Categorías
Creatividad

La cruda realidad de la publicidad en una infografía

Podría haber hecho un retrato idealizado de lo que significa ser un creativo publicitario. De los premios, las grandes cuentas, sueldos altos en la alta dirección, eslóganes que hacen historia. Pero no. Decidió bajar al terreno. A la cruda realidad del día a día de esta profesión.

Sucedió en un curso de dirección de arte. Oriol Fernández, creativo de la agencia Small, quería mostrar a sus alumnos a qué atenerse si deciden dar el salto a la industria.

Las respuestas las dejó a 50 creativos que trabajan en Barcelona a los que lanzó preguntas como «¿estas orgulloso del resultado final de tus trabajos?», «¿cuántas de tus ideas han visto la luz y cuántas cayeron por el camino?» o «¿que porcentaje de días has cumplido tu horario?». En total, 10 preguntas. Los encuestados tienen una media de 9 años de experiencia y provienen de 30 agencias de distintos tamaños y disciplinas.

Fernández cogió esas respuestas y las plasmó en una infografía que presentó a sus alumnos. Los resultados no son precisamente optimistas pero no mienten.

(Hacer click en la imagen para agrandarla)

Los 2 estados de ánimos más asociados con el trabajo son el estrés y la frustración:

Un 71% trabaja más horas de lo establecido en su horario:

El 55% no quiere dedicarse a esto toda su vida:

El 62% dice no estar orgulloso con el resultado final de sus trabajos:

El 32% ha tenido que realizar más de 10 cambios en el último trabajo que hicieron para un cliente:

Un 81% de sus trabajos no acaban siendo publicados:


Sin embargo, la miniencuesta tiene final feliz. El 77% de los encuestados responde que les gusta su trabajo contra un 14%.

«Existe una profesión cuyos miembros aspiran a hacer arte, en que la mayoría del trabajo producido nunca llega a ver la luz (o al menos en su forma original) y en que lo normal es perder concursos. Un oficio en que la gente se queja, pero del que tampoco huye: ¿es posible que este trabajo, a pesar de todo, guste?», reflexiona el autor del estudio.

«Así que ahora los estudiantes saben a qué se exponen. Por desconcertante que eso sea. Más explicaciones no tenemos. De algo tendrán que vivir los psiquiatras», concluye Fernández.

Habrá alguno que pensará que no se puede extrapolar esta experiencia a toda la publicidad. Probablemente tengan razón o probablemente encontrarán muchos paralelismos con su propia experiencia. Sea lo que sea,  los comentarios aquí debajo están para decir lo que uno piensa.

Más información en el blog de Small Barcelona.

Por Marcus Hurst

Marcus Hurst es Cofundador de Yorokobu y Redactor Jefe de Ling Magazine. Puedes seguirle en @marcushurst

Salir de la versión móvil