Glosofobia: Por qué nos da miedo a hablar en público (y cómo puede el teatro ayudar a superarlo)

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Era aún Duque de York cuando le tocó pronunciar su primer discurso radiado. En realidad, se trataba de un mensaje de su padre, el rey Jorge V, con motivo de la clausura de la exposición sobre el Imperio británico en Wembley. Una vez frente al micrófono y ante el público allí presente, ocurrió. Tras el parpadeo de las luces que indicaban que ya estaba en el aire, se hizo el silencio. De la boca del futuro Jorge VI apenas salían algunos balbuceos. Las palabras que tenía que pronunciar parecían no querer salir de su boca…

Aquel episodio que protagonizó el padre de Isabel II en 1926 fue uno de los que Tom Hooper recuperó en El discurso del rey y que da muestra del «infierno» que, según palabras textuales, vivía aquel rey cada vez que tenía que hablar en público. Su personalidad tímida y retraída y, sobre todo, la tartamudez no le ayudaba a afrontar aquel pánico.

Pero no hace falta ser rey de Inglaterra ni tener que arengar e infundir ánimos a todo un país para haber sentido alguna vez ese miedo irracional. A mucha gente, el simple hecho de tener que hablar ante una audiencia, por pequeña que esta sea, le provoca el mayor de los temores.

Es lo que se conoce como glosofobia y está más extendido de lo que pensamos. Incluso entre personas acostumbradas a hablar o actuar en público. De hecho no son pocos los actores, cantantes o políticos que han sufrido algún episodio de este tipo. Les ocurrió, entre otros, a personajes que han pasado a la historia como grandes oradores, como el caso de Abraham Lincoln o de Wiston Churchill. Ellos también padecieron de glosofobia.

¿QUÉ ES LA GLOSOFOBIA?

La palabra, que tiene su origen en los términos griego gloso, que significa lengua, y fobos (miedo), hace alusión al miedo irracional que genera a determinadas personas el tener que exponerse ante una audiencia más o menos numerosa. Se manifiesta a través de distintos tipos de síntomas físicos o emocionales que pueden ir desde la sudoración excesiva, taquicardias, incremento de la tensión muscular, nauseas, tartamudeo, sensación de ahogo, mareo…

Aunque el temor que provoca este tipo de situaciones puede considerarse como una respuesta natural del organismo al exponerse a una situación que podría acarrear ciertos peligros, la fobia puede llegar a resultar paralizante. Las causas de esta son de lo más diverso: desde una baja autoestima, o no estar seguro de lo que se va a contar, pasando por una mala experiencia pasada, padecer otros trastornos, (como el síndrome de ansiedad social), sufrir de estrés o cansancio, etc.

La adrenalina que libera la tensión al tener que exponernos a una situación de este tipo puede resultar positiva, pero la clave está en saber controlarla. Como explica la doctora Janaína Mendes Laureano, del Instituto de Comunicación, Habla y Lenguaje de Vithas Internacional, «lo que tenemos que aprender es a no dejar que el miedo juegue en nuestra contra; esa chispa debemos usarla en nuestro favor». Y es ahí donde está quid de la cuestión: ¿cómo usar esa chispa en nuestro favor?

En algunos casos, la ayuda profesional resultará imprescindible. Sobre todo en aquellos en los que los síntomas lleguen a ser excesivos o en las que el miedo condicione a quien lo sufre hasta el punto de tomar determinadas situaciones que lleguen a lastras su vida personal o profesional por el simple hecho de evitar exponerse a una audiencia. Algo que, al parecer, le llegó a ocurrir en su juventud a Warren Buffet que en más de una ocasión ha reconocido que en la facultad elegía solo aquellas asignaturas en las que sabía que no tendría que exponer en público. Superar ese miedo fue crucial en su futuro profesional.

Además de la opción de acudir a terapia o recurrir a los consejos de coachs especializados en el tema, a día de hoy existen herramientas virtuales que ayudan a paliar este miedo. Es el caso de Chiara, una app de realidad virtual que ayuda a aprender a gestionar el miedo escénico en el mismísimo Metaverso. La aplicación es capaz de analiza los parámetros más importantes de la comunicación oral, como el volumen, la intensidad, la entonación, las pausas o, incluso, las coletillas para ayudar al usuario no solo a perder el miedo sino a mejorar sus dotes oratorias.

