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El ‘Larousse Desilustrado’ de los políticos para esconder la verdad

Dice Noam Chomsky, lingüista y activista político, que siempre hay significados ocultos en las frases que oímos una y otra vez. «Cuando EEUU habla de democracia, lo que en realidad quiere decir es libre mercado», traduce Chomsky. «Y cuando habla de terrorismo se refiere a lo que ellos nos hacen a nosotros. Pero lo que nosotros les hacemos a ellos se llama libertad».

El objetivo de estas máquinas propagandísticas de gobiernos y empresas no es que entendamos, sino convencernos de que hemos entendido. Tanto que creemos saber sin saber, lo que es aún peor. No solo eso, la turbulencia promovida por medios y formadores de opinión nos hace dudar hasta de nuestras certezas. Aislados del mundo por una lámina invisible, como un astronauta dentro su traje presurizado.

Los ejemplos son infinitos. Pero es difícil, tan difícil como saber si hace ruido el árbol que cae sin testigos en medio del bosque. Porque mientras uno indaga puede toparse con distracciones sin fin: accidentes de coches, gatitos y perros juguetones o publicidades encubiertas de lo que sea. No solo el mensaje se ha vuelto esclavo de los negocios. Las palabras, también. El idioma se ha vuelto corporativo.

 

Primera entrega del Pequeño Larousse Desilustrado para los astronautas de hoy: 

 

Guerra asimétrica (política): la que libra una potencia mundial contra un país con burros y cabras.

Soundbite (medios): frase machacona que por repetición se convertirá en opinión generalizada.

Trading (finanzas): hacer negocios e inversiones no con bienes sino con pixeles.

Vivencial (medios): toda actividad que implique despegar los glúteos del asiento.

Think tank (política): grupo de intelectuales que fabrican las ideas que cimentarán las falsas verdades del futuro.

 

Pier Paolo Pasolini ya lo pregonaba en sus Cartas luteranas. «Un testamento filosófico, donde denuncia el advenimiento de una nueva forma de poder que ya no es el viejo fascismo ni la anquilosada Iglesia, sino uno muchísimo más eficaz: el poder consumista», explica la periodista Mercedes Halfon. Según el escritor y cineasta italiano, este cambio cultural es una propagación de la ideología de la clase media. Una mutación que disuelve las culturas populares, impidiéndoles comprenderse según sus propios códigos, aislándolos de su identidad propia. Como los astronautas.

Pero el fenómeno había empezado mucho antes, en el siglo XVIII. David Hume ya sospechaba que la progresiva instrucción de la población haría que cada vez sería más difícil de controlar: había que encontrar nuevos métodos. Sin embargo, quien hizo de esa idea un método fue el sobrino de Freud, Edward Bernays. Bernays comprendió que los estudios de su tío sobre el inconsciente eran perfectamente aplicables a las masas y, por tanto, de gran utilidad para la pujante industria estadounidense. Bernays se mudó a ese país y escribió un libro llamado Propaganda. Y así, solo y sin ayuda, inventó una nueva industria.

Bernays vio que la maquinaria propagandística que había influenciado a las masas durante la Primera Guerra Mundial podía ser útil en tiempos de paz. Pero como ‘la manufactura de consenso’ había sido excesiva y provocaba rechazo, Bernays la rebautizó ‘relaciones publicas’. Con el tiempo las flamantes relaciones públicas dieron lugar a publicidad, la publicidad al marketing, el marketing a la comunicación, la comunicación a los medios sociales y estos al nuevo brand journalism. Y aquí estamos hoy, orbitando la sociedad del espectáculo donde información y entretenimiento han hecho el amor y procreado el infotainment.

Pequeño Larousse Desilustrado, segunda entrega: 

 

Gobernabilidad (política): la capacidad de atajar el descontrol social de una nación.

Nueva estabilidad (economía): el próximo nivel de pobreza al que debe acostumbrarse la ciudadanía.

Externalidades (negocios): la devastación humana y material producto de una determinada actividad industrial feroz.

Conflicto posheroico (política): guerra en la que no existen ya intereses morales o éticos.

Sector informal (economía): el sector de los que sobreviven sin trabajo fijo en casillas de cartón.

 

Las circunstancias extremas de mediados del siglo XX produjeron eufemismos indispensables. Por ejemplo, cuando un soldado moría y sus restos eran tan diminutos que resultaban imposibles de identificar, el CO (comanding officer) designaba al muerto desaparecido en acción. Con el paso del tiempo, aquel CO se convirtió en CEO (chief executive officer) y ahora dirige una división empresarial. De este modo, el nuevo y eficaz idioma eufemístico –como la leche en polvo, las transfusiones y el radar— fueron permeando al mundo civil.  Al mundo de las corporaciones.

La modificación de la percepción de la realidad –lo que hoy denominamos ‘discurso’, ‘narrativa’, ‘storytelling’— había entrado en vigor incluso antes, para controlar a los millones que día a día exigían más derechos y realizaban huelgas constantes. La respuesta lógica era reprimir esas manifestaciones, pero Bernays y sus amigos calcularon que, dado el tamaño actual de esas poblaciones obreras, la violencia a gran escala engendraría el caos. Entonces, los fabricantes de consenso enfocaron el problema de forma científica.

Crearon un manual para la desarticulación de huelgas llamado Mohawk Valley Formula. Este comenzaba con: a) una campaña propagandística en que familias pulcras, oficinistas laboriosos y líderes templados y visionarios representaban el bienestar y los valores establecidos. Entonces los medios: b) acusaban a los huelguistas legítimos de agentes extranjeros o de portadores de ideologías foráneas ávidos de subvertir la paz y el orden, y: c) luego se creaba un contracomité de sindicato que defendía el derecho a trabajar. Y por si acaso: d) se intimidaba a los huelguistas por medio de las fuerzas del orden. La estrategia fue un éxito rotundo.

Esa combinación de leguaje, imagen y psicología de masas podría utilizarse para disolver todo tipo de oposición y, de hecho, podemos verlo a diario en cualquier noticiero, en cualquier canal y a cualquier hora. Solo los términos se fueron modernizado: los agentes extranjeros y portadores de ideologías foráneas pasaron a ser espías comunistas, los espías comunistas dieron paso a los extremistas, y los extremistas a los estados terroristas.

 

Pequeño Larousse Desilustrado, tercera parte:

 

Liderazgo comunicacional (medios): presencia desquiciante de una marca  en los medios.

Contabilidad creativa (economía): alteración delictiva de las realidades económicas.

Estrés hídrico (política): combinación de sed y sequías de tal intensidad que ponen en peligro la supervivencia de toda una población.

Inteligencia financiera (finanzas): espionaje económico legalizado.

Aleatoriedad controlada (política): las diferentes formas de descalabro  previstas por los analistas desde sus respectivos spas.

Podemos saber que Sierra Leona está carcomida por luchas entre distintas facciones belicosas, pero seguimos sin comprender que la lucha real se debe a que ese país es un importante exportador de diamantes. Y si oímos que Cabo Verde es el próximo paraíso turístico, nadie se ocupa de aclararnos que el único producto de exportación de esas islas es Cesárea Evora. Así lo ha señalado magistralmente El Roto en una viñeta donde un hombre ordena a su subordinado: «Informe de los hechos, pero que no se entienda».

Pero no se inquieten, ahora mismo nuevos ideólogos están reunidos en sus oficinas creando las palabras y el lenguaje pasteurizado que nos impedirán comprender del todo las realidades del futuro. Un futuro donde nuestras mentes distraídas creerán saberlo todo, pero nuestras almas intuirán –como Sócrates— que en realidad no sabemos nada.

 

Ilustraciones: Pat Wasi

Por Claudio Molinari

Claudio Molinari es escritor.

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