El teclado y la tableta se habían vuelto imprescindibles en su trabajo. Todas sus ilustraciones eran digitales. Hasta que un día se hartó. Jacopo Rosati se hastió de pasar toda su imaginación por un ordenador y decidió volver a usar las manos como hacía en el colegio.
El italiano, originario de Mestre, explica en su web que se fijó en el fieltro porque es un estilo poco explorado en diseño gráfico y proporciona una calidez que el trazo creado en pantalla no ofrece.
El ilustrador trabaja esta nueva modalidad desde hace algo más de un año y en ese tiempo ha realizado collages para varias publicaciones y para su colección personal.
Y un autorretrato de Jacopo Rosati.
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