Rocío Cañero no se recuerda sin estar relacionada con las artes plásticas. Empezó sobre las paredes de su cuarto cuando era pequeña, ganó su primer concurso de dibujo a los 12 y tuvo claro a los 16, que lo suyo no eran los bodegones de jarrones y manzanas. Esta madrileña con pinta dulce, se vuelve ácida y creepy cuando coge sus herramientas de trabajo y crea sus personajes.
Tras su paso por la Escuela Superior de Dibujo en Madrid, no ha parado. Cañero ha sido ilustradora en agencias de publicidad, editoriales y estudios de animación; y ahora compagina sus freelances con diferentes proyectos artísticos, algunos de ellos, junto a otros artistas como Manuel Donada (el de la portada puzzle de Yorokobu), o la creación de unas figuritas con sus diseños.
Su estética underground viene influenciada por millones de comics y fanzines de autores masculinos, de los que destacan Crumb, Basil Wolverton o Moebius pasando por la animación japonesa de Katsuhiro Otomo “…a mi unas buenas explosiones y unos personajes que se deforman al convertirse en masas de músculos y venas me vuelven loca!!”
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Eduardo Vea Keating, redactor creativo hiperactivo de DraftFCB, Chicago.