Está ahí, siempre presente, aunque solo nos demos cuenta de su existencia cuando falta. La luz es esa pincelada invisible pero determinante en un cuadro, la que pone el colofón a lo que se muestra o se oculta. La luz es juego y es símbolo y metáfora. Damos por hecha su existencia y la reconocemos necesaria, pero no la vemos. Hasta que alguien nos obliga a enfocar la vista y prestar atención al cuadro: «¡Qué dominio de la luz!», y se encienden todos los interruptores de nuestra atención para reparar en lo ciegos que estábamos.
A la luz está dedicada la exposición La línea sueña, comisariada por Javier Riera, que forma parte del programa del Madrid Design Festival en su edición de 2025. El título hace referencia a la idea de Paul Klee sobre el dibujo como actividad de conexión entre el mundo interno y la realidad, una metáfora que se traslada a la luz como trazo del espacio.
En la muestra pueden verse 70 piezas creadas por 45 diseñadores y artistas que abarcan distintas disciplinas: la iluminación de interiores, el diseño de producto y las instalaciones lumínicas. Todas ellas comparten un sentido del diseño estrechamente vinculado con la arquitectura y el paisaje y una visión particular de la luz en la cual lo técnico y lo metafórico discurren en paralelo.
Entre los creadores participantes destacan nombres como Amarist, Antoni Arola, Rocío Asensi, Sabine Marcelis, Andreína Raventós, Massimiliano Moro, We+, Maximilian Marchesani, Michael Anastassiades, Andreu Carulla, Parachilna (Jordi Veciana, Atelier Oï, Partisans), Mayice, Juan Fuentes, ÁBBATTE, Marre Moerel, ELIURPI, Davide Groppi, Vanesa Casas, Draga & Aurel, Josep Vila Capdevila, Jana Tothill, Héctor Serrano, Max Enrich, Eduardo Barco, Studio Élémentaires, María Abando Olarán, Candela Cort/LZF, Marta Pascual, Mario Ruiz, Ezequiel Nobili, Max Milá, Lucas Muñoz, Álvaro Catalán de Ocón, Sergi Pequera/Suru, Carlos Coronas, Elisa Valero, Frank Oehring y Gonzalez Haase-AAS, entre otros, así como alumnos 4º curso del Grado en Diseño de Interiores LCI BARCELONA.
«Esta exposición habla de la luz desde un ámbito que no es tanto de espectáculo, de ese factor que tiene la luz de encandilarnos y fascinarnos, sino que también estamos introduciendo la reflexión, el refinamiento, la elaboración y la sostenibilidad», explicaba Javier Riera en la inauguración. Una invitación a sentir la luz desde el ámbito del diseño, pero también desde las múltiples miradas a las que podemos someterla para reflexionar sobre ella.
Porque ¿qué es la luz? Desde luego, un elemento ancestral y simbólico que identificamos con vida, calor, hogar, religiosidad. Pura metáfora, pura poesía. Si atendemos a la mirada de la ciencia, pensar que las estrellas son luces extinguidas, luces del pasado, nos sitúa en un terreno evocador que no hace sino ampliar el aspecto poético de la experiencia. Pero en lo que buena parte de los artistas que participan con sus diseños en La línea sueña coinciden es en verla y tratarla como un juego, una experimentación que tiene como consecuencia inmediata el desarrollo técnico.
«En los últimos años ha habido un desarrollo técnico monumental, que permite a los diseñadores afinar enormemente el instrumento lumínico tanto en tono de luz, en intensidad, en color, en materiales que emiten la luz… Y todo esto repercute en una coherencia nunca vista antes entre el producto que se está haciendo y el papel que la luz hace en él, cómo la luz se integra con los materiales, con las formas; como llega a tener una coherencia nunca vista», explicaba Riera.
