Si aceptamos la concepción más amplia de «hackear» como «intervenir algo para mejorar o variar sus funcionalidades o atributos», vemos que también existe un sinfín de hackeos que nada tienen que ver con el mundo digital.
Las personas, por ejemplo, hackean los muebles para que su salón no sea idéntico al de los miles que compran en las grandes cadenas que ofrecen los precios más económicos.
Oh my leg!, de EstudioDeco, es una web donde pueden comprarse adorables patitas de madera lacadas con las que dar a los muebles de Ikea una apariencia más parecida a la de los que puedes encontrar en un mercado de diseño.
Hay numerosas tiendas online que ofrecen vinilos con las medidas específicas de los muebels más emblemáticos de la tienda sueca para que los usuarios puedan personalizarlos. Algunas de ellas son MyIkea y Panyl.
Foto: MyIkea
Foto: Panyl
Pero no sólo de pegar vinilos viven los hackers analógicos. En la web Ikea Hackers hay cientos de ejemplos de cómo se puede dar una vida alternativa a los muebles de Ikea. Una aburrida cómoda convertida en una cocina de juguete para los niños, un mueble minimalista mutado en un objeto vintage… Aquí van más ejemplos de proyectos «hazlo tú mismo» («DIY», por sus siglas en inglés) que parten de un mueble de Ikea.
Foto: Ikea Hackers
Foto: HouseBeautiful.com
Aparte de los muebles, muchos objetos cotidianos son susceptibles de ser hackeados para ser más útiles u originales. O para solucionar pequeñas molestias caseras para las que ningún fabricante ha pensado (todavía) una solución manufacturada.
Cuando te encuentres con un pequeño engorro doméstico, piensa que seguro que alguien ha pasado por eso antes que tú, y seguro que ha tenido tiempo de pensar en una solución creativa.
En internet hay numerosos vídeos de trucos caseros que te harán la vida más fácil:
Hay también quien hackea ropa. Y no lo hace sólo Piqué. Lo hacen para eliminar el logotipo de la marca, para adaptarla a su estilo o simplemente para no vestir como los demás. Una solución extendida es la de añadir parches bordados a cazadoras y otras prendas vaqueras para no parecer un peón más de la legión Inditex.
Foto: Losparches.com
Este informático, incluso, se ha atrevido a hackear a su bebé para que este duerma más horas.
El caso es no conformarse con la realidad, sino adaptarla a las necesidades y gustos de cada uno. Y si además con ello se promueve el reciclaje y se frena un poco la cultura de «comprar y tirar», mejor que mejor.
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