyecto que promueve la actitud emprendedora desde la universidad a través de una asignatura. También visitaron Bluscus, una iniciativa en la que unos jóvenes de Vigo promocionan el turismo local vinculado a la explotación de mariscos. En la lista hay además un comedor social, una asociación de estudiantes o un programa de intercambio de favores (con social coins), entre otros.
¿Hay talento es España?, preguntamos. «Sí, mucho», responde Sánchez. Los jóvenes españoles no sabrán hablar en público –no están acostumbrados–, les costará trabajar en equipo y tendrán una visión sesgada de las organizaciones (no saben el por qué ni el para qué). Pero esta generación está hiperformada (¡habla inglés!) y tienen muchas habilidades sociales: fruto de los viajes, se han desarrollado en la escucha y en la conexión con el otro. «En el panorama actual es clave tener habilidades transversales y, a la vez, buscar la individualidad», indica. Y remata con otra pregunta introspectiva: «¿Qué tienes tú que te diferencia del otro?».

En Vigo, una de las primeras ciudades donde llegaron, la caravana salió en los medios de comunicación. La noticia de su llegada corrió como la pólvora y en una escuela de primaria la mecha prendió: en sus aulas, entre niños de 9 y 10 años, hablaron sobre la gran incógnita. ¿Qué quieres hacer en tu vida? Sánchez se ríe cuando lo cuenta: «Es que para pensar en tu futuro no tienes que esperar a estar con el agua al cuello».

Por Ana Claudia Rodríguez

Periodista y autora del blog Y si de repente, donde cuenta en primera persona los retos que se propone. Es conejillo de indias, aprendiz en carne propia y terca en su obsesión: que todos trabajemos en lo que nos gusta.

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