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Gin MG: el ‘gin-tonic’, mejor sin artificios

Si investigamos un poco para conocer más sobre el mundo de la ginebra, lo primero que encontraremos, probablemente, es que existen cientos de variedades. Sin exagerar: cientos. Aunque ¿esto es realmente así? La respuesta es un rotundo NO.

La clave de este malentendido radica en los productos botánicos, o simplemente los botánicos, como se les suele denominar. Esto es, la multitud de ingredientes que en los últimos años se han convertido en habituales a la hora de aderezar esta bebida y entre los que se incluyen frutos exóticos, especias, semillas o hierbas aromáticas, entre otros.

Pese a lo que algunos piensan, la inclusión de estos productos con la ginebra no da lugar a nuevas variedades. En realidad, el número de variedades de ginebra puede contarse con los dedos de una mano. La Unión Europa las reduce a cuatro: bebidas espirituosas aromatizada con nebrina, gin, gin destilado y London Gin (o London Dry Gin).

Cierto es que, dentro de estas variedades, la categoría de la ginebra es una de las más amplias entre los destilados dada las múltiples regiones de producción y de perfiles de sabor, aunque todos ellos tienen algo en común: las nebrinas del enebro.

LONDON DRY GIN: LA GINEBRA POR EXCELENCIA 

Podría decirse, pues, que la ginebra es básicamente una bebida destilada procedente de los frutos del enebro. De las cuatro variedades antes mencionadas, probablemente sea la London Gin el máximo exponente de la pura esencia de la ginebra. ¿La razón? Durante su proceso de destilación no se puede añadir ningún tipo de sabor o colorante artificial y no se puede agregar más de un 0,1 gramos de azúcar por litro. De ahí que, frente a otras versiones más azucaradas, a la London Gin se le añadiera el calificativo de Dry

En cuanto a su nombre de pila, London, efectivamente proviene de su ciudad natal. Fueron dos las razones por las que a partir del siglo XVII la ginebra, y en especial esta variedad, se hizo tan popular en la capital británica, que llegó a dar a luz una nueva variedad de la bebida. 

La primera de ellas fue la llegada al trono de Inglaterra de Guillermo III, neerlandés de la dinastía de los Orange, para más señas. Es a este monarca, gran aficionado a la bebida que se originó en su país, al que se le suele atribuir la llegada de la ginebra a las islas británicas.

El otro hito importante que marcaría el nacimiento de la London Dry Gin sería la prohibición a la importación de licores extranjeros por parte del propio Guillermo III. El motivo: el superávit de grano por aquellas fechas en Inglaterra. Una decisión que propició que fueran muchos los ingleses que optaran por destilar ginebra en casa. 

De hecho, durante el siglo XVIII, rara era la casa británica que no contaba con un alambique para fabricar su propia ginebra casera. Algo que, en unos pocos años, acarrearía un gran problema en la sociedad británica cuando la producción y, sobre todo el consumo, se disparó entre la población. Fueron los años del llamado Gin Craze

‘Gin Lane’, William Hogarth, 1751

Para tratar de regular la situación, las autoridades optaron por subir los impuestos a todo aquel que hiciese uso de esta práctica. Pero la medida, más que paliar el problema, no hizo sino agravarlo al propiciar la producción clandestina de la bebida y con ella, la caída en picado de la calidad de la ginebra. Y no digamos del sabor. Este debía de ser tan horrible que muchos optaron por añadir azúcar al brebaje. 

En los bares no estaba permitido servir ginebra con azúcar, así que los dueños se las apañaron para servirla sin riesgo a que les cerrasen el chiringuito. Para ello se valieron de la silueta de un gato negro, al que llamaban Old Tom, y que se convertiría en el distintivo que indicaba a los clientes que en ese establecimiento se servía la dulce bebida.

Al introducir una moneda en la boca del felino, este les entregaba un chupito. De esta forma, los hosteleros descargaban la responsabilidad en aquel gato de pega: si era Old Tom el que servía la bebida, que fuese él el que cargase con las posibles consecuencias. Tan popular se convirtió la práctica que bajo la denominación Old Tom se acabó conociendo a un nuevo tipo de ginebra, con azúcar añadida, que pese a desaparecer durante bastante tiempo, algunas marcas comenzaron a recuperar hace unas décadas.

EL ‘GIN-TONIC’, MEJOR SIN ARTIFICIOS 

Todos estos datos que te hemos dado, además de hacerte quedar como un auténtico experto en la materia cuando saques a colación el tema en tus reuniones con amigos, sirven para dejar clara una realidad: cuando el sabor original de la ginebra es bueno, no necesita ningún aditivo.

Y es ahí, de nuevo, donde volvemos a concurrir en el caso de la London Dry Gin. Una variedad de ginebra que, gracias a los avances conseguidos en los procesos de destilación, presume de prescindir del azúcar sin que esto reste calidad a su sabor. La clave está en el proceso de triple destilación y el alambique en forma de columna en el que se realiza este proceso.

