David Lynch no concibe su obra en el cine y la televisión sin las artes: la pintura, arquitectura y el cine están presentes desde Cabeza borradora hasta Twin Peaks: El retorno.
David Lynch dijo:
«Una historia reúne fragmentos de ideas que surgieron en distintos momentos».
Esos fragmentos no surgen de la nada. Cada uno es fruto de una experiencia vital, una casualidad, una intuición o el impacto de las artes en los sentidos. Un ejemplo de lo que hablamos es el vídeo David Lynch y las 7 artes, que muestra cómo algunos de los elementos del universo Twin Peaks tienen su origen en la pintura, la arquitectura, la fotografía y el cine que ama el director de Mulholland Drive.
Lo cierto es que el método creativo de David Lynch no es distinto al que emplean los guionistas de Epic Movie o Disaster Movie, pero hay una diferencia importante.
Para Lynch, cada escena tiene valor por sí sola, como una pequeña obra de arte y, además, está engarzada con las demás para contar una historia. El público de Twin Peaks no necesita conocer las fuentes de inspiración de Lynch para entrar en la historia o verse afectado por las sensaciones de las imágenes. Lynch no te pide que recuerdes El crepúsculo de los dioses o una pintura de Magritte. Estas y otras obras están integradas en la filmografía del director y, particularmente en Twin Peaks.
Los guionistas de Epic Movie apelan a la memoria del público: colocan un gag —sin valor por sí mismo— detrás de otro y espera que la audiencia ría al recordar el referente. Una película paródica que realmente aspire a hacer reír necesita un hilo conductor, una estructura que contenga los chistes, y estos funcionarán mejor cuantas menos referencias haga a obras ajenas, cuestiones del momento o personajes de fama efímera.
Puesto que anteriormente hablamos de las fuentes literarias de Twin Peaks, aquí y nos acercaremos a la influencia de las artes visuales. En concreto, al contenido del vídeo y algo más.
Camille Monet fue la esposa y musa de Claude Monet. Cuando ella murió a los 32 años por cáncer o tuberculosis, según distintas fuentes, Monet, destrozado, la pintó en su lecho de muerte.
El retrato de Camille Monet muerta es uno de los fragmentos de ideas que cimenta Twin Peaks.
Laura Palmer muerta está retratada con la cabeza inclinada a la derecha del cuadro, al igual que Camille. Al ojo sugiere la vieja idea de que la mirada a la derecha remarca el presente. El dolor en el momento en que se siente no es un dolor recordado.
El plástico que envuelve a Laura recrea los colores del sudario de la musa muerta.
Por otro lado, y como el público de Lynch sabe, el nombre de Laura es un homenaje a la Laura de la película dirigida por Otto Preminger.
Mucho antes que el primer capítulo de Twin Peaks el público había visto otras muertes en el cine y en las series, pero pocas, por no decir ninguna, sobrecogen como el rostro de Laura Palmer cuando el plástico es apartado. Quizá porque Lynch, también pintor, supo hacerse con el dolor de Monet. Un dolor real y no imaginado. Por esto, no es raro que la imagen de Laura Palmer muerta siga cautivando.
Francis Bacon consideraba que la pintura debía «capturar un instante en toda su violencia y toda su belleza». Violencia y belleza que estremecieron a David Lynch cuando vio por primera vez las pinturas de Bacon en 1966. Una sensación a la que vuelve cuando recuerda el momento.
Cuando años después Lynch comienza el largo rodaje de Cabeza borradora, en la película aparecen la desolación y las deformidades concebidas por Bacon. Desde entonces, Bacon ha estado presente en el cine y la televisión de David Lynch.
«Ver un cuadro de Magritte es darse cuenta de que la realidad no es como creemos que es. Una suerte de trampantojo en el que lo obvio no existe», escribe Galo Martín en Yorokobu.
En el cine y la televisión de Lynch tampoco existe lo obvio. Lynch rompe con los clichés y no ofrece al público lo que está esperando ver a continuación. No es raro que Lynch quedara fascinado por El hada ignorante de Magritte y los tomara como referencia escoger el rostro de Laura Palmer, la habitación roja y la esfera.
En El hada ignorante, la vela arroja oscuridad y la cortina roja está tras el muro, no delante, o quizá, quién sabe, la joven está en un escenario. La duda que despierta Magritte parece inspirar la pregunta que Mike Gerard (el hombre con un brazo) hace al agente Cooper: «¿Es el futuro o es el pasado?».
Max Ernst fue el primer pintor que adoptó la propuesta de André Breton de crear un nuevo arte con el surrealismo como técnica, es decir:
«Automatismo psíquico puro por cuyo medio se intenta expresar verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento. Es un dictado del pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral».
Una película o una serie no pueden funcionar a través del automatismo psíquico, pero Lynch no descarta incluir las visiones o intuiciones que surgen durante el rodaje como apariciones fantasmagóricas.
Lo más interesante de Ernst es cómo toma la realidad y la deconstruye, como en El elefante de Célebes. A la vez es un elefante y no es un elefante.
El interés de Lynch por Ernst le llevó a presentar el cortometraje Desire (1947) filmado por el pintor (a partir del minuto 1:04).
[embedyt] https://www.youtube.com/watch?v=9dUd_va9yRA[/embedyt]
Edward Hopper es quizá el pintor más influyente en el cine y la televisión de Hollywood. Hitchcock, Terrence Malick y Walter Hill son algunos de los directores que de manera directa han construido visualmente escenas a partir de pinturas de Hopper. Por supuesto, David Lynch, con quien, además, comparte temática: la observación de la América profunda y la desolación en una sociedad industrializada.
Pero ¿por qué Hopper gusta al cine? Hopper congela un momento cotidiano y nos coloca en él como si fuéramos observadores casuales desde cierta distancia.
En el capítulo 8 de Twin Peaks: El retorno hay distintas referencias a Hopper: los jóvenes en el porche, la gasolinera, la llegada de un extraño a la radio. Pero la intención de Lynch no es ponernos en los zapatos de un espectador casual, sino en la piel de una presencia inquietante.
Aunque David Lynch no lo menciona, los estudiosos de la fotografía encuentran en Twin Peaks de 2017 referentes a la fotografía del paisaje industrial que nació con el matrimonio Hilla y Bernd Becher. Estos artistas expusieron sus trabajos en la Tate, el Guggenheim y el MoMA, entre otros espacios para exposiciones.
Hilla y Bernd Becher fotografiaron torres de agua, almacenes de carbón, tanques de gas y fábricas.
Para observar la influencia del matrimonio de artistas en Lynch, basta acercarse a la obra fotográfica del director de Blue Velvet. La diferencia está en el afán documental de los Becher frente a la intención de Lynch de inquietar (abajo).
Lynch, también fotógrafo, ama los paisajes que muestran la desolación industrial. En una entrevista dijo:
«Si me dijeras: «¿Vamos a Disneyland o a ver una fábrica abandonada?», iría a la fábrica. Realmente no sé por qué. Simplemente parece un gran lugar para establecer una historia».
David Lynch dijo:
«Amo a Billy Wilder. Sunset Boulevard (El crepúsculo de los dioses) en concreto. La he visto una y otra vez. Amo esta película y el mundo creado por Billy Wilder».
El amor que Lynch siente por El crepúsculo de los dioses está presente en la puesta en escena en el mundo en blanco y negro con la chica gorda de la bola. Norma Desmond (Gloria Swanson) podría vivir más allá de la habitación roja.
También, como expone el vídeo, Lynch no duda en recrear escenas del filme de Wilder para conseguir determinados efectos, como mostrar el desconcierto del personaje al recibir una invitación a no se sabe dónde por un personaje extraño.
David Lynch ha declarado:
«Fellini consigue con el cine lo que la mayoría de los pintores abstractos, es decir, comunicar una emoción sin decir ni mostrar nada de forma directa, sin explicar nada, solo por una especie de pura magia».
Es la intención de Lynch. En Atrapa el pez dorado, Lynch recuerda cómo surgieron algunas de las imágenes más conocidas por el público. Imágenes que no obedecen a la lógica. Por esto, es un error pretender entender las películas y series de Lynch. De hecho, su intención no es que entienda, sino que el público sienta.
Con lo dicho, no es raro recordar las palabras de Jim Jarmusch:
«Nada es original, roba de cualquier sitio que te resuene con inspiración o alimente tu imaginación. Devora películas viejas, películas nuevas, libros, pinturas, fotografías, poemas, sueños, conversaciones al azar, arquitectura, puentes, señales de tráfico, árboles, nubes, cuerpos acuáticos, luces y sombras. Escoge solo cosas para robar que le hablen directamente a tu alma. Si haces esto, tu trabajo (y robo) será auténtico».
Justo esto es lo que hace David Lynch: roba aquello que habla a su alma y lo devuelve a nosotros como lo siente.
«Medio lapona, medio esquimal, medio mongola», parodiaba Joaquín Reyes y recuerda Pablo Gil en un…
Si eres un imperio, la única verdad de la que puedes estar seguro es que…
El Conde de Torrefiel es un proyecto escénico que fluctúa entre la literatura, las artes…
Les gustaba leer, pero nunca encontraban tiempo. También les gustaba quedar y divertirse juntos, pero…
La tecnología (pero no cualquiera, esa que se nos muestra en las pelis de ciencia…
La ciudad nos habla. Lo hace a través de las paredes, los cuadros eléctricos ubicados…