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La sagrada institución del matrimonio

Sujeto y Predicado fueron presentados en un concierto de Madonna un verano de hacía ya ni se acordaban, y desde aquel momento supieron que seguirían juntos toda la vida. Encajaban tan bien que todos sus amigos les envidiaban y les ponían como ejemplo de pareja perfecta.

Hasta que un día se cruzó por medio un simpatiquísimo y fornido profesor de step. Sujeto se volvió loco de amor y se fugó con él a un grupo sintáctico de las afueras. Y Predicado, roto de dolor por la ruptura, se enrolló por despecho con un grupo adverbial que le dio muy mala vida, pero una intensa actividad sexual. Cuentan que la RAE actuó de mediadora matrimonial y sentó a los tres en el diván de su consulta. Sujeto se reconcilió con Predicado y el fornido profesor de step, que resultó ser en realidad una coma entrada en carnes con muy mala leche, empezó a tontear con otros grupos sintácticos del lugar, en busca de carne fresca.
Puede que más de uno penséis que el amor no es eterno. Eso, claro, si hablamos de parejas humanas. Pero en estructuras sintácticas, amiguitos y amiguitas, el amor sí es para siempre. Así que quedaos bien con esta copla: Sujeto y Predicado nunca nunca nunca pueden ir separados por una coma en una oración. Salvo en dos excepciones que explicaré más adelante.
Me da igual si hacéis una frase con un sujeto larguísimo y vuestros pulmones necesiten un respirín para tomar aire. Oralmente es lógico que hagamos una pequeña pausa por razones fisiológicas: o respiramos o nos morimos, ley natural. Pero una cosa es el habla y otra la escritura. Según esto que os cuento, la siguiente frase es incorrecta:
*El cuñado de tu hermano que montó una asesoría en Soria hace diez años, se ha hecho cura.
¿Cuáles son las dos excepciones de las que hablaba arriba? Estas dos de abajo:
1) Si el sujeto es una enumeración que termina en etc.:
La trompeta, el saxofón, la tuba, etc., son instrumentos de viento
2) Si entre el sujeto y el predicado metemos un inciso:
El coche de María, que fue un regalo de Luis por su cumpleaños, está en venta.
Fuera de estos dos casos, el divorcio de sujeto y predicado no está bien visto. Romper parejas es una cosa muy fea y no lo vamos a hacer, ¿verdad? En algo hay que contentar a la Conferencia Episcopal.

Por Mariángeles García

Mariángeles García se licenció en Filología Hispánica hace una pila de años, pero jamás osaría llamarse filóloga. Ahora se dedica a escribir cosillas en Yorokobu, Ling y otros proyectos de Yorokobu Plus porque, como el sueldo no le da para un lifting, la única manera de rejuvenecer es sentir curiosidad por el mundo que nos rodea. Por supuesto, tampoco se atreve a llamarse periodista.

Y no se le está dando muy mal porque en 2018 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo Miguel Delibes, otorgado por la Asociación de Prensa de Valladolid, por su serie Relatos ortográficos, que se publica mensualmente en la edición impresa y online de Yorokobu.

A sus dos criaturas con piernas, se ha unido otra con forma de libro: Relatos ortográficos. Cómo echarle cuento a la norma lingüística, publicada por Pie de Página y que ha presentado en Los muchos libros (Cadena Ser) y Un idioma sin fronteras (RNE), entre otras muchas emisoras locales y diarios, para orgullo de su mamá.

Además de los Relatos, es autora de Conversaciones ortográficas, Y tú más, El origen de los dichos y Palabras con mucho cuento, todas ellas series publicadas en la edición online de Yorokobu. Su última turra en esta santa casa es Traductor simultáneo, un diccionario de palabros y expresiones de la generación Z para boomers como ella.

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