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Grant Haffner: el pintor de los atardeceres de asfalto en Nueva York

Aquello empezó a ocurrir al volver del trabajo. El artista estadounidense Grant Haffner conducía en su coche y el horizonte desaparecía. Los árboles se escondían y los bordes de la carretera parecían hundirse en la tierra. De ahí emergieron sus pinturas. De todos esos momentos en los que el sol se diluye y entonces todo, hasta su humor, se transforma en otra cosa. De esas sensaciones que cuenta así:

«Mi idilio con los viajes largos por carretera
Mi espíritu viajero secreto

Mi admiración por Jack Kerouac y sus carreteras abiertas
La influencia de la cultura americana del coche

Todos los años que he pasado sobre cuatro ruedas para ir a trabajar
La sensación de libertad que ofrecen los caminos sin final

Mi deseo de conducir hacia el atardecer
Mi necesidad de captar el tiempo pasado en el asfalto»

Grant Haffner encontraba ahí el silencio que no había en su estudio ni tampoco en su hogar. Esos paisajes eran su guarida. Una nada al fondo por la que huía para olvidar lo demás.

Todo este asfalto está en Nueva York. «Las carreteras de mis paisajes son interpretaciones de lugares reales. Las conozco bien. He conducido por la mayoría. He pasado muchos años explorando caminos entre bosques, atravesando carreteras rurales desconocidas y paseando por rutas hasta las playas», comenta Grant Haffner.

En su infancia encuentra muchas razones para explicar su obra. Dice que transcurrió entre la naturaleza y el océano. Y algo de eso quedó en sus manos porque ahora todo lo que pinta está lleno de cielo, nubes e inmensidad. «Los paisajes de Long Island son muy planos. Ese horizonte amplio me ayudó a desarrollar mi estilo como un intento de disecar el mundo que me rodea en un puñado de líneas».

También influyeron las personas que lo educaron. «De pequeño vivía en una comunidad artística conocida como la cuna del expresionismo abstracto y pude visitar los estudios de artistas como Jackson Pollock, Willem De Kooning y Dan Flavin».

Y puede que fuera también entonces cuando se gestó la gama de colores que hay en sus dibujos. «Siento que cada persona tiene su propia paleta interna de colores», afirma. «La mía está llena de tonos brillantes de neón. Ellos son los que determinan el estado de ánimo de mis pinturas y la profundidad de los paisajes».

Por Mar Abad

Periodista. ✎ Cofundadora de la revista Yorokobu y de la empresa de contenidos Brands and Roses (ahí hasta julio de 2020).

Libros.  Autora de Antiguas pero modernas (Libros del K.O., 2019). «No es una serie de biografías de mujeres; es una visión más vívida, más locuaz y más bastarda de la historia de España». Lo comentamos en El Milenarismo.

Autora de El folletín ilustrado junto a Buba Viedma. Lo presentan en Mundo Babel (Radio3) y en Las piernas no son del cuerpo, con Juan Luis Cano (Onda Melodía).

Autora de De estraperlo a #postureo (editorial Larousse, 2017). Un libro sobre palabras que definen a cada generación y una mirada a la historia reciente desde el lenguaje. Hablamos de él en Hoy empieza todo (Radio3), XTRA!, La aventura del Saber (La2).

Autora junto a Mario Tascón del libro Twittergrafíael arte de la nueva escritura (Catarata, 2011).

Laureles. ♧ Premio Don Quijote de Periodismo 2020. Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes 2019, Premio Internacional de Periodismo Colombine 2018, Premio de Periodismo Accenture 2017, en la categoría de innovación.

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