Según un estudio realizado por Check Point Software Technologies, en los últimos dos años casi el 50% de las empresas han sido objeto de ataques de la llamada ingeniería social. El ánimo de lucro es la primera motivación (phising, estafas diversas, etc.), seguida por el acceso a información confidencial o la obtención de ventajas competitivas, y en tercer lugar, con un 14% de casos, aparece un motivo insólito en un informe tan serio : la VENGANZA. Así, sin más. Pero ¿venganza contra quién? ¿y por qué?
Si usted escribe en Google “Fulano es un hijo de puta” obtendrá nada más y nada menos que 347.000 entradas corroborando ese hecho. Si, por el contrario, busca la cadena “Fulano es una bellísima persona” el resultado sólo arrojará 39.000 resultados.
Esto prueba que sobre Fulano se han publicado 10 veces más comentarios ofensivos que comentarios halagüeños, pero ¿significa eso que Fulano es realmente un asqueroso?
Vamos a llevarlo a un caso concreto, por si ello nos ayudara a entender el fenómeno:
“Juan ha matado a su madre con un cuchillo y ha defecado sobre el cadáver”: 28.000 entradas.
“Juan es un tío fenomenal, digno de que le erijan una estatua”: apenas 500 entradas.
Antes de que el lector avispado me señale la evidente falacia de este estudio, debo defenderme con otra observación, y es que las palabras con tintes negativos, incluyendo insultos, descalificaciones o verdaderas barbaridades, son más abundantes en los blogs que las de carácter optimista. ¿La razón? Según Check Point la venganza.
Venganzas de un compañero de trabajo, de un jefe, de una ex-pareja… Un caso que se repite a menudo es cuando alguien decide buscar en Facebook el rastro de alguien que le hizo la vida imposible en el pasado. Aunque el episodio tuviera lugar años atrás, la poca precaución de muchas personas al permitir etiquetados, o escribir en su muro, etc. ha terminado pulverizando reputaciones intachables.
Quien esto escribe, en su libro “Mundo Artificial” (Temas de Hoy) publicado hace casi 14 años, ya dedicaba un capítulo a la ingeniería social ¡Y Mark Zuckerberg todavía llevaba aparato en los dientes!. Por eso puedo afirmar que la venganza no es un plato, y por tanto no puede preferirse fría. Todos sabemos que en caliente sabe mejor un bofetón que un burofax.
La cuestión se agrava con la omnipresencia del “cloud computing” y de la maldita nube en general, pues ello no hace sino facilitar las cosas a los rencorosos vengadores cibernéticos sin dejar rastro o imposibilitando legalmente la intervención o retirada de contenidos maliciosos. La nube, he ahí el problema.
La nube nació con Hotmail, se consolidó con Gmail y hoy día es una amenaza tormentosa y cargada de resentimiento.
Hace una década la nube eran las páginas amarillas y las páginas azules. Cuando te enamorabas de una chica y le robabas su apellido en una “ingeniosa” conversación, cruzabas ese dato con el barrio en que vivía, y tras arduas horas de investigación obtenías cuatro o cinco candidatas. Llamabas por teléfono, hablabas con su posible abuela, impostando la voz, hasta que una de ellas encajaba. MATCH!!!!
Terminaré este post con un consejo, no sin antes citar a Mario Puzo: “Los amigos van y vienen… pero los enemigos se acumulan.”
Así pues, tenga cuidado… y si, a pesar de todo, se la juegan… ¡VÉNGUESE!
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Antonio Dyaz es director de cine