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Creatividad

La baraja ilustrada de la gastronomía española

La España de toda la vida huele a café en la mesa del bar del pueblo, donde los abuelos primero, y tú después, barajabais mazos de cartas para jugar al tute o al mus.

Son recuerdos de la iconografía clásica de las barajas españolas de Heraclio Fournier: oros, copas, espadas y bastos que forman parte del imaginario colectivo de un país entero.

La cosa, sin embargo, no se quedó en el pasado. Fournier sigue haciendo barajas y alguien tiene que dibujarlas. Silja Goetz ha sido la encargada de dibujar una Baraja de la Gastronomía Española y, para ello, ha tirado de iconos gastroibéricos como el jamón, las naranjas, Simone Ortega o Ferrán Adrià.

La ilustradora, que también trabaja para revistas como The New Yorker, Vogue, Vanity Fair o editoriales como Penguin y Harper Collins, resolvió los palos con jamones, copas de vino, naranjas y peces.

Los colores eran el primer reto a resolver. Que los bastos sean jamones y otros embutidos era obvio. El jamón es el orgullo de la península ibérica y desde que vi a un amigo llevarse una pata de jamón en el hombro, lo asocio con una maza. Los cerdos ibéricos debajo de encinas representan a Extremadura y Castilla y León.

Las copas también eran fáciles porque ya son herramientas para alimentarse. Solo había que llenarlas de todo tipo de vinos de la península. Y así ya tenemos a Andalucía, La Rioja y todas las otras regiones que producen vino.

Con los oros dudé un poco más porque la tortilla de patatas es redonda y el primer plato español que aprendí a cocinar. Al final me decanté por las naranjas, que se exportan a todo el mundo, son muy vistosas, y representan al Levante. Como compromiso puse la tortilla en la caja.

Las espadas podrían haber sido cuchillos, pero al final se convirtieron en peces que, al fin y al cabo, también brillan y son alargados. Esto nos lleva a la pesca del atún en el Mar Cantábrico, por ejemplo.

Para elegir a los reyes había que investigar. Tenía claro que había que poner paridad entre hombres y mujeres y había una amplia oferta. Al final elegí a tres personajes fascinantes de la historia: Zyriab, la Marquesa de Parabere, Simone Ortega y un representante de la modernidad, Ferrán Adriá.

Goetz, que vive en Madrid y es profesora en el IED de Madrid, se declara fan de «las vinagretas, especialmente las Gildas, y de la sopa del cocido madrileño». Como es versátil, las torrijas, el pulpo y los calamares en su tinta también forman parte de su catálogo de asimilaciones. Vamos, que se ha documentado antes de acometer la baraja de la gastronomía.

Por David García

David García es periodista y dedica su tiempo a escribir cosas, contar cosas y pensar en cosas para todos los proyectos de Brands and Roses (empresa de contenidos que edita Yorokobu y mil proyectos más).

Es redactor jefe en la revista de interiorismo C-Top que Brands and Roses hace para Cosentino, escribe en Yorokobu, Ling, trabajó en un videoclub en los 90, que es una cosa que curte mucho, y suele echar de menos el mar en las tardes de invierno.

También contó cosas en Antes de que Sea Tarde (Cadena SER); enseñó a las familias la única fe verdadera que existe (la del rock) en su cosa llamada Top of the Class y otro tipo de cosas que, podríamos decir, le convierten en cosista.

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