Durante los primeros cincuenta años del cine, Hollywood se obsesionó con la delincuencia juvenil.
Los actores más jóvenes interpretaron a camellos de poca monta, acosadores de niños ricos, ladrones de turistas, navajeros, asesinos… Eran los herederos de la Gran Depresión en Callejón sin salida (1937), Ángeles con caras sucias (1938) Llamad a cualquier puerta (1949)…
En algunas de aquellas películas, un sacerdote pretendía apartar a los chicos de la calle —siempre chicos— de la influencia de mafiosos interpretados por James Cagney o Humphrey Bogart.
No solo Hollywood retrató a los jóvenes marginales. Películas como Los olvidados (1950, México) o Los 400 golpes (1958, Francia) están en las listas de los críticos de cine del mundo.
En los 60 y 70, el subgénero de la delincuencia juvenil se centró en las luchas raciales o de clanes: West Side Story, The Warriors, Quadrophenia…
Pero en aquellos años, Hollywood también creó un nuevo subgénero: las películas de playa. Historias sobre jóvenes surferos, primeros amores y sueños. Estas historias no trascendieron, pero mostraron a futuros cineastas que otras historias de jóvenes eran posibles.
Después, en los 80, llegaron las películas de jóvenes y adolescentes con las fórmulas y los temas que conocemos hoy. Películas que cada década han pretendido retratar a los jóvenes de su tiempo.
A continuación, recordamos cinco películas protagonizadas por jóvenes desde la generación X a la Z.
LOS 70
Carrie (1976)
Cuando pensamos en cine de terror adolescente, pensamos en chicos obsesionados con el sexo, chicas ansiosas por ser populares y en un tipo con un cuchillo diezmando la población adolescente de una pequeña ciudad. En este subgénero nacido en los 70, los protagonistas son meros esbozos que esperan el momento de morir de forma atroz.
Carrie rompió el esquema y se convirtió en una película de culto por la calculada dirección de Brian de Palma y la fuerza de la novela de Stephen King, una disección de la juventud y un alegato contra el acoso escolar. El novelista se inspiró en dos niñas que conoció en su infancia y que murieron antes de los 30 sobrepasadas por la vida.
En Carrie, el monstruo no lleva cuchillo. El monstruo es cada alumno y cada alumna de secundaria que acosa a Carrie White (Sissy Spacek), una adolescente frágil que, además, soporta la crueldad de una madre ultrarreligiosa.
Carrie expone cómo algunos adolescentes son crueles para desviar la atención sobre ellos. Cómo otros aplauden la crueldad porque necesitan formar parte de un grupo («todos contra…») y cómo otros miran a otro lado porque no quieren formar parte, pero tampoco quieren ser testigos ni ser las próximas víctimas.
LOS 80
El club de los cinco (1985)
El rebelde, el empollón, el deportista, la modosita y la rarita son personajes que esperamos ver en cualquier comedia sobre un instituto de secundaria, tanto de ayer como de hoy.
Estos personajes son reconocibles en El club de los cinco (The Breakfast Club), escrita y dirigida por John Hughes.
Ellos son Molly Ringwald, la eterna chica de rosa; Anthony Michael Hall, el empollón; Emilio Estévez, el atleta; Judd Nelson, el malote con chupa de cuero y Ally Sheedy, la gótica, una rara avis entonces.
Pero a diferencia de otras películas de la época, El club de los cinco permanece en el recuerdo de sus espectadores. El secreto: rasca debajo de la fachada de los personajes, revela el corazoncito de cada uno.
Nos hace comprender que la fachada es un escudo al que cada adolescente se amolda para su supervivencia. Esta es una de las razones que hacen de El club de los cinco una obra universal.
Risky Business (1983)
El Hollywood de los 80 también retrata el deseo de muchos jóvenes de entonces: ganar un millón de dólares antes de cumplir 30 años. Ávidos lectores de manuales de autoayuda del tipo Piense y hágase rico, y que no dudarán en usar el juego sucio para cumplir su objetivo.
Es la consecuencia del auge del capitalismo de la era Reagan. (En España, una parte de los jóvenes se engominó el pelo para imitar al tótem de la religión del dinero entonces, Mario Conde).
