Cada persona mantiene una cuota cuadriculada y administrativa en su vida. De su magnitud depende la capacidad de organización o el imperio del caos si esa organización brilla por su ausencia.
Hay decenas de maneras de colocar cada pieza en su sitio, pero la agenda es las más clásica –y el regalo perfecto para los pringados que no saben qué comprar en Navidad–. Además, por mucho que los calendarios digitales sean prácticos, en un libro de papel se pueden dibujar garabatos.
Errata Naturae ha querido asesinar el carácter gris de las agendas con dos ejemplares peculiares. El primero es la agenda cultural de las estaciones, un ejemplar que tiende a ser un libro y que ha sido escrito por Iván de los Ríos e ilustrado por David Sánchez. El segundo es La Resistencia, una agenda política convertida en un quién es quién y qué es qué del activismo de los últimos siglos.
El cultivo de la cultura
Explican los editores de Errata Naturae, Irene Antón y Rubén Hernández, que «la palabra cultus, que en latín significa ‘cultivo’, dio lugar a la palabra ‘cultura’. Así que la cultura y el cultivo son casi una misma cosa. Cuando cultivas un huerto, siembras, riegas y cuidas un cachito de tierra para conseguir que allí
crezca algo, fructifique y te alimente».
Por eso, encargaron a Iván de los Ríos una agenda que, cada semana, plantase una semilla de conocimiento en su propietario. Para todos ellos, el germen del poso cultural que manejamos está en los libros, las series, la música o las películas que cada uno devora. A partir de ahí se modela la identidad de cada cual.
Iván de los Ríos cuaja las páginas de esta agenda de píldoras que hablan de PJ Harvey, Fargo, Woody Allen, The Cure, Eric Rohmer o Franz Schubert y todas, claro, relacionadas con el momento del año en el que están insertadas. «Pocos autores pueden escribir sobre tantos temas de manera tan personal. Su estilo es único y tiene una formación variada: es profesor de filosofía, amante de la cultura popular y un erudito que nunca pierde el humor», explican Antón y Hernández.
La combinación con las ilustraciones de David Sánchez configuran un conjunto que repasa un buen número de la imaginería de la cultura popular de nuestro tiempo. «Nos gusta pensar que no solo hacemos una agenda sino que hacemos un libro, con todo lo que ello implica», dicen.
La concepción de esta agenda, de este libro, de lo que quiera ser este volumen, respondió a una apertura de horquilla temática con respecto a la del año pasado, que se centraba en referencias literarias. «De forma paralela se nos ocurrió la idea de las estaciones, para darle una lógica interna a la agenda. A partir de ahí, Iván empezó a crear los textos y David los dibujos. Los dos con libertad total para dejarse llevar por el tema».
El libro incluye también numerosas referencias relativas a las estaciones que van desde la mitología al refranero pasando por un compendio de las migraciones de algunos animales o unas cuantas sugerencias de viaje para cada época del año.
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La agenda del insurrecto
El segundo artefacto de Errata Naturae es una adaptación del Verso Radical Diary and Weekly Planner, una agenda semanal trufada de perlas de conocimiento relativas a la historia del activismo de los últimos tiempos.
Irene Antón y Rubén Hernández piensan que «es la primera agenda política que se publica en nuestro país. Es un proyecto que conocíamos y que nos gustaba mucho, así que decidimos comprar los derechos para publicarla en España. Sí que hemos adaptado algunas de las efemérides a nuestro país, que no se encontraban en el original. Nos parece que es un proyecto necesario y motivador».
Han bautizado a esta edición española como Agenda 2018 La Resistencia e incluye referencias y explicaciones tanto de «grandes hechos como pequeños gestos que contribuyeron a cambiar la historia, para mejor y para la mayoría, en todo el mundo», señalan sus editores. «La Comuna de París, la Segunda República Española o la independencia de la India, por supuesto, pero también la noche que pasó Thoreau en la cárcel por oponerse a subvencionar a un gobierno esclavista o la detención de Rosa Parks tras negarse a viajar en las zonas reservadas para los negros en los autobuses».