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Creatividad

La galería de arte de 35 centímetros cúbicos

No solo rompe esquemas. Obliga a romperlos. Una noticia al uso diría: “La galería de arte abrió sus puertas…” pero aquí no vamos a poder tirar de oficio. La galería no tiene puertas. Está en el centro de Madrid. En la calle Veneras. Mide 35 centímetros cúbicos y su dueña, la artista Sasa Yagüe, la ha llamado Galerías Preciados.

La galería cumple su papel cuando Sasa organiza una muestra y convoca allí a una serie de artistas e invitados para apreciar una pieza. Entonces es, según la artista, “35 centímetros cúbicos de arte”. Mientras tanto no hay ninguna señal que indique que ese espacio no es solo una ventana.

–Mmm… Pero… ¿No es un espacio público?
–¡Lo he privatizado! –contesta al instante, decidida, Sasa.

En los orígenes de la idea de esta galería está la obra del activista estadounidense Ben Morea, miembro de grupos como Black Mask (colectivo de inspiración dadá y surrealista con ideas anarquistas) o Up Against the Wall, Motherfucker, organización artística que se definía como “pandilla callejera con análisis”. Un lema que se ha convertido en la inspiración para que Sasa decidiera, según sus palabras, “crear un meeting point para una pandilla callejera con actitud”.

La otra referencia clave es The Wrong Gallery. Fue inaugurada en la calle Chelsea de Nueva York, en 2002. Tampoco era un local al uso. Era un espacio de apenas un metro cuadrado, en plena calle, ante una puerta de cristal. El letrero: “Fuck Off. We’re Closed” (¡Que te den! Está cerrado). Y, al igual que Galerías Preciados, nunca ‘abrió sus puertas’. Era una puerta cerrada.

Allí expusieron más de 40 artistas internacionales. Entre ellos, Tomma Abts, Pawel Althamer, Phil Collins, Paul McCarthy o Shirana Shahbazi.

En septiembre de 2005 la galería creada por el italiano Maurizio Cattelan y los comisarios Massimiliano Gioni y Ali Subotnick fue arrancada de su lugar. Tate Modern recuperó la puerta y reubicó The Wrong Gallery en sus instalaciones.

Galerías Preciados se erige como un “asalto topográfico a la seguridad de la ciudad”. Pero, además, cumple una función. Sasa pretende que “los artistas tengan nuevas opciones para mostrar su obra. Muchos artistas no tienen galería. Aunque, por lo demás, tenemos de todo. Capitalismo nacional, precios altísimos…”.

La galería intenta “establecer nuevos diálogos entre artistas, comisarios, galeristas, coleccionistas…”, indica. “Las circunstancias de las galerías están cambiando y hay que crear nuevas opciones”.

Galerías Preciados se inauguró el primer viernes del pasado septiembre. La primera obra que se expuso fue creada por Sasa. Ese día fue a la vez artista y galerista. La obra era un cartel de ‘Se vende’ situado encima de los 35 milímetros cúbicos.

“La elección de los artistas que exponen se produce en cadena. Yo fui la primera. Después pedí a Javier Lozano que fuera el siguiente y él tiene que tomar el testigo e invitar al próximo”, explica Sasa. “Cada artista decide qué va a hacer con su obra. La pieza puede haber sido vendida previamente o se puede vender, en una subasta, el día de la exposición. Un artista, Josechu Dávila, propuso que si la pieza no se vendía en ese momento, podría quemarse, pero yo prefiero otras opciones”.

Una alternativa es que la galerista cumpla “funciones de emergencia”. Es decir, “le ayudo a vender su obra”, especifica Sasa.

En este momento las exposiciones están congeladas. “Los artistas han cuestionado la dinámica de la galería por miedo”, explica. Pero Galerías Preciados sigue viva. El pasado 5 de enero organizó una subasta que se convirtió en sí misma en una pieza de arte.

Sasa llamó a nueve artistas y les dijo que prepararan una pieza para subastar al cabo de unas horas. “Todos fueron asaltados un día antes y todos dijeron que sí”, comenta. A las 11 de la noche los artistas se reunieron en el Café Moderno de Madrid y comenzaron la subasta por una cantidad simbólica. Veinte euros como precio de salida. Las obras eran de Antonio de la Rosa, Javier Lozano, Josechu Dávila, Rafa Sendín, Javier Núñez Gasco, Ramón Mateos, Dani Blanco, Pa Blo, Nuria Carrasco y la propia Sasa.

“Son los mejores artistas contemporáneos de este país”, dice la galerista. “Y, además, surgió un espontáneo. El artista publicista. Ricardo Llavador añadió una pieza. La presentó y la compró. Esa acción superó a Damian Hirst porque el británico compró toda su obra a Saatchi pero Llavador, además, dejó dinero para la galería. Hirst es el único que le ha dado la vuelta al mercado. Ha sido la primera vez que el arte ha cotizado en bolsa. La especulación de su obra sobre su propia obra es una obra de arte en sí misma”.

Galerías Preciados tiene ahora sus ojos puestos en la capital alemana. Ese es el destino de su próximo proyecto. “Vamos a asaltar la bienal de Berlín. No queremos ser invitados. Queremos asaltar a Voina, a los comisarios. Si ellos son revolucionarios, nosotros somos más”.

Por Mar Abad

Periodista. ✎ Cofundadora de la revista Yorokobu y de la empresa de contenidos Brands and Roses (ahí hasta julio de 2020).

Libros.  Autora de Antiguas pero modernas (Libros del K.O., 2019). «No es una serie de biografías de mujeres; es una visión más vívida, más locuaz y más bastarda de la historia de España». Lo comentamos en El Milenarismo.

Autora de El folletín ilustrado junto a Buba Viedma. Lo presentan en Mundo Babel (Radio3) y en Las piernas no son del cuerpo, con Juan Luis Cano (Onda Melodía).

Autora de De estraperlo a #postureo (editorial Larousse, 2017). Un libro sobre palabras que definen a cada generación y una mirada a la historia reciente desde el lenguaje. Hablamos de él en Hoy empieza todo (Radio3), XTRA!, La aventura del Saber (La2).

Autora junto a Mario Tascón del libro Twittergrafíael arte de la nueva escritura (Catarata, 2011).

Laureles. ♧ Premio Don Quijote de Periodismo 2020. Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes 2019, Premio Internacional de Periodismo Colombine 2018, Premio de Periodismo Accenture 2017, en la categoría de innovación.

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