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La música toma la calle en Navidad


Decía Frank Sinatra de Nueva York que es la ciudad que nunca duerme. Es cierto, pero no cuenta con el monopolio en vigilias del mundo urbano. Madrid, en Navidad más que nunca, cuenta con un programa de actividades que obliga a un estimulante esfuerzo que no lo es tanto. La música, como casi siempre en la capital del Reino, salta a las calles durante la Navidad.
Lo bueno de todo esto es que la propuesta cobija a multitud de opciones en lo que a gustos se refiere. El abanico cubre la mayor parte del calendario festivo y la pluralidad estilística que se avecina, hace del escaqueo un recurso poco factible.
El centro neurálgico se situará en los jardines del Cabo Noval, abrazando al Palacio de Oriente. El día de Navidad, a las 8 de la tarde Judith Borrás y Miguel Ángel Arqued serán los encargados de poner banda sonora a un día tan marcadamente familiar. La voz de soprano de Borrás y el delicado deslizar pianístico de Arqued prometen un recorrido lírico que por sí solo justifica el abandono de la calidez del hogar.
Un día después, a la hora en la que las actividades lucen más en domingo, justo al mediodía, La Orquesta Pinha repasará un repertorio en el que confluyen sensibles cadencias jazzísticas con algo de la sinvegonzonería más cabaretera. La propuesta de La Orquesta Pinha salta sin remilgos desde el un estilo tan poco dado a estridencias como el waltz al guiño a la libertad más reivindicativa que supone un género como el foxtrot, que alcanzó su mayor índice de popularidad allá por los locos años 20. La mejor forma de pasar una mañana entre guiños optimistas y celebraciones de buenrollismo colectivo.
Esa misma tarde, con el sol ya bajo el edredón, será el coro gospel Black Light el que llene de espiritualidad la tarde de Madrid. A las ocho de la tarde, este colectivo que aboga por la exaltación de la más tradicional música negra repasará clasico tras clásico mostrando de manera robusta su capacidad para hilar voces y para penetrar en el alma del más pintado.
El concierto de Black Light pondrá punto y final a una programación de más de una semana que ha pretendido que la calle no se convierta en un espacio de ocupación exclusivamente estival, sino en un lugar en el que se pueda disfrutar de la mejor música en unos días en los que disfrutar de la familia resulta más sencillo que el resto del año. Cálcense las orejas y salgan a disfrutar de los espectaculares atardeceres de la Villa. Les merecerá la pena.

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