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La olvidada historia de cómo los libros de bolsillo baratos popularizaron a Jane Austen

Es una verdad universalmente reconocida que cada vez que los medios escribimos sobre Jane Austen amamos caer en la tentación de empezar con un homenaje a Orgullo y prejuicio y que acabaremos repitiendo dos verdades sobre su producción literaria.

La primera será la de que en su momento tuvo un éxito más bien moderado. La segunda será la de que el bum de su éxito, la avalancha de ediciones y más reediciones de sus novelas, no llegaría hasta el final de la época victoriana y, sobre todo, la segunda mitad del siglo XX, cuando el cine y especialmente la televisión hicieron que sus novelas se convirtiesen en global y brutalmente populares.

Desde el momento en el que aparecieron las primeras ediciones de sus obras y el primer revival de su producción, alentado por la biografía que le dedicó su sobrino (y que hoy sabemos que manipulaba su figura para hacerla más amistosa para los estándares victorianos), la obra de Jane Austen se movió en un páramo editorial. La habían olvidado. Las bibliografías que trazan el árbol genealógico de su historia editorial así parecen demostrarlo.

Pero ¿estaba realmente Jane Austen olvidada o en realidad quien la estaba leyendo entonces —y cómo— no era el entorno que habitualmente analizan los académicos?

Lo cierto es que Jane Austen no estuvo exactamente olvidada. Sus novelas eran publicadas una y otra vez durante todo el siglo XIX en ediciones de libros baratos, los libros de bolsillo de la época, que llegaban a grandes masas de público con sus precios bajos. Jane Austen se convertía así en una lectura popular, algo que exponía su obra a todas las clases sociales y que seguramente ayudó a asentar su imagen de autora clásica. Sin embargo, la historia de esos libros de bolsillo que llevaron su obra a tantísima gente fue olvidada. Los libros de bolsillo baratos no suelen tener una larga vida y las bibliotecas no solían ni comprarlos ni conservarlos.

Puede que el recuerdo de todos esos libros de bolsillo baratos se hubiese quedado borrado en la historia literaria si una académica no hubiese llegado hasta ellos. La profesora de la Universidad de Texas Janine Barchas es la autora de The Lost Books of Jane Austen, un fascinante monográfico que se adentra en la historia de esos libros olvidados.

«Los libros baratos convierten a los autores en canónicos», adelanta ya la primera línea del libro. «En la segunda mitad del siglo XIX, las versiones baratas y de pacotilla de las novelas de Jane Austen hicieron el trabajo pesado de llevar su trabajo y su reputación al público generalista», continúa.

Imagen extraída ‘The Lost Books of Jane Austen‘ de Janine Barchas. con el permiso del autor.

Los libros de los que habla Barchas se vendían en los quioscos de las estaciones de tren británicas, eran los premios que recibían los escolares por su buen trabajo o funcionaban como material de lectura que distribuían organizaciones obreras. Las ediciones usaban papel malo y a veces empleaban ilustraciones cuestionables en términos de afinidad temática en sus cubiertas (por ejemplo, hubo quien vendió las novelas con reclamos a lo penny dreadful). Si sobrevivieron fue casi por cuestión de suerte.

La investigadora dedicó casi una década a reunir su colección de ediciones baratas de las novelas de Austen, que completó con el acceso a los fondos de dos coleccionistas que llevaban 40 años cada uno de ellos buscando esos libros olvidados de la escritora británica. «Los libros en sí mismos no eran habitualmente caros», indica Janine Barchas. «Encontrarlos fue la parte complicada».

LA OLVIDADA CULTURA POPULAR

Barchas nos cuenta por qué estos libros han sido ignorados durante tanto tiempo y si lo que ha hecho que se hayan olvidado tiene que ver con las razones por las que la cultura popular no ha sido valorada tradicionalmente en el mundo académico. «La respuesta corta es que sí», indica. «Estos libros fueron ignorados por los académicos y los bibliotecarios de colecciones especiales porque no eran ediciones serias o buenas y estaban hechos para ser meramente leídos y no coleccionados», señala.

Pero que estos libros no entrasen en las colecciones de las bibliotecas —y en las bibliografías que han ido haciendo los expertos académicos a lo largo del siglo XX— no tiene nada que ver con cómo los recibían sus lectores. «Las inscripciones en muchas de esas ediciones baratas sugieren que eran altamente valorados por los lectores ordinarios que los cuidaron durante décadas o los pasaron a sus hijos o nietos», apunta Janine Barchas.

En el mundo de la literatura seria, Austen no comenzó a ser tenida en cuenta hasta muy a finales del siglo XIX. Para los lectores, la historia es diferente. «¡Era realmente popular antes de que fuese considerada buena!», deja claro la profesora. Puede que los críticos no empezasen a pensar gran cosa de Austen hasta casi 100 años después del inicio de su carrera literaria, pero para los lectores populares su obra siempre había estado ahí.

EL BOLSILLO (ROSA) TRAJO A JANE AUSTEN A ESPAÑA

La investigación de Janine Barchas se centra en las ediciones en inglés de la obra de Jane Austen. Al fin y al cabo, es a ese canon literario al que pertenece la escritora. Sin embargo, su investigación también nos descubre cómo llegó Austen a España. Fue gracias a las colecciones de bolsillo de novela rosa durante la posguerra como las novelas de Jane Austen encontraron su posición en el mercado del libro español.

Las primeras traducciones de Austen al castellano llegaron sobre los años 20. Persuasión fue la primera novela de la escritora británica publicada en España en 1919 y en la Colección Universal de la editorial Calpe, como lista en Historia de los austenitas M. Carmen Romero. La abadía de Northanger sale en 1921 y Orgullo y prejuicio en 1924, ambas en la misma colección de clásicos universales.

Imagen extraída ‘The Lost Books of Jane Austen‘ de Janine Barchas. con el permiso del autor.

¿Tuvieron éxito? Nada más se publicó de Austen hasta los años 40, ediciones impulsadas por el efecto arrastre de las versiones cinematográficas. Esas publicaciones de la posguerra salieron en una colección de novela rosa, con el mismo tipo de cubierta que las novelas románticas de entonces. Esto cambia cómo se percibe a la autora y a su obra: Austen no es, así, una autora de clásicos universales, sino una de novelas populares de amor.

España fue uno de los mercados en los que se produjo lo que Barchas llama el «pinking Jane Austen», el convertir al rosa a la autora (algo, por otra parte, que lleva a que el universo de la novela romántica aún tenga que puntualizar ahora, muchas décadas después, que Jane Austen no es exactamente parte del género).

Esto llevó a que se asentase la idea de que leer a Jane Austen era algo femenino (hasta ese momento no había un sesgo de género en la percepción de Austen como autora), uno de esos prejuicios reincidentes sobre la novela romántica, pero también sirvió para ampliar aún más el alcance popular de las obras de Jane Austen. De hecho, cabría preguntarse si las obras de esta escritora hubiesen pasado la censura de la España de entonces si no hubiesen sido consideradas inofensivas novelas rosas.

Lo que sí parece evidente es que esas ediciones de los años 40 tuvieron éxito: en los años siguientes, salieron en castellano todas las obras de Austen.

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