En esa familia, cada persona es, además, una botella de vino. Elena Sancho, diseñadora y cofundadora de Tatabi Studio, los convirtió en alcohol para entregárselo, después, como regalo.
El nombre y la imagen de cada botella se corresponde con cada miembro de la familia. “Me hacía gracia que cada uno tuviese su propia botella”, relata Sancho. “El color y la forma son los que mejor les representa, según mi criterio, claro”.
La diseñadora produjo realmente las botellas. “Pero solo una unidad de cada una”, apunta. Y a todo el conjunto dio el nombre de Generación Vino.
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