Para que una ginebra pueda ser considerada como London Dry Gin tiene que cumplir una serie de requisitos en cuanto a procesos, calidad e ingredientes. Pero no, pese a su nombre, no tiene por qué producirse en Londres.

De hecho, no es en Inglaterra sino en España donde desde hace más de 75 años se fabrica una de las London Dry Gin referentes del mercado: Gin MG. 

Una ginebra de corte clásico, elaborada artesanalmente a partir de productos 100% naturales, sin artificios, sin aditivos y sin potenciadores, y en la que es el fruto del enebro el ingrediente predominante. 

Se trata de una de las primeras ginebras elaboradas en España que cumple a rajatabla el proceso de producción London Dry Gin: destilada de manera manual en alambiques de cobre. El enebro empleado crece de manera silvestre en una finca familiar del este de España, donde todo el proceso de recolección se hace a mano y de forma personalizada. Tanto el cultivo como la recogida y la selección del enebro están controlados al detalle para asegurar que solo las bayas adecuadas se envían a la destilería.

Tras tres generaciones comprometidas con la tradición, hace un tiempo decidieron dar un cambio de imagen tanto en el diseño de la botella como en su etiqueta, para volver a la esencia de sus orígenes. 

Lo hicieron siguiendo una máxima:  

[pullquote]«El gin-tonic se toma de muchas maneras. Nosotros nos lo tomamos muy en serio»[/pullquote]

Una filosofía que marca las líneas a seguir por la marca, la cual, cuentan sus responsables, se dirige a todas aquellas personas «transparentes y auténticas» a las que les gusta tomar un gin-tonic sin artificios, en casa o en el bar. Porque lo importante no es el dónde sino el cómo y el con quién. 

De ahí que propongan una manera para disfrutar de esta ginebra y, de paso, dejar boquiabiertos al resto de comensales: servirla con un twist de limón. Un truco tan sencillo como el de incorporar piel de limón supone un sutil toque estético sin aportar al gin-tonic ningún artificio. 

Y si necesitas más sugerencias para preparar el gin-tonic ideal, Gin MG te las da aquí paso a paso: 

El Cóctel perfecto alimenta a los 5 sentidos

¿Cómo es posible tal afirmación? Presta atención a la siguiente escena, porque la diferencia entre un cóctel  y un cóctel excelente radica en estas líneas.

Los invitados están esperando. Tú llegas con una bandeja, en la que reposan los vasos, una cubitera con cubitos de hielos cristalinos, los utensilios necesarios (jigger, cuchara larga, pelador, pinzas y abridor), un platito con varios limones, los botellines de tónica y la gran protagonista: la botella de Gin MG.

Estamos alimentando la vista de nuestros invitados, mostrando la autenticidad y simpleza de lo que usaremos para preparar el cóctel.

Ahora vamos a alimentar el oído. Mientras enfriamos los vasos, vamos a recurrir a los párrafos con los que abríamos este post y deleitaremos a los oyentes con nuestros conocimientos en la materia.

Una vez los vasos están bien fríos, empezaremos la preparación de nuestros gin-tonics. Aquí dejamos que el tintineo del proceso, cual ASMR, hipnotice a los presentes, que en este punto seguro ya tienen la boca hecha agua.

El tacto y el olfato van de la mano y el twist de limón juega un papel primordial en este momento. Los aceites esenciales del limón se esconden en la piel y se pueden extraer haciendo este movimiento que entre los bartenders se conoce como twist. Es tan simple como apretar la cáscara del limón estrangulándola, apuntando hacia el vaso con la parte exterior de la piel.

A través de los poros saldrán a presión pequeñas gotas de aceite que se depositarán en el filo del vaso y quedarán flotando en nuestro combinado.

Si pensabas que ya no quedaba margen para sorprender a tus invitados, puedes explicar en qué consiste un twist tomando un pedazo de cáscara y realizando el movimiento con un mechero encendido delante para que las gotas de aceite esencial atraviesen la llama y todo el mundo vea cómo estas se convierten en chispas. Es una forma muy visual de sorprender y a la vez explicar el porqué de este gesto.

Y así, como hemos dicho, vamos a alimentar tacto y olfato. El frescor del vaso en nuestros dedos nos prepara para un sorbo refrescante y mientras nos acercamos la copa a los labios, el aceite esencial del limón estimulará el sentido del olfato y preparará el paladar para el momento crucial.

Tras una alfombra roja de sensaciones, llega el momento de saborear el gin-tonic perfecto. Un cóctel para todos los sentidos, y si te fijas bien, sin adornos ni florituras. Solo Gin MG, tónica, hielo y un twist de limón.

Para terminar esta experiencia de manera redonda, te recomendamos hacer un uso responsable del alcohol. Si de lo que hablamos aquí es del gin-tonic perfecto, el consumo responsable es un ingrediente tan importante como cualquier otro.

¡Salud!

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