CONSEJOS PARA PERDER EL MIEDO A HABLAR EL PÚBLICO

Pese a que como comentábamos unas líneas más arriba, la raíz de este miedo puede ser muy diverso, la falta de confianza en uno mismo o en lo que se va a contar suele ser común en la mayoría de los casos, de ahí que sea necesario tener en cuenta algunas cosas como:

. ‘Controlar’ el discurso. Estar convencido de lo que se habla, ser capaz de argumentar y tener respuesta ante posibles preguntas resulta vital a la hora de controlar los nervios y los miedos. En definitiva, prepárate bien tu speech.

. Ensaya, ensaya y vuelve a ensayar. Y organiza y estructura bien tu discurso para que suene lo más fluido el Día D. Te será más fácil encontrarte seguro.

. Realiza ejercicios de respiración y relajación antes de salir a escena. En Internet encontrarás muchos de ellos específicamente pensados para hacer frente a este miedo.

. Intentar que el discurso sea claro, conciso y breve. Un consejo que seguía a rajatabla el mismísimo Abraham Lincoln para no aburrir a su audiencia y que tiene más sentido que nunca a día de hoy, cuando la capacidad de atención y concentración de nuestros cerebros ha caído en picado. Si lo haces así no solo lo agradecerá tu público: también evitarás tener que enfrentarte a sus caras de aburrimiento (o incluso, bostezos) que podrían minar tu confianza y generarte más miedos.

. Piensa en positivo. No significa abrazar el misterwonderfulismo porque sí, si no de evitar dejarse llevar por los sentimientos negativos que genera el miedo. Porque si piensas que va a salir mal, compras muchas papeletas para que así sea. Si algo te preocupa especialmente, analízalo para tratar de identificar si realmente tu temor tiene base real (ante lo cual deberás tomar las medidas precisas) o se trata simplemente de un problema de confianza.

. Que nada te distraiga. Céntrate en tu discurso, en su contenido y en la forma de transmitirlo, y no en la audiencia. Si no sabes a quién o a qué mirar, tienes varias opciones. Una de las más aconsejables es la de ir saltando la mirada, de persona en persona, cada pocos segundos, sin fijarla en un único lugar o persona concreta.

Junto a estos no está de más que tengas en cuenta estos otros consejos:

 

¿PUEDE EL TEATRO AYUDAR A SUPERAR LA GLOSOFOBIA?

La respuesta ante la pregunta del enunciado es un rotundo sí. Al menos, para muchos de los que padecen de esta fobia.  «El teatro es una actividad muy valiosa porque nos enseña una serie de habilidades blandas muy útiles en nuestro día a día. Una de ellas, es la de aprender a improvisar, donde es necesario activar la creatividad y lograr rapidez mental. Otra es la de asumir nuevas miradas para ponernos en el rol de otra persona, fomentando la empatía y relativizando la importancia de las cosas. Todas ellas nos preparan para hablar en público con confianza, pero también a controlar nuestro cuerpo y proyectar la voz de tal forma que transmitamos una mayor seguridad».

Quien así lo cree es Daniel Llamas, confundador de AIDI , que este miércoles 2 organiza su Sarao#5 precisamente bajo el nombre Perdiendo los papeles. Porque en este nuevo encuentro uno de los objetivos será precisamente el de conocer el potencial de la interpretación como herramienta terapéutica.

«De la misma forma que una sonrisa es capaz de «engañar» a nuestro cerebro para hacerle creer que estamos más felices, una buena presencia escénica hacia el exterior en ciertos momentos de nuestra vida, nos van a ayudar a superar el síndrome del impostor», sigue explicando Llamas.

Por eso, dice, es tan importante para los que, como él, organizan talleres, la generación de dinámicas para que las personas participantes se conozcan, jueguen, interpreten roles o se relajen: «Parece prescindible, pero es esencial para empezar una sesión de trabajo con un ambiente seguro y que todas las personas se sientan en el mismo rol, rompiendo las barreras de las inseguridades y las identidades».

En anteriores Saraos…

Porque, como dicen desde Sarao, si nuestra vida es una continua perfomance donde cada uno interpretamos un papel, ¿por qué nos da tanto miedo subir a un escenario?

SI QUIERES PASARTE POR EL SARAO#5, HAZTE AQUÍ CON UNA ENTRADA. ¡ES GRATIS!

Yorokobu

Yorokobu es, ya sabes, esta revista que estás leyendo.

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