Miradas para reflexionar
La exposición se divide en varios grupos temáticos, propuestas, según el comisario de la muestra, para que el espectador aborde las obras que comprende a partir de distintas líneas de mirada. «Se busca que el espectador genere su propia valoración. No queríamos ser excesivamente didácticos, apelamos al espectador para que piense, disfrute y reflexione. Hemos intentando que la exposición cumpla el papel de unir ese factor de belleza y ecandilamiento de la luz con ese factor de reflexión, de profundidad, de refinamiento».
La luz lo empapa todo, nada escapa a su pincel ni a su cincel. La mañana lo pinta de un modo que poco tiene que ver con la tarde, y en cómo moldea la luz el paisaje se despiertan en nosotros emociones diferentes. Contemplar un paisaje, por tanto, es comenzar a habitarlo emocionalmente, y basándose en eso los diseñadores trabajan con la luz vinculándola a sus formas, los materiales que lo componen, los colores… ‘La luz en el paisaje’ es el primer bloque de esta exposición.
Las sombras son el resultado del juego entre la luz y la penumbra, y de él nace una experiencia de la luz más intimista, más introspectiva. El segundo bloque es un ‘Elogio de la penumbra’, que hace referencia a uno de los textos japoneses más influyentes en el diseño y la arquitectura, In’ei Raisan (1933) de Junichiro Tanizake. Un acercamiento al gusto nipón por las luces bajas, tan en contraste con Occidente, donde se apuesta por una experiencia de la luz más intimisa, más introspectiva, como una poética de la vida cotidiana. Las piezas de este bloque exploran la luz desde la baja intensidad. Porque la luz rellena espacios con sus sombras, así lo entiende la interiorista especializada en iluminación inmobiliaria Vanesa Casas, que expone una de sus piezas en este bloque. «Nosotros rellenamos un espacio con la luz. La luz también rellena y decora y viste».
El tercer bloque temático invita a reflexionar sobre la luz como elemento escultórico. En ‘Luz, forma y materia’, cada obra aborda un equilibrio propio entre coherencia formal, material y lumínica, definiendo su sentido del volumen la escala, la expresividad y la funcionalidad.
Luz entendida como expresión en el terreno de lo público es el tema que aborda el bloque ‘El resplandor pasajero’, un concepto que ha crecido en la actualidad con la proliferación de los espectáculos de luz que se prodigan en distintas ciudades.
El último bloque está dedicado a la sostenibilidad. En ‘La luz sostenible’ se muestran diversos proyectos donde la conciencia del respeto al medioambiente es el eje principal y creador. Es aquí donde se muestran propuestas lumínicas como la lámpara de Álvaro Catalán de Ocón, Premio Nacional de Diseño en 2023, hecha a partir de botellas PET recicladas por artesanos de Ghana. O los faroles de inspiración granadina fabricados con poliespán del estudio de Lucas Muñoz. O las lámparas de lana de María Abando Olarán. Y todos ellos documentados con la información sobre sus procesos de elaboración, fruto de la investigación particular de cada creador.
Berlín, ciudad invitada
Como ciudad invitada en esta octava edición del Madrid Design Festival, La capital alemana está presente en La línea del sueño con obras de diseñadores de la iluminación como González Haase AAS, que crearán una conexión con su aparición en Fiesta Design, y Frank Oehring, que presentará una instalación de su escultura lumínica del mítico ICC de Berlín.
«Todas las obras reunidas destacan por su innovación y su capacidad para transformar entornos a través de la luz, a partir de diversos modos de sentir y de construir elementos destinados a iluminar nuestro entorno», aclara el comisario de la exposición Javier Riera. «Así, la temperatura, la saturación, la intensidad se traducen en elementos emocionales, poniendo de relevancia el poder artístico de la luz: la luz como un elemento intangible pero que nos toca y que penetra en nuestra psicología mucho más allá de nuestra piel».
La línea del sueño podrá verse en el teatro Fernando Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa de Madrid hasta el 20 de abril.