El terremoto del pasado marzo, el peor desastre que azotó Japón desde la Segunda Guerra Mundial, tiene muchas imágenes de devastación tras el tsunami con un parecido escalofriante a las fotos tomadas después de las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki. Pero entre el fango y el barro de la destrucción han surgido en algunas de ellas, como una flor de lotto, una estructura ceremonial japonesa que marca la separación entre el cielo y el infierno que ahora viven muchos japoneses.
El pasado 15 de marzo, 6 días después de la tragedia, comenzó a circular a través de los medios sociales un mensaje titulado What the f@#k is that arch made of ?, que luego utilizaron algunos periódicos (como el Daily Mail) para encabezar reportajes fotográficos ad-hoc. En esa comparativa se afirmaba que dos fotografías tomadas con muchos años de diferencia mostraban la milagrosa supervivencia de un «pórtico» en la ciudad japonesa de Nagasaki.
Según el mensaje, la primera fotografía muestra que la estructura sigue en pie después de que la ciudad fuera destruida por la explosión de una bomba atómica en 1945, mientras que la segunda fotografía muestra el mismo pórtico, de nuevo en pie, después del tusami de marzo.
Las fotografías son auténticas; pero, en realidad, no representan el mismo pórtico. Ni siquiera el mismo lugar.
El tipo de estructura a que se refieren como un “arco” o pórtico es en realidad un torii, una puerta tradicional japonesa que marca la frontera entre el espacio profano y el sagrado y que comúnmente se encuentra a la entrada o, a veces, dentro de un santuario sintoísta. Los japoneses, además de pórticos sagrados, los ven como talismanes para alejar los malos espíritus y atraer la buena suerte.
La primera fotografía muestra un torii en Nagasaki después de que cayera la bomba atómica sobre la ciudad el 9 de agosto de 1945. La misma fotografía está incluida en numerosos sitios históricos sobre el bombardeo y fue tomada por el fotógrafo del ejército Yosuke Yamahata, que comenzó a registrar la devastación de la ciudad el 10 de agosto de 1945, un día después de la explosión.
Sorprendentemente, algunas estructuras en el radio de un kilómetro permanecieron de pie, como este pórtico del Santuario de Sanno, a sólo 800 metros del hipocentro de la explosión.
Tradicionalmente, los torii estaban hechos de madera o piedra, pero hoy en día pueden ser también de hormigón armado, cobre, acero inoxidable u otros materiales. Por lo general, pueden estar sin pintar o pintados de rojo bermellón con un dintel superior en negro.
El de Nagasaki era sin duda de piedra, pues si hubiera sido de madera se hubiera quemado sin remisión y si fuera de acero hubiera quedado como las estructuras cercanas de la Mitsubishi Steel, que “fueron dobladas y retorcidas como la gelatina, lo que indica una fuerza más allá de la imaginación” escribiría el Teniente norteamericano RJ Battersby, autor del informe sobre los efectos de los bombardeos, dos meses después.
Sin embargo, la segunda fotografía, la del Tsunami, no muestra el torii de Nagasaki, sino más bien otro torii que está en el santuario de Kozuchi, en la ciudad de Otsuchi, en la prefectura de Iwate, Japón. Otsuchi fue devastada por el terremoto de marzo. Esta ciudad se encuentra a 1.300 kilómetros de Nagasaki, justamente en el otro extremo de la isla.
Pero el de Otsuchi, que era de hormigón, no fue el único torii que quedó en pie tras el seísmo y sus consecuencias. Estos elementos se han convertido en símbolo de prosperidad y buena suerte y su uso está muy extendido por todo Japón.
Y ahora más que nunca, para mostrar la fortaleza de un pueblo ante los desastres y cuya figura impertérrita invita a elevarse al mundo de los dioses desde la profundidad de los escombros. De hecho, este mismo torii de Otsuchi sirvió posteriormente para ilustrar, en otra comparativa fotográfica, la increíble reconstrucción de la zona sólo 3 meses después del seísmo.
En el caso del torii de Nagasaki, no fue tampoco el único que resistió el embate de la explosión atómica. Otro torii del Santuario de Sanno, también quedó en pie, aunque reducido a sólo un pilar y una parte del dintel.
Así ha permanecido en esa posición, con una de sus patas cercenadas pero en perfecto equilibrio, hasta hoy, quedando en medio de un barrio de Nagasaki reconstruido con edificios más modernos; un torii de una sola pierna que se ha conservado como un recordatorio de las destructivas fuerzas, esta vez humanas, que se llevaron por delante la ciudad.
Fuentes y fotos: Wikipedia, snopes, Daily Mail, Japan Focus y TGAW
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