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Curso exprés para ser un ‘librepensador’ de andar por casa

En este mundo rebosante de certidumbres, admitir que no sabemos es una rareza. Y pese a toda la información a nuestro alcance muchos aún tenemos la sensación de estar más perdidos que nunca. Los librepensadores sostienen que nuestras certezas deben basarse en la lógica, la razón y el empirismo. No en dogmas u otras formas del pensamiento estandarizado.

Pero nuestra mente es perezosa. Tiene la costumbre de aceptar todo a pie juntillas o negarlo todo de plano, y después echarse en la silla y apoyar los pies en el escritorio, segura y satisfecha por haber acallado sus dudas rápida y eficientemente. Para señalarte el norte, aquí va esta guía rápida para convertirte en un librepensador en el tiempo que preparas un café instantáneo.

Alimenta bien a tu cerebro

El cerebro es como el intestino. Hay que alimentarlo con productos de calidad. Si le damos noticias, procesará noticias. Si le damos poesía, recitará poesía. El cerebro puede calcular la trayectoria de un cohete a Marte o contabilizar marcas de vermut. Por cierto, tanto el cerebro como el intestino tienen neuronas. Lo cual no habla muy bien de aquél como única fuente del conocimiento.

Elige libros

Pero no uno de Dan Brown. Sus libros están hechos de frases cortas, directas, de puro estilo publicitario. Uno de Proust, en cambio, es una continuidad de frases engarzadas acerca de la sensibilidad y la experiencia humana, con sus matices y contradicciones. Hay ideas que no pueden alzar vuelo en formatos cortos. Por eso Twitter es el medio preferido de los políticos autoritarios.

Evita el diseño

Casi todo objeto diseñado emite información y ego como si fuera una radio. Un producto sobrediseñado es un grito desesperado en busca de atención. Y cuando estos objetos chillan –como chillan ropas, muebles y electrodomésticos— ponen en marcha las asociaciones que la mente realiza de forma automática. Dificultando, por ejemplo, la lectura de los consejos de G.I. Gurdjieff a su hija (que inspiraron esta lista de bolsillo).

Cómete un tomate con aceite

O una patata hervida o un huevo duro. No te cuelgues con platos sofisticados. La cocina es el nuevo diseño. Y tanto la comida con personalidad como los alimentos super saludables son fuentes inagotables de información innecesaria.

Busca rincones salvajes

Puede ser un valle o un jardín, pero asegúrate de que haya insectos y bichos. Si te fijas bien, comprobarás que nuestro mundo ha sido construido a escala humana: por humanos y para humanos. Incluso los paisajes y bosques de hoy se diseñan. En cambio, la naturaleza emite información fractal, es caótica. Si Dios existe, seguro que no estudió diseño industrial.

Escucha música sin patrones reconocibles

Turca, vietnamita, sioux, jazz, incluso clásica contemporánea. Esta elección no tiene nada que ver con la World Music que escuchaba Ray, el personaje de Alta Fidelidad que adoraba todo lo que fuera alternativo. Los patrones rítmicos y melódicos infrecuentes entrenan la mente para el pensamiento divergente. Y para ideas de mayor envergadura sintáctica que un like, un lol o un whatthefuck.

No al primer pensamiento

Todo lo contrario al First thought, best thought por el que abogaba el poeta Allen Ginsberg. Elegir lo primero que viene a la mente está muy bien como proceso creativo, pero no sirve para reflexionar. El primer pensamiento suele ser el eco cercano de una idea ajena. También debemos evitar etiquetas y clasificaciones. Son otros formatos adquiridos para que la mente siga pensando en términos de mercado.

Haz amigos diferentes

Malabaristas, troskistas, churreros, médicos sin fronteras, polis, masajistas, agentes de bolsa, astrólogos. Da igual, no seas prejuicioso. Todo el mundo tiene razones para hacer lo que hace. Enfrentarse a lo diferente es un ejercicio de adaptabilidad. Y la adaptabilidad es el crossfit del intelecto.

Huye de las discusiones

Los animales huyen del peligro y solo se enfrentan cuando se ven arrinconados. ¿Por qué? Porque un enfrentamiento es un desperdicio de energía y, además, puede tener consecuencias irreversibles. Como dijo Colby, el famoso espía y jefe de la CIA: «Mi trabajo es escuchar la opinión de los demás. Yo sé de sobra lo que pienso».

 

Pierde el tiempo

Ni meditación ni metafísica. Simplemente esto: cuantos más muebles hay en una casa, menos lugar hay para moverse. Lo mismo pasa en nuestras cabezas. Hay que vaciar el disco duro. Evitar el clutter (la acumulación de cosas innecesarias). Si la adaptabilidad es el crossfit del intelecto, perder el tiempo es la Marie Kondo de la creatividad.

Consíguete un brasero

Además de alejar a los mosquitos, el fuego tiene la capacidad de ralentizar las charlas. El fuego crea calma, promueve la intimidad y la paciencia. El diálogo frente al fuego nos ayuda a llegar a nuestros recovecos desconocidos. El fuego mata el monólogo. Y además sirve para que quemes ese novelón de Dan Brown que te regalaron para las navidades.

Porque, contrario a lo que dijera Madonna, no vivimos en un mundo material. Son las ideas las herramientas que utilizamos para interpretar el mundo. Pero demasiadas ideas también pueden perjudicarnos, sobre todo si se agolpan en nuestro subconsciente haciéndonos creer que son certezas y que nos pertenecen. La mejor manera de pensar libremente es no saber.

Un famoso cuento japonés relata la visita de un erudito a un maestro zen. El erudito quería saber qué era exactamente lo que enseñaba aquella extraña rama del budismo. El maestro, sin decir palabra, cogió la tetera y llenó una taza hasta colmarla. El visitante se quedó mirándolo sin comprender. «Esto es lo que enseñamos», dijo el maestro. Y con, un golpe de muñeca, vació la taza.

Por Claudio Molinari

Claudio Molinari es escritor.

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