Ejemplos del ansia por el enriquecimiento son Tom Cruise con Risky Business (1983) y Cocktail (1988); Michael J. Fox con El secreto de mi éxito y Charlie Sheen con Wall Street.
LOS 90
Trainspotting (1996)
«Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos (…) Elige pagar hipotecas a interés fijo. Elige un piso (…) Elige preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el sofá a ver concursos que aplastan el espíritu mientras llenas tu boca de puta comida basura. (…) Elige la vida… ¿pero por qué iba yo a querer hacer algo así? Yo elegí no elegir la vida: yo elegí otra cosa. ¿Y las razones? No hay razones. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?».
Es la voz de Ewan McGregor que acompaña a su huida de la policía. Es la voz de un joven de Edimburgo, pero aún más: la voz de una generación desencantada con los cantos de sirena de los 80 que susurraban que teniéndolo todo podrías alcanzar la felicidad.
Los protagonistas de Trainspotting toman heroína para evadirse de la rueda de hámster de trabajar para consumir y trabajar para pagar facturas… Si es posible, porque en la Inglaterra posthatcheriana el empleo escasea, y cuando lo hay, es precario.
En el resto del mundo las cosas no estaban mejor para los jóvenes. A comienzos de los 90, la burbuja inmobiliaria japonesa y el aumento del precio del petróleo por las guerras en el Golfo desestabilizaron las economías del mundo. Y cuando hay crisis, los más jóvenes pagan las consecuencias.
Desaparecer, apartarse del mundo, fue el deseo de muchos jóvenes que vieron reflejadas sus frustraciones en la película dirigida por Danny Boyle basada en la novela de Irvine Welsh.
LOS NUEVOS 00
Ghost World (2001)
Muchas historias de adolescentes acaban el último día de clase con los protagonistas creyendo que vivirán en un perpetuo presente de felicidad. Como dijo Orson Welles, «el secreto de un final feliz es saber dónde cortar una historia».
Ghost World comienza tras los supuestos finales felices de las comedias adolescentes. Por fuerza, no es una simple comedia: es una comedia negra en la que vive el espíritu rebelde de la generación X, que rechaza el consumismo.
Las protagonistas son dos amigas (Thora Birch y Scarlett Johansson) que, recién acaban la secundaria, hacen planes para compartir piso, pero la realidad tiene sus propios planes, como los trabajos precarios.
La vida las llevará a experimentar continuos finales: la pérdida de la inocencia, de la confianza cultivada en la escuela y el estancamiento de los sueños.
Atrás quedan las odiosas rutinas familiares y escolares que, aun así, suponían un orden en el mundo contra el que oponerse. Tras la escuela, Enid es víctima de un mundo que detesta, el de las apariencias y el consumismo, a la vez que contribuye a su mantenimiento.
LOS NUEVOS 10
Mi vida a los 17 (2016)
La depresión en la adolescencia es un tema que rara vez trata el cine.
La guionista y directora Kelly Fremon Craig se acerca al tema con inteligencia y delicadeza en Mi vida a los 17. Lejos de clichés, conjuga el drama y la comedia siguiendo los estados de ánimo extremos y contradictorios de una adolescente llamada Nadine (Hailee Steinfeld).
Estados extremos porque a la depresión solo puede oponerse una fuerza contraria con idéntica intensidad: un estado maniaco.
Aparentemente, Nadine no es diferente de otras chicas de su edad: choca con su madre, detesta a su hermano (una estrella del instituto), sobrelleva la muerte del padre y tiene una buena amiga —Krista— con la que intercambia confidencias. Esta amiga la mantiene a flote. Todo cambia cuando Krista se lía con el hermano de Nadine… Esta se siente traicionada y desciende a los infiernos.
Las personas que se acerquen a la película se reconocerán en Nadine, aunque no hayan caminado por las emociones exacerbadas. Al fin y al cabo, Nadine nos recuerda qué frágiles son los adolescentes: tratar de entender el mundo y entenderse a sí mismos mientras el cuerpo y la cabeza cambia, no es fácil.