Un viaje a las profundidades de la psique a través de las obras de Hagopian

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El mundo al que nos trasladan las obras de Hagopian es onírico. Es como si la psique hubiera agarrado los pinceles y se hubiera puesto a pintar sin complejos ni raciocinio. O quizá sí, pero con el suyo propio, con su lógica particular.

Hagopian, además de artista, es psicólogo. Normal que su profesión se refleje, de alguna manera, en sus obras. «Desde mi experiencia en el campo de la psicopatología con pacientes severos (depresión, trastorno límite de la personalidad, psicosis, autismo), considero mi obra una búsqueda incesante y necesaria de formas y conceptos abstractos que habitan el psiquismo de lo más profundamente humano», afirma este escritor y pintor nacido en Buenos Aires.

Influenciado por principios filosóficos, Hagopian viaja de lo individual a lo colectivo para proponer la representación de imágenes y procesos del espíritu que sacan a la luz «un mundo simbólico encriptado, oculto y hermético». «Desde pequeño me ha cautivado no solo la psicología, sino también la filosofía, los mitos y los acercamientos intuitivos del hermetismo —explica—. Así mismo, la representación de estos procesos en imágenes genera en mí una gran alegría al promover y proponer al observador un encuentro, ya sea por similitud u oposición, al diálogo interior con su propia vida simbólica. Todo arte, considero, es una propuesta de rebelión de lo que conocemos como fijo y estable».

Viajar por las creaciones de Hagopian es viajar a lo simbólico, algo que para él también es real y tangible. «Lo simbólico es otra dimensión de observar y comprender lo real. El agua, el pasto, las flores, el amor, el niño, la traición, el sacrificio, el héroe, la guerra, la injusticia y tantas representaciones más ¿qué son sino lo real y tangible que nos atraviesa día a día en el transcurrir de nuestra existencia? En el símbolo intuimos la esencia de lo real».

Pero sus pinturas también tienen un halo surrealista que deja ver la influencia de «la metafísica espacial de De Chirico, la fantasía y conjunción de Chagal, el dialogo constante de color y la estructura de Matisse y la voracidad de Munch».

Toda esa simbología está reforzada por el uso del color que hace el artista argentino. «El color representa el juego y la intensidad de la vida. En el color encuentro la posibilidad de un infinito emocional que expresa con una profunda efectividad la atmósfera de un sentir. Nos permite ser creadores de lo creado, otorgar una tonalidad emocional que impacta directamente en el sentir del observador y en el diálogo interno de la obra consigo misma. Y aporta también un elemento lúdico que facilita la posibilidad de repensar y resignificar el porqué de las cosas».

Aunque también trabaja con acrílico y óleo, la mayor parte de la obra de Hagopian es digital. «La inmediatez de los procesos, la búsqueda incesante de asir lo esencial, el reencuentro con las formas, la posibilidad de una paleta de colores infinitas, la importancia del equilibrio y la compensación me apasionan, y me estimula, a su vez, a promover el arte como una dimensión humana al alcance de todos», explica.

Además, la plasticidad de lo tecnológico y lo digital le permiten, según cuenta, diseñar sus obras en múltiples medios. «Utilizo diferentes programas de los más variado, desde el Paint y el Photoshop, hasta programas online, marcando siempre mi pulso a través del mouse, generando un trazo personalizado en cada una de mis obras. Me entusiasma el desafío de utilizar programas al alcance de todos y herramientas técnicas no muy elaboradas: no tablet, no pincel, solo el antiguo mouse, y cómo, desde la simplicidad, poder generar una gran complejidad».

En su proceso creativo, aparecen las ideas ya preconfiguradas donde lo único que tiene que hacer es ejecutarlas con perfección, y otras veces las obras se van desarrollando ellas solas hasta llegar a una concreción final. «También, cada obra tiene su propio proceso y sus propios tiempos, desde días enteros consecutivos de trabajo hasta varias obras en un mismo día», aclara el artista y psicólogo argentino. «Finalmente, considero que el arte es una búsqueda de lo esencial y siempre, una Resistence, una rebelión, una persistencia por generar diferentes afluentes de consciencia».

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