Aitch es como se dice H en rumano y también la inicial de Heliana Rotariu, la artista que se esconde tras una letra aparentemente muda. Aitch estudió arte en el colegio y la universidad especializándose en diseño gráfico e ilustración editorial. Ahora, esta artista rumana, ultima varias exposiciones fuera de su país.
Su trabajo está fuertemente influenciado por el folklore y la naturaleza. Pero además de esto, la repetición de patrones es también otra de las fuentes principales de su inspiración en todo lo que hace.
En su obra se pueden encontrar infinidad de detalles escondidos. Su estilo es una mezcla entre lo naïf y lo barroco, y con el tiempo, ha evolucionado hacia algo cada vez más luminoso. “Echando la mirada atrás a cuando empecé a tomarme en serio este trabajo, veo que lo fantástico y mágico ha sido una constante en mi obra. Veo que mezclo mundos y personajes. Pero mientras al principio todo era más oscuro y tenebroso, como sacado de una pesadilla, ahora es todo más onírico con una clara inspiración de la naturaleza”, aclara.
Aitch explora en su imaginación para encontrar las criaturas y escenas de sus pinturas dándoles un peculiar y alegórico punto de vista que aplica sobre soportes muy diversos, desde murales a piezas de cerámica.
Su proceso de trabajo está basado en una yuxtaposición de lo real y lo inventado. En todo momento, trata de plasmar lo que le pasa por la cabeza sin pensarlo demasiado. “Realmente no hago nada para forzar este proceso, la musa aparece y desaparece a su antojo”, explica Aitch.
Actualmente dice estar perdiendo sueño por culpa de una exposición que tendrá próximamente en Portugal. “Estoy super excitada con este tema”, comenta la rumana. Además, para el verano, prepara junto a su pareja, el también artista Saddo, otro viaje a Canadá donde expondrán juntos parte de su trabajo. Escucha atentamente, esta H tiene mucho que decir.
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La H que no es muda
