Icono del sitio Yorokobu

¿Crees que hablas de forma correcta? Pues va a ser que mientes

No es que no fuera consciente de la realidad, pero si podía elegir, Mayra prefería quedarse con la cara amable de la vida. Por eso nunca jamás vestía de negro ni usaba colores apagados, aunque más de una vez su madre la tildara de payasa. A Mayra poco le importaba el qué dirán. Ese optimismo a veces cargante lo exhibía también para todos los ámbitos de la vida. Y el lenguaje era uno de ellos. Pocas frases negativas aparecían en su conversación y se pasaba horas y horas revisando el diccionario en busca de la palabra adecuada que expresara el buen rollo que ella llevaba dentro. Era tal su obsesión por lo positivo que su cuerpo reaccionaba físicamente cuando escuchaba palabras negativas.

El día que acudió a una cita a ciegas buscando dar un poco de alegría a su sensibilizado cuerpo fue el último de su vida. Cuando su cita le contó que había aceptado salir con ella porque varias personas le habían tachado de encantadora, Mayra, literalmente, reventó. El candidato a novio aún se está preguntando por qué mientras se limpia ciertos restos que quedaron pegados a su pelo.

Y como sabemos que más de uno se estará preguntando qué hizo explotar a la happy flower de Mayra, aquí va la respuesta: porque ‘tachar’ tiene una connotación negativa  y por eso no puede ser usada con palabras de valoración positiva. Lo mismo ocurre con ‘tildar’. Por tanto, no son correctas expresiones como: *Tacharon la reunión de muy positiva o *Tildaron la experiencia de inolvidable. Una posible alternativa sería usar el verbo ‘calificar’.

Son casos de impropiedad léxica por contraste semántico. Pero no son estos los únicos términos que nos hacen meter la pata con cierta frecuencia.  ‘Adolecer’, que significa ‘tener algún defecto o sufrir algún mal’, es incorrecto si los usamos con el sentido de ‘carecer’. Así que por muy pesada que se ponga mamá a veces, un niño no «adolece del cariño de su madre», sino que carece de él.

Tampoco ‘atesoramos’ errores ni nos ‘vanagloriamos’ de nuestro mal saber perder. Así que no es correcto decir que Fulanito atesora grandes defectos o que Menganita se vanagloria de su terquedad. Si atesoras algo, que sean euros a cascoporro y si te vanaglorias de algo, que sea de ser la campeona de mus de tu barrio.

Y por mucho que lo veamos escrito en medios de comunicación, una crisis, un desastre, un drama… no pueden ser ‘humanitarios’ porque esa palabra se aplica para todo lo que se refiera al bien del género humano.

En el caso contrario tendríamos ‘involucrar’, cuyas connotaciones son negativas. Usarlo como sinónimo de ‘implicar’ tampoco es correcto. Así pues, no nos involucramos con causas benéficas, nos implicamos.

¿Entendemos ahora por qué reventó la sensible Mayra?

Salir de la versión móvil