Categorías
Creatividad Ideas

Les Chevalets: despacito y buena letra

El casco antiguo sevillano pide un andar reposado, que permita disfrutar de la quietud de una mañana de sábado soleada. Un trazado urbano de callejuelas estrechas e iglesias góticas mudéjares acompaña al caminante.
Junto a la Plaza de San Marcos y dejando atrás la bellísima iglesia del mismo nombre, entramos por la calle Bustos Tavera. Lugar en la antigüedad de caballerizas, corrales de artesanos, conventos e incluso, temporalmente, del Tribunal de la Santa Inquisición, Bustos Tavera es hoy uno de los espacios más creativos e innovadores de Sevilla. El Tribunal desapareció hace siglos y las antiguas caballerizas y corralones son hoy espacios de creación colectiva donde escultores, pintores, diseñadores gráficos, músicos y actores comparten lugar e intercambian ideas.
En el número 26, oculto tras un portón de madera, encontramos el taller de ‘Les Chevalets, House of Letterpress’, un espacio colectivo de diseñadores gráficos, artistas e ilustradores que apuestan por la recuperación de la imprenta tipográfica tradicional desde la óptica del siglo XXI.
En palabras de Marta Pérez, Fátima González y Abel Martín, cabezas pensantes del proyecto, Les Chevalets desea ser no sólo una imprenta a la antigua usanza sino “un espacio activo para el diálogo, la formación, el aprendizaje y la experiencia de este oficio”.
[pullquote class=»left»]«Ahora hay más interés y curiosidad por saber el cómo y quién produce lo que acaba en nuestras manos. Esta actitud no está limitada al ámbito artístico, es un acto de consumo responsable y una toma de conciencia de los procesos de producción no industrializados»[/pullquote]
¿Podríais contarnos algo de vosotros, quiénes sois, de dónde venís, a dónde queréis ir?
Vamos, venimos y por el camino…
Una vino de Navarra pasando por Madrid y ya es sevillana de adopción, otro del Aljarafe fue a Barcelona donde se cruzó sin saberlo con otra que también pasaba por allí, al final todos nos reencontramos en Sevilla. Formaciones y experiencias diversas, interiorismo, diseño, publicidad, etc. convergen en una misma pasión y un mismo lugar.

¿Cómo surge el proyecto Les Chevalets, House of Letterpress?
Surge en la que fue una de las imprentas sevillanas más importantes de mediados del siglo XIX, la Imprenta Álvarez, hoy convertida en Asociación Cultural. Allí tuvo lugar una especial y motivadora charla en la que Juanjez y Roberto, de la Familia Plómez, explicaban con pelos y señales el periplo hasta convertirse en lo que son hoy, un colectivo de diseñadores y tipógrafos amantes de la tinta, el plomo y la madera. Algo nos echaron en los botellines que al salir de allí ya nos habíamos convertido a su religión. Gracias al entusiasmo y las facilidades inagotables de nuestro compañero y amigo Alejandro Rojas empezamos a invadir poco a poco su espacio en LAB Sevilla.
¿Cómo fue el proceso de adquisición de los materiales y aparatos de impresión? Supongo que no sería fácil…
La primera adquisición fue un “puñao” de tipos de madera. Curiosamente, al tiempo, en un bar de los de tiza y serrín, decorado con carteles taurinos de los años 60, descubrimos que estas tipos pertenecían a la imprenta Álvarez (de nuevo, el destino…).
Vale, tenemos letras de madera ¿y ahora qué?
De un contacto a otro, Rastreator (alias Marta) nos llevó hasta Las Trianeras (una imprenta Adana Manual y otra Heidelberg automática), que eran de un impresor que dio el salto al mundo digital y renegaba del metal. Nos dijo literalmente, “si tenéis alguna duda o problema con las máquinas, a mí no me llaméis”.
Poco a poco fuimos completando la familia con chivaletes, tipos de plomo, tórculo y demás utensilios. Lo cierto es que fue más fácil de lo que imaginábamos y lo mejor es que a día de hoy podemos decir que el 99% de nuestro material proviene de Sevilla. Un orgullo tratándose de una ciudad con una tradición editorial e impresora muy, muy fuerte.
[pullquote class=»left»]«Lo artesanal nos proporciona una mezcla de sensaciones que nos pedía, por un lado el cuerpo, oxidado de tanto ordenador y deseoso de tocar, y por otro, la mente, necesitada de experimentar y crear de una manera diferente»[/pullquote]
¿Cómo ha sido el proceso de aprender a manejar unas máquinas que llevaban años dormidas? ¿Alguna anécdota? 
Sin pensarlo dos veces, pedimos ayuda a los precursores de este lío, La familia Plómez, que acudieron rápidamente al rescate de sus descendientes, como ellos nos llamaban, con una medio imprenta montada y ni idea de cómo empezar a utilizar todo el material que habíamos conseguido. Fue un fin de semana intenso en el que aprendimos muchísimo y sobre todo, nos quitamos miedo de encima, sin perderle respeto, claro.
También tenemos la suerte de contar con los sabios consejos y truquitos de los hermanos Muñoz, vecinos impresores genio y figura que continúan la tradición familiar que fundó su padre el siglo pasado.

¿Qué os llevó, en plena era digital, a volver a lo artesanal? ¿Qué aporta lo artesanal que no proporciona lo digital?
Una mezcla de sensaciones que nos pedía, por un lado el cuerpo, oxidado de tanto ordenador y deseoso de tocar, y por otro, la mente, necesitada de experimentar y crear de una manera diferente.
Estas técnicas tradicionales de impresión al estar, de alguna manera tan limitadas, aportan un desarrollo mayor de la creatividad. Aunque muchas veces sea ensayo-error, aprendes y descubres cómo mejorar la lectura con la composición, acabados difíciles de encontrar hoy en día, materiales reinventados, manipulados hechos a la medida de cada necesidad.

Supongo que también pasaréis por momentos desesperantes… ¿en qué situaciones echáis de menos lo digital?
En eso ya no pensamos, eso es pasado, jejeje… Hay que entender cuando trabajas con esta técnica que estas limitaciones son retos para conseguir acabados realmente originales. De todas formas vivimos y trabajamos en la era digital, muchos de los diseños que acabamos produciendo artesanalmente provienen de una idea, nuestra o del cliente, diseñada previamente en ordenador, así que es un ir y venir constante.
En otros muchos ámbitos artísticos, de un tiempo a esta parte se ha experimentado una verdadera explosión por lo vintage… ¿Simple moda pasajera o cambio de tendencia? ¿Porqué creéis que sigue fascinando lo antiguo?
Los procesos industrializados, con resultados espectaculares muchas veces, acaban resultando impersonales o poco diferenciados entre ellos. Vivimos momentos de involución en el terreno político, social, económico… Ahora hay más interés y curiosidad por saber el cómo y quién produce lo que acaba en nuestras manos. Esta actitud no está limitada al ámbito artístico, es un acto de consumo responsable y una toma de conciencia de los procesos de producción no industrializados. Dicho esto, no creemos que sea una moda vintage, la imprenta ha venido para quedarse, es más, nunca se fue.

¿Qué tipo de encargos os suelen hacer? ¿En qué tipo de productos veis que encaja vuestro proyecto?
Hacemos mucha papelería corporativa; invitaciones, etiquetas, carteles; también estampación textil y serigrafía. Los encargos más elaborados como el packaging son muy disfrutados, hemos hecho desde carátula de cd hasta un bolso en cartón para guardar kit de tejer. Aún nos faltan muchas cosas por probar: tintas especiales, flúor…
¿Podrías contarnos algo de vuestro proceso de trabajo, desde que un cliente os solicita un encargo hasta su desarrollo final?
Depende mucho del tipo de cliente, por ejemplo los diseñadores gráficos suelen venir con los deberes bien aprendidos, conocen la técnica y la manera de sacar el mayor partido a la misma.
Pero lo habitual es que vengan con ideas, nosotros explicamos y mostramos la gran variedad de materiales, papeles y acabados, ahí es cuando los dejamos bloqueados y empezamos a asesorar en función de presupuesto, objetivos, requisitos técnicos, etc.
En muchas ocasiones intervenimos en el proceso previo de creatividad, diseño y/o composición. En otros casos compartimos mano a mano con el cliente alguna fase del trabajo, como por ejemplo que él mismo venga y componga con tipo de plomo el texto de su tarjeta de visita.

Les Chevalets no es sólo un taller de imprenta, también lo concebís como un espacio de encuentro y creación… ¿qué ideas tenéis para potenciar la sala?
Efectivamente es un espacio no solo habitado por unos locos que imprimen haciendo mucho ruido y dejando olor a disolvente, también en este espacio en la planta de arriba conviven diseñadores, programadores y copywriter, contagiados de esta pasión, creando una sinergia muy rica.
El espacio, su ambiente y su gente ha propiciado exposiciones, talleres, charlas, incluso cine de verano.
El taller se encuentra en un antiguo corralón de artesanos, recientemente rehabilitado, donde tenemos pared con pared a pintores, restauradores, orfebres, etc.
 
El ambiente cultural en Sevilla parece estar de nuevo en plena ebullición ¿Cómo creéis que encaja vuestra propuesta en este ambiente? ¿Cómo está siendo la acogida de vuestra iniciativa? 
Encaja a la perfección, no somos los únicos en la ciudad que intentamos hacer cosas artesanales dándole el valor que merecen y eso genera comunidad. La acogida es muy buena y surgen proyectos de colaboración con otros gremios como textil, ceramistas o carpinteros, cosa que nos parece una oportunidad muy enriquecedora.



Salir de la versión móvil