La felicidad es un concepto universal y, a su vez, totalmente individual. Es casi como la paella: existe una receta tradicional, pero se suele decir que hay tantas formas de hacer una paella como valencianos sobre la faz de la Tierra (por cierto: ¡Ánimo, Valencia!).
Con la felicidad pasa un poco lo mismo: por mucho que exista un consenso entre lo que es ser feliz y lo que no, cada uno vive su propia felicidad o, al menos, tiene una idea propia de lo que necesita para alcanzarla.
La de Jeremy Fish no la conocemos al cien por cien, pero intuimos que no debe de ser de las más convencionales. Porque cuando le pedimos que diseñara nuestra portada a partir de lo que le sugiriese la palabra YOROKOBU (no me digas que a estas alturas no sabes que significa ESTAR FELIZ en japonés…), ideó la imagen que acabas de ver en la cubierta.
Vuelve atrás y mírala de nuevo. Y ahora, ¿te atreves a explicar lo que significa? Si no se te ocurre nada, tranqui, porque el propio ilustrador afincado en San Francisco, y que recientemente participó en el Festival Moments en Málaga, explica así su significado:
«El conejito solitario estuvo aislado en una isla privada de Playboys tristes hasta que conoció a la sirena de sus sueños. Ahora viven felices para siempre dentro de la barriga de un conejito con la mirada fija en la pareja perfecta. Todos viven en un paisaje de vainilla, chocolate y fresa. ¡La mejor combinación de sabores y colores para la máxima felicidad!».
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