Una guía para explicar que todas las vulvas son bonitas

Explicar qué es la vulva y mostrar la diversidad estética de esta parte del cuerpo femenino es el objetivo de una guía publicada recientemente por la British Society for Paediatric and Adolescent Gynaecology.

Con ello, esta institución británica centrada en la ginecología de niños y adolescentes quiere ayudar a las jóvenes británicas a que conozcan su cuerpo, lo acepten y eviten operaciones de cirugía estética innecesarias. También puede servir para concienciar a los adolescentes británicos sobre ese mismo tema y redefinan así sus cánones de belleza y expectativas estéticas sobre el cuerpo de la mujer.

Según las estadísticas de la Sociedad de Cirugía Plástica Estética de Estados Unidos, más de 500 adolescentes se sometieron a intervenciones para cambiar el aspecto de su vulva en 2016, unos datos que arrojaban un aumento de más del 150% respecto a 2014.

Para los expertos, una de las razones para esta demanda es el bombardeo constante de imágenes que muestran vulvas con unas características estéticas muy concretas y cuyo origen suelen ser películas pornográficas, productos de sex shop o cómics hentai, esos tebeos eróticos japoneses en los que el sexo de los personajes está reproducido con un aspecto demasiado estilizado.

Con objeto de poner freno a esta tendencia y concienciar a los adolescentes de que no hay un aspecto único para las vulvas sino tantas vulvas como personas, la British Society for Paediatric and Adolescent Gynaecology acaba de publicar So what is a vulva anyway?, una guía que podría traducirse al castellano por Entonces, ¿qué es una vulva de verdad?

«Este folleto está aquí para ayudarte a conocer tu vulva y cómo la pubertad puede cambiarla. Tal vez te preocupes por cómo te ves o te sientes y puede que te resulte difícil saber dónde acudir para buscar consejo. Cada vulva es diferente y cambiará a lo largo de tu vida». Con estas palabras comienza esta guía didáctica de 34 páginas.

En ellas, los expertos explican qué es realmente esta parte del cuerpo femenino: «La gente se refiere a la vulva con nombres muy diferentes (…). Algunos, de hecho, dicen vagina cuando en realidad están hablando de una vulva. Por eso es buena idea conocer los nombres y evitar confusiones». Además, muestran las partes de la vulva, incluyen dibujos de diferentes tipos, explican cómo cuidarla y hablan de cómo cambia de aspecto a principios de la adolescencia.

«La pubertad es una época en la que los niveles de hormonas crecen y provocan cambios en tu cuerpo (…). Sin embargo, la gente no suele hablar demasiado sobre los cambios que experimenta tu vulva durante la pubertad», explica la guía, antes de pasar a describir cómo los labios menores, apenas visibles antes de la adolescencia, comienzan a crecer en la adolescencia. De hecho, uno de ellos puede desarrollarse antes que el otro, generando una situación de asimetría. No pasa nada, insisten: es la pubertad y cada vulva es diferente.

También se explica cómo cuidar esa parte del cuerpo, se anima a la lectora a explorar sin miedo ni tabúes su propia vulva, se describe en qué zonas puede aparecer vello púbico en una época en la que las representaciones genitales aparecen casi sin él, y se dan consejos sobre a quién acudir en caso de que la persona tenga alguna duda sobre su salud sexual.

La guía también explica que mucha de la desinformación sobre este tema procede de las páginas porno o de empresas que tienen intereses económicos en este tema. Por ello,
se dan consejos sobre cómo valorar ese tipo de informaciones y detectar quién está detrás de ellas. Tampoco se obvia el problema que dio lugar a esta guía: la labioplastia.

Sin negar la posibilidad de que las personas que no están a gusto con su cuerpo pueden someterse a esa intervención, en So what is a vulva anyway? también son claros sobre los riesgos que conlleva: «Si sientes que tus labios son diferentes, puedes someterte a una cirugía llamada “labioplastia”. (…) Esta operación no debe hacerse antes de los 18 años porque el cuerpo aún se está desarrollando. También puede haber riesgos importantes en lo que se refiere a dolor, infecciones, cambios en la sensibilidad de la zona y no hay garantía ninguna de que el resultado final te haga más feliz».

Esta última advertencia resulta más trascendente de lo que parece. En ocasiones, estos desencuentros entre la persona y su propio cuerpo radican en lo que los expertos llaman dismorfia corporal. Este trastorno, que suele aparecer en la adolescencia, consiste en una preocupación obsesiva por un detalle de la apariencia del paciente. En esos casos, en lugar de un cirujano, la solución está en un profesional de la salud mental.