Cinta Vidal creció pintando por los rincones de su casa. A los 16 y un poco por casualidad, como suele ser la vida, le abrieron una puerta a su futuro. «Mi hermana mayor trabajaba esporádicamente en el taller de escenografía Castells i Planas. Un día me pidió que la sustituyera y allí encontré un mundo fascinante», recuerda la artista. Al poco tiempo se convirtió en aprendiz y con paciencia, mucho cariño y su paso por la escuela Massana, los hermanos Castells le enseñaron el oficio.
Cinta colabora con el equipo del taller pintando telones y escenografías para obras por todo el mundo, cada una con un estilo y un tamaño muy diferente, que hace que tenga que estar continuamente adaptándose. Pintan con pinceles largos como escobas y sobre unas dimensiones que pueden superar los 18 x 10 metros. «Es un trabajo de equipo, si no sería imposible y aún más agotador», aclara.
Actualmente está pintando para un proyecto en Asia. Y además, pinta obras de menor tamaño, pero no de menos calidad, en las que trata de representar los diferentes puntos de vista de un mismo mundo.
Las perspectivas de estas pinturas cambian constantemente mostrando un mundo imposible que recuerda a las litografías del Holandés M.C. Escher. «Cuando tenía 19 años apareció un libro suyo por casa. Aluciné, como todo el mundo. Tenía un domino brutal de las leyes de la perspectiva y creó ilusiones ópticas brillantes, pero hay otras influencias como Caravaggio o Vermeer que me encantan por su dominio de la luz. También me gustan las ambientaciones de Miyazaki y los murales de Aryz», explica la catalana.
Estas obras que reflejan un mundo sin gravedad han tenido gran éxito. Mostró esta serie en Miscelanea, en Barcelona y a raíz de eso y la aparición en varios medios, le han llamado para hacer exposiciones más allá de las fronteras españolas. «Se me está llenando el calendario con más encargos de los que puedo realizar», añade.
Para la realización de sus trabajos tiene la suerte de contar con dos espacios, como ella dice, uno limpio y otro sucio. El limpio donde dibuja y escanea, y otro sucio donde lija, barniza y pinta; siempre tratando de mantener un horario y una disciplina que no es fácil de cumplir pero que desde luego, está teniendo muy buenos resultados. Se mire como se mire.
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