Durante varias noches durmió en el sofá. Otros lo hacían en la Puerta del Sol pero Silvia Nanclares no podía. Estaba en una casa, en medio del campo, en el sur de Francia. Había ido hasta allí para alejarse del mundo por un tiempo para editar su último libro. Pero el mundo la sorprendió y fue a por ella hasta la campiña. El levantamiento social que se estaba produciendo en Madrid interrumpió su concentración y la sacó de la cama para trasladarla al sofá. Era una forma de estar en Sol porque, al lado, tenía a todos los demás, en la pantalla del ordenador, vía streaming.
Durante esos días de mayo, Nanclares pensó en muchas de las filosofías que había detrás del movimiento 15-M. La acción siempre tiene a sus espaldas unas ideas y unas palabras. La autora del blog Entorno de posibilidades dijo en un mensaje en Twitter: “Si no quieres ser como ellos, lee algunos libros para entender cómo hemos llegado hasta Sol (porque no salimos de la nada)” y le añadió la etiqueta #bookcamp. La pregunta funcionó y muchas personas empezaron a hablar de los libros que los habían hecho salir a la calle.
Nanclares lanzó una nueva pregunta en la red social. “Y tú, ¿qué libro te llevarías a tu plaza/acampada/bookcamp?” y le añadió el hashtag #bookcamping. La nueva cuestión funcionó aún mejor. Decenas de personas escribieron el título de estos libros, pero muchas más incluyeron un enlace para que los demás se pudieran descargar las obras.
La escritora reunió toda esta información y la colgó en su blog personal. Era, sin que aún nadie lo supiera, el principio de una biblioteca virtual en favor de la cultura libre que hoy se llama #bookcamping y reúne más de 1.000 títulos.
Llegaron entonces Kamen Nedev y Daniel Gómez. Empezaron a ayudar a Nanclares en el archivo y catalogación de las obras. “Nos pasábamos las noches listando libros”, cuenta Nedev. María Castelló Solbes apareció después. La ilustradora hizo la imagen y las ilustraciones. Gómez programó el site. #bookcamping ya tenía espacio propio: bookcamping.cc. Un dominio que hace redondo el nombre de la web porque parece hacer referencia a Creative Commons (licencias que no limitan totalmente el derecho de uso o reproducción de una obra). Sin embargo, .cc es, en realidad, el dominio de las Islas Coco.
Jessica Romero y María Durán (responsable de la estructura de la web) completaron el núcleo de las seis personas que tomaron, definitivamente, las riendas de #bookcamping. Cuatro mujeres y dos hombres. Por eso, en sus escritos y en sus manifestaciones públicas, siempre hacen referencia al grupo como “nosotras”. Una cuestión de mayoría.
#bookcamping nació con ideología. La cultura debe ser libre y abierta a todo el mundo. Eso no significa, según Romero, que esta plataforma pretenda ser un LibrosYonkis donde se puedan colgar todo tipo de publicaciones, incluidas las de licencia copyright. “Solo se pueden descargar libros que tengan licencia copyleft, creative commons… porque queremos contribuir a la construcción de otro modelo cultural más sostenible, más igualitario, en el que los intermediarios sigan existiendo pero no puedan ganar más que los propios autores. Por eso queremos investigar sobre nuevos modelos editoriales, sobre el libro electrónico, la propiedad intelectual… Queremos poner nuestro granito de arena para entendernos mejor entre autores, lectores, editoriales y libreros”.
Bookcamping.cc está organizado por estanterías que crea o ‘inicia’ un bookcamper. Entre ellas se puede encontrar, por ejemplo, ‘Contraculturas y arte crítico. Desde la base, desde los márgenes, desde siempre’, ‘Literatura infantil no infantilona’, ‘Distopías clásicas y escalofriantemente disfrutonas’ o ‘Economía política de la crisis’. Dentro de esta última, por ejemplo, también hay libros como Caos y orden en el sistema, El planeta de las ciudades miseria, Capitalismo puro o Ensayos de persuasión.
Pero esta biblioteca no hace solo funciones de almacén. La intención es que los bookcampers colaboren con ideas y conversaciones relacionadas con las obras que se comparten. “No queremos que sea solo un repositorio de libros. Pretendemos que sea una red social y que cada persona pueda hacer su propia librería. Y queremos también que las editoriales tengan sus propios perfiles para que toda la cadena del lector se vea implicada”, asegura Romero. “Queremos hacer un club de lectura para hacer escritura colectiva y comentarios de texto compartidos”, añade Nedev.
“Tenemos muchos planes para esta biblioteca”, indica Romero. Y los lista así: “transformar el fondo #bookcamping en 100% libre, desarrollar herramientas sociales (perfiles, reseñas, recomendaciones, estanterías), implementar un sistema de almacenamiento y lectura colectiva de referencias con licencias libres, hacer listas comisariadas, involucrar a las editoriales en el nodo de la plataforma e investigar modelos de negocio en el ámbito de la edición, internet y licencias libres”.
Los trabajos de investigación están ya en marcha. En el espacio de cultura digital Medialab-Prado, en Madrid, han formado un grupo llamado Literatura, cultura libre y (des)organización editorial. “La idea es que #bookcamping sirva como proyecto de investigación y experimentación de publicación. Es territorio comanche”, dice Nedev. “Es así como nació. No comenzó con ninguna misión. Desde el principio ha sido un campo para experimentar”, agrega Castelló Solbes.
La filosofía de la cultura libre y abierta llega hasta los pilares mismos de la biblioteca. La web es de código abierto para ayudar a otras personas a crear más centros de libros online. Y, además de compartir la información sobre cómo está programada, #bookcamping quiere crear una red de bibliotecas asociadas en el futuro.
Nunca subestimen el poder de un tweet.