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Chips, crisps, fries: dificultades lingüísticas de un americano en Londres

Muchas veces se ha dicho que «Inglaterra y Estados Unidos son dos países separados por un idioma común» pero hasta que viajé por primera vez a Reino Unido nunca me había dado cuenta de la veracidad de esta observación. Y he decidido contarlo porque creo que es algo que debería tener en cuenta cualquiera que quiera estudiar cursos de inglés en el extranjero.

Parece que muchas de las diferencias de vocabulario entre las dos versiones del inglés tienen que ver con los coches, algo que descubrí nada más bajar del avión desde mi Nueva York natal y tomar posesión de mi coche alquilado.

El hombre de la agencia explicaba las excelencias del modelo que había escogido, empezando por su amplio maletero, que llamó boot. ¿Boot?, me pregunté. Si boot en Estados Unidos significa ‘bota’; nosotros decimos trunkpor maletero. Luego resulta que en Londres nuestro hood (capó) es bonnet, algo que me extrañó más todavía, ya que bonnet en USA significa ese tipo de gorra que llevan las mujeres en las películas western.

Y así sucesivamente: nuestro fender (guardabarros) en Reino Unido es wing, algo curioso porque wing en América significa ‘ala’; a nuestro windshield (parabrisas) lo llaman windscreen; y nuestro turn signal (intermitente) lo llaman indicator. Y lo más extraño de todo: los vehículos en Reino Unido no funcionan con gasoline sino con petrol.

Al salir del car park (parking lot, hubiera dicho yo, pero no iba a discutir porque ya me marchaba) de repente me enfrenté a un peligro: olvidé que estos ingleses –qué raros son– conducen por la izquierda, y casi me arrolló un lorry (en cristiano un truck, o camión). Y luego tanto tiempo para encontrar la highway (autopista) de salida hacia el norte porque todos los letreros insistían en señalar un dual carriageway (¡como si todavía viajasen en anticuados carruajes!).

Y cuando por fin llegas a esa autopista, llámese como se llame, está llena de trailer trucks, palabra que se utiliza hasta en España pero que los ingleses insisten en llamar –qué amaneramiento– articulated lorrys.

Salí de esa carretera y entré en un restaurante para comer… y aquí más confusión todavía: yo quería un filete con patatas fritas (French fries) pero aquí las llaman chips. ¡Pero si en USA potato chipsson patatas fritas de bolsa, lo que en Inglaterra llaman crisps! Increíblemente enrevesados estos británicos.

Y aquí corn (maíz) es… maize. ¿Y para terminar la comida con un simple coffee with cream? No es tan simple: aquí resulta que es un white coffee.  

Durante el resto de ese día tan agitado descubrí otros disparates de estos ingleses y su curiosa lengua. Por ejemplo una public school de Estados Unidos –que como su nombre indica está abierta a todos– en Reino Unido es privada y de lo más exclusiva. Un apartamento no es un apartment sino un flat. Un simple movie theater es un altisonante cinema. Un ascensor (elevator en América) es aquí un lift. En Inglaterra un abogado (lawyer en USA) puede ser un barrister o un solicitor, nunca descubrí la diferencia.   

En USA jugamos a las checkers (damas) pero los ingleses juegan a draughts. Nosotros jugamos al soccer y ellos al football. (Bueno, en este caso podemos darles la razón, ya que se dice que inventaron este deporte.) Pero que nuestro sencillo y directo garbage can (cubo de la basura) se designe dustbin, o recipiente para polvo, me parece de lo más cursi.

Debido a tanto estrés lingüístico estaba cansado y tenía dolor de cabeza. Salí del restaurante en busca de un drug store (farmacia). ¿Pero quiere usted creer que no los hay en aquella verde isla? Bueno, sí que los hay pero, después de mucho andar, descubrí que se llaman chemist (químico), algo que me sorprendió: no era necesario realizar ningún experimento químico, solo buscaba una simple aspirina.

Fue entonces cuando me di cuenta de que lo que realmente necesitaba era un buen trago para calmar los nervios, pero cuando me acerqué a un policía municipal policeman decimos nosotros, bobbie dicen ellos, no sé por qué– y le pregunté por un liquor store, el hombre sonrió. Con ese acento tan poco inteligible de los ingleses me informó de que lo que buscaba era un off-licence (como si se necesitara una licencia para beber, o algo así, qué raro).

Demasiado culture shock para un solo día. Estaba exhausto y por fin encontré un bed and breakfast. (Esta vez, una denominación británica acertada, que parece que se entiende en todo el mundo, incluso en EEUU). Pero antes de dormir pedí en Recepción que me despertaran (wake me up) a las ocho.  

«Yes sir», me contestaron, «we’ll knock you up at eight».

¿¡Qué!? En Estados Unidos ‘to knock someone up’ significa dejarla embarazada, algo que en este caso no venía a cuento. Pero ya para entonces no me sorprendía nada de este país y nuestro idioma nada común y le contesté «Yes, please knock me up at eight!»

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