«Todo el mundo recibe tanta información durante todo el día
que pierde el sentido común»
(Gretude Stein)
«Vivimos en una sociedad donde experimentamos de manera cotidiana una saturación de imágenes, mensajes y códigos icónicos que nos asaltan e interpelan sin descanso. Aún así, hemos asumido con tanta naturalidad esta invasión que ni siquiera somos conscientes de su presencia». Son palabras del crítico de arte Pedro Luis Lozano Uriz inspiradas por la obra de Juanjo Lazcano: pinturas al óleo inspiradas en fichas antiguas de archivos policiales en las que se «cuelan» elementos propios del mundo digital.
En estos contextos, las gráficas de internet se convierten en lo que quizá deberían parecernos en la vida real: elementos extraños que «manchan» dichas escenas y las vuelven grotescas e incluso cómicas.
La explicación de la serie Distópicos descansa, por un lado, en el deseo del autor de convertir un icono que hemos visto reproducido digitalmente hasta el infinito en «una pieza única, un objeto tangible que pueda colgarse en la pared». Y, por otro, en su fascinación por esa época que veía en fotografías o películas en blanco y negro y de la que tenía que imaginar la información cromática que no aparecía, «descubrir matices que no existen y tratar de crear color donde no lo hay».
Así como tenemos bastante clara la estética de otras épocas, no lo está tanto la actual, porque no es solo una. Para Lazcano, la imagen que proyectan las personas hoy no es unísona. «Por todos es reconocible la estética de los 70, 80, 90… En la actualidad todos proyectamos y recibimos millones de imágenes o influencias que hacen que no se vea claro un hilo conductor».
Si hubiera que destacar algunos rasgos estéticos de una escena cualquiera de 2018, quizá habría que hablar, más que de una indumentaria, del encorvamiento hacia una pantalla, ese no mirar a los ojos de los que están al lado. Pero el propósito del artista con su serie Distópicos no es criticar el zombiewalking, la obsesión por los likes ni el exceso de información basura: «Mi intención no ha sido tanto hacer una crítica sino una llamada de atención para crear consciencia de la sobreexposición a imágenes, vídeos, iconos o del bombardeo de noticias y programas televisivos en la época que vivimos y que hasta hace pocos años no existía».
Su obra reflexiona, pues, sobre esa sobreabundancia informativa. Sobre esa búsqueda de lo inmediato y pérdida de la capacidad de reflexionar, esperar y aburrirnos. «No tenemos más que fijarnos en un paseo por el campo: tendemos a mirar nuestra cobertura, si nos encontramos donde dice el gps, e inmediatamente publicamos fotos e impresiones de qué bien lo pasamos y lo “relajados” que estamos», ejemplifica. «Hace pocos años teníamos la paciencia de aguantar al día siguiente para llevar las fotos de nuestro carrete a revelar, esperar que algunas saliesen bien y en la siguiente reunión divertirnos compartiéndolas…».
Dice que la obra con la que más disfrutó de la serie fue WIFI-WC, en la que «un tipo nos mira fijamente con aire de circunspecta interrogación. ¡Necesitamos wifi en el váter ya!»
La dualidad o el contraste entre los iconos de internet y las redes sociales y los entornos a lo que estos no pertenecen en absoluto podría conseguirse también en otros escenarios, según el artista: «La idea de introducir notas disonantes, como son estos iconos, o tecnología que no debe existir en esa época, es trasladable a cualquier otro tiempo pasado. Me sirven Las Meninas por poner un ejemplo».
Juanjo Lazcano finaliza esta conversación con una reflexión sobre el espacio de la pintura tradicional en el entorno digital. «Espero, que por la cuenta que me trae y siendo el medio en el que trabajo, ese espacio sea grande», bromea, para pasar inmediatamente a hablar muy en serio y aceptar el reto de encontrar la diferencia en dos mundos inevitablemente relacionados: «Sinceramente creo que son dos medios complementarios y con objetivos diferentes. Quizá uno busca la reproducción perfecta para la que fue fabricado, como ilustrar libros, revistas o portadas de videojuegos. Y el otro intenta acercarse al lado material de posesión como objeto, pienso que es menos frío. Quizá es un punto de vista más romántico».
Una respuesta a «Detective de los años 20 busca wifi»
[…] Juanjo Lazcano mezcla los detectives de los años 20 con la nueva era digital: http://www.yorokobu.es/juanjo-lazcano-distopicos